¿Quieres que te dé una fórmula para el éxito? En realidad es muy sencillo. Dobla tu tasa de fracaso. Estás pensando en el fracaso como el enemigo del éxito. Pero no lo es en absoluto. Puedes sentirte desanimado por el fracaso o puedes aprender de él, así que adelante, comete errores. Comete todos los que puedas. Porque recuerda que es allí donde se encuentra el éxito.
–Thomas J. Watson. Fundador de IBM—
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Todos sabemos (intelectualmente) de la virtud de los fracasos, de los errores, de intentar cosas nuevas e improbables. A veces es el sentido del ridículo el que nos disuade de intentar cosas nuevas (= buenas) y de ir forjando un buen Ridículum Vitae. Otras veces es el simple miedo a no conseguir lo que uno quiere. Pero… ¿cuántos de nosotros actúamos realmente de acuerdo a este conocimiento? Yo no, desde luego.
Hubo un tiempo en que no escribía aquí para no hacer el ridículo. Hubo un tiempo en que no decía cosas para no parecer ridículo. Y todo eso me volvía todavía más ridículo (en el mal sentido de la palabra, que también existe). Pero esto ha de cambiar. Pero este ha de cambiar.
Del dicho al lecho, hay mucho trecho, como decía Juan Bonilla en uno de sus cuentos. Así que he creado una nueva regla, una más, que haga operativa mi decisión de aumentar mis fracasos. Pretendo cometer consciente y deliberadamente un buen número de fracasos todos los días.
¿Cómo? Usaré una intención de implementación.
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Intención de implementación para mi intención sobre la meta de aumentar los errores
Empezaré con una cuota limitada de fracasos-errores-pifias-resultadosinesperados; pongamos 1/día (aplico el principio del Kaizen). A partir de ahí podré ir aumentando gradualmente la dosis, para que no me mate (me canse, aburra, me eche atrás).
La primera semana, para habituarme a este cambio, la cuota será cero. En la segunda semana, ya estaré obligado a cometer el error pactado diario y los 7 semanales.
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No tengo que cometer un solo error por día, pueden ser más; si un día no cometo un error, tendré que compensar otro día de la semana de tal manera que el número de fracasos semanal sea como mínimo de 7.
Para aumentar el compromiso, iré informando de mis resultados semana a semana.
Este experimento durará 5 semanas. Después de ello, y de manera darwiniana, mantendré el objetivo, o bien lo eliminaré despiadadamente y se convertirá en un cadáver más de mi poblado cementerio de experimentos fallidos.
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Artículos de la serie Fracasa más, fracasa con gracia:Fracasa más, fracasa con gracia Informe de fracasos al 14.1.13 Ridículum vitae Mentalidad experimental y sentido del rídiculo James Altucher y su ridículum vitae Algunas ideas para fracasar con gracia Cómo asumir riesgos con inteligencia El fin justifica los miedos TonteOrías las justas El poder de la mediocridad Revisión final del proyecto aumentar los fracasos Hiperaprendizaje con primeras versiones de mierda
Hola! ¿De qué tipo de errores estamos hablando exactamente? ¿Hacer algo erróneamente deliberadamente podría servir? No veo que utilidad puede tener.
Yo la frase de Watson la interpreto más como intentar hacer cosas nuevas, lanzarse a la piscina y encontrarse con que no hay agua. Por eso creo que habría que matizar el propósito un poco más.
Si haces cosas verdaderamente nuevas, estás dando un salto al vacío, y posiblemente fracasarás, no obtendrás los resultados esperados; es decir, cometerás errores. Por supuesto hay grados.
Un «error deliberado», tal como lo entiendo, significa hacer cosas con una baja probabilidad de éxito, con alto grado de incertidumbre. Son a priori cuasi-errores, acciones que saldrán mal en un gran número de casos y que no tendrán resultados positivos; por eso los llamo deliberados.
