Entrenando a Mr. Hyde

Coraje es hacer lo correcto sin importar cómo te sientes.

~Doctor Paul

Podríamos reducir el elemento esencial de los procesos de cambio personal a un simple problema: cómo hacemos lo que (creemos que) sabemos que hay que hacer en el momento oportuno nos sintamos con ganas o sin ellas.

Este es también el hilo conductor de nuestro Curso de Perseverancia y las misiones que nos hemos propuesto hasta el momento.

No es tan prioritario encontrar la  estrategia o técnica perfecta para la tarea o proyecto entre manos como el impulsarnos a hacer algo que intelectualmente sabemos o creemos saber que es lo correcto.

Podemos equivocarnos en qué es lo correcto, pero mi experiencia y la de muchos es que es mucho más difícil ejecutar que planear o buscar la información necesaria, en especial cuando lo correcto y lo importante o lo que más efecