Una tonelada de experimentación, un kilogramo de intuición y un gramo de teoría.
–Homo Minimus
Es complicado vivir en un mundo con tantas ideas. La densidad de datos e información es casi insoportable y para cada problema tenemos mil soluciones. Y lo peor/mejor es que podemos acceder a esas soluciones en un clic de ratón. No es extraño pues que nuestras mentes sean hervideros de teorías: muchas y contradictorias y de calidad variable.
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Algunos no podemos dar un paso sin tener una teoría. Aunque nada sea más práctico que una buena teoría, el problema/bendición es que no tenemos una sola teoría, tenemos demasiadas. Para todo tenemos varios procedimientos y para todo tenemos varios modelos.
Y está bien que tengamos modos de orientar nuestra acción. Pero siempre que nuestras teorías o nuestros modelos del mundo no nos abrumen y nos hagan pasar por alto lo que tenemos delante de las narices. El peligro de las teorías explícitas, verbales, codificadas, es que nos ahorren el trabajo de pensar, sentir y experimentar. Son un atajo, a veces un atajo que acaba en un callejón sin salida.
Alguien dijo: «No me gusta tu revolución si no se puede bailar». Alguien más podría decir: «No me gusta tu teoría si no ha surgido de mis torpes pasos». Pero no es eso lo que hacemos; no mantenemos una saludable actitud escéptica hacia nuestras teorías, sino que las tomamos como un cálido manto acogedor que nos protege del azote del mundo y evita que nos tengamos que ensuciar con el barro de los problemas reales, los obstáculos reales, la ambigüedad y la confusión.
Así que estamos sometidos a una tensión entre la necesidad de teorías para orientarnos y la necesidad de experiencias para fundamentarlas, corroborarlas y hacerlas nuestras.
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Me ha gustado mucho el post. Me «toca» en temas que tengo en la cabeza en estos momentos.
He dado con el libro PENSAR DEPRISA, PENSAR DESPACIO de Kahneman que creo que toca temas que tienen que ver con el post. Todavía no lo he leído, pero lo espero ansioso.
«El peligro de las teorías explícitas, verbales, codificadas, es que nos ahorren el trabajo de pensar, sentir y experimentar.»
Habrá gente que actúe sin pensar, pero a algunos nos pasa lo contrario. Probablemente el mejor lema publicitario que haya visto es el de JUST DO IT. Y el más profundo.
El libro de Kahneman es muy bueno. Pero con este artículo voy más en la línea de un libro llamado ‘Cerebro de liebre, mente de tortuga‘, de Guy Claxton. Kahneman habla del sistema 1 y el sistema 2, el sistema intuitivo basado en heurísticos y el sistema analítico-lógico. En el libro de Claxton, en cambio, se hace la oposición entre el sistema rápido (analítico-lógico) y el lento (contemplativo, experiencial, asociativo).
En resumen, el libro de Kahneman responde a la pregunta: ¿Nuestro sistema 1 inconsciente nos lleva a comportamientos irracionales?
El de Claxton: ¿podemos ser más inteligentes pensando menos?
El lema que propondría Guy Claxton sería una mezcla del «Just do it», para adquirir conocimiento por ósmosis, por experiencia directa, y el «Don’t do it, just sit down», que animaría a tolerar la lentitud de las formás más contemplativas y asociativas de conocimiento.