El reflejo natural del ser humano es evitar el fracaso más que propiciar el éxito. Mi propuesta es circunvalar este instinto comprometiéndonos a experimentar con posibilidades poco prometedoras o novedosas (que viene a ser lo mismo) y permitiéndonos fracasar repetidamente.
De un fracaso obtienes feedback, y con ello aprendizaje. De un éxito rutinario no obtienes nada nuevo, excepto la satisfacción. Quien tiene éxito todos los días en todo lo que hace es alguien que está en un entorno muy estable o en un entorno muy controlable y limitado.
El fracaso duele, produce insatisfacción; el éxito nos satisface, nos confirma en lo que ya sabemos.
Mi propuesta es buscar deliberadamente acciones que nos conducirán al fracaso. No se trata de buscar el fracaso por el fracaso, sino de contar con el fracaso y considerarlo necesario como camino hacia el éxito.
En resumen, creo que el «fracaso» es un impostor.
Yo quiero ser la razón de tu fracaso 😀
Que interesante!!! Creo que haré lo mismo… 🙂
Empiezo desde ya ajajaj
Iba a poner un post con el sentido que ha puesto Cristina, o así lo entiendo yo también. Un fracaso aleatorio sirve de poco. Tratar de fracasar x veces por semana al buen tun tun … ¿a dónde lleva? Otra cosa sería ponernos ante una lista de cosas deseadas y luego fracasar tranquilamente, pero con un propósito, una dirección. Si no, es puro masoquismo.
No es masoquismo. Es el reconocimiento de que la innovación, el crecimiento y muchas veces el éxito dependen de intentar cosas poco probables y por tanto fracasar muchas veces.
Watson de IBM no era ningún masoquista; tampoco lo son muchas empresas innovadoras, que saben que a priori no se pueden connocer los productos o servicios que tendrán éxito en el mercado, y por ello financian simultáneamente muchos proyectos, algunos con baja probabilidad de éxito y muchos contradictorios entre sí.
Esta es, por ejemplo, la estrategia de google, una estrategia darwinista de sacar el mayor número posible de productos y esperar que sea el mercado quien los seleccione y decida cuáles sobreviven. Es casi imposible saber qué productos o servicios tendrán éxito, por eso hay que sacar muchos.
En la dimensión personal, el equivalente de sacar muchos productos al mercado de los que pocos tienen éxito es el fracasar muchas veces con acciones variadas.
El que nunca fracasa o el que fracasa muy poco es porque no sale de la zona cómoda y segura.
La aversión al riesgo es muy humana, y por eso mismo es necesario ir contra esa tendencia.
De un fracaso sonado aprendes mucho más que de cien éxitos rutinarios. Además, cada fracaso te permite rechazar alguna hipótesis o supuesto sobre el mundo. Los éxitos sólo te confirman en lo que ya crees saber.
¿Te imaginas un científico haciendo una y otra vez el mismo experimento porque siempre confirma lo que sabe?
Cuando el experimento no sale, aprendemos algo. Algunos de esos experimentos pueden generar mucho valor y conocimiento.
Así lo entendí yo;
Ve a por el miedo…atraviesa la linea que separa lo cierto de lo incierto… de lo tenebroso… date cuenta que detrás de ella las cosas están igual que delante y que cruzarla te servirá para ver que una parte de nuestra mente hace todo lo posible para crear espantapájaros! Si fracasas, algo se habrá movido, en ti o en otros… circunstancias nuevas, oportunidades nuevas… avance si o si, o delante o atrás, pero no congelado,. Si adelantas, genial… si no , se aprende a coger el impulso para fracasar «mejor» 🙂
Hay un dicho que ora así; «El «no» ya lo tienes ve a por el si» se podría decir de forma similar : El fracaso ya lo tienes ve a por el éxito! Sobre todo cuando haz visto que los fracasos imaginarios te han hecho fracasar «de verdad» por no enfrentar a los espantapájaros.
Hoy intente fracasar… lo hice.!!!.. Y en varias ocasiones, No se… como crucé la linea y no se cayo el mundo ( a pesar de las fechas que atravesamos 12 del 2012 😉 ) creo que logre el efecto contrario, Me gusto la sensación de superarme y ser un poco picara jajaja. Mi intención fue bastante atrevida dadas las circunstancias 😉
Y si no fracaso a pesar de mi intención? Que hago? Es que no es tan fácil fracasar a propósito, si no te sientes como fracasado puede que sea algo imposible. 🙂 Mientras observe los fracasos intencionados de Homominimus, (ha prometido tenernos informarnos ) seguiré haciendo mi camino según el compás que bombea en mi pecho…este loco corazón que tanto ha aguantado ya…
A.
Instantes
Si pudiera vivir nuevamente mi vida.
En la próxima, trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido de hecho.
Tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos, haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos…
Iría a más lugares a donde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios.
Yo fui una de esas personas que vivió
sensata y prolíficamente cada minuto de su vida,
claro que tuve momentos de alegría…
Pero si pudiera volver atrás, trataría de
tener solamente buenos momentos,
no te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos que nunca iba
a ninguna parte sin termómetro, una
bolsa de agua caliente, un paraguas
y un paracaidas, si pudiera volver a vivir,
viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir comenzaría
a andar descalzo a principios de la primavera
y seguiría así hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesitas,
contemplaría más atardeceres y jugaría
con más niños…
Si tuviera otra vida por delante.
Pero ya ven, tengo 85 años y sé que me estoy muriendo.
Jorge Luis Borges
Esto me recuerda un episodio del dibujo de la Familia Addams. Te recuerdas que en la Familia Addams todos los valores son invertidos? En este episodio, el padre desea desesperadamente fracasar, para que sus hijos estén orgullosos de él. Pero él solo tiene exito en todo lo que hace, y se siente frustrado. Hasta que, al fin, su hija le dice: «Papa, tu és un fracasado! Tu has fracasado en fracasar!». Y él, entonces, se alegra.
Yo no me siento preparada a intentar fracasar aún más de lo que fracaso todos los dias (aún que yo esté escribiendo públicamente en un idioma que no domino). Pero pienso que esta idea és muy buena no solo para lograr más exitos a largo plazo, pero principalmente para sacarnos de la necessidade de perfección a toda costa. No querer ser perfecto saca de nosotros un gran peso.
Excelente la referencia de la familia Adams. Muy divertido.
En cierta manera, son valores invertidos los que estoy proponiendo, es cierto; no solo sobre nuestro concepto del fracaso sino también sobre la autoestima y otras ideas similares. Creo que me has dado una idea para una serie de artículos sobre valores invertidos.
En cuanto a tu español, muy bueno, no estás fracasando apenas.
Tienes razón también en la relación entre la tolerancia de la imperfección y el fracaso. Si fuéramos menos perfectos, nos iría mejor. Y esto es el tema de otro artículo…
Alentador lo que leo. Deduzco, para mi satisfacción, que el error está en no cometer errores, y dado que por naturaleza los comete más quién más hace, pues empezaremos por actuar. Sin saber explicarlo como aquí se hace, comparto esa necesidad de «echarme a la piscina» si verdaderamente quiero hacer real alguna de mis aspiraciones, y si de todas ellas se cumple una, pues ni tan mal. No obstante, creo que muchas veces el miedo está mas dirigido al ridículo o a un sentimiento de incomprensión que al fracaso.
De acuerdo.
http://homominimus.com/2011/11/12/mentalidad-experimental-y-sentido-del-ridiculo/
¡¡¡UAAAAAAAEEEEUUUUAAAAUUUUuuuu!!!
Gracias por el enlace. Cierto y últil.
Saludos
Que interesante! Creo que haré lo mismo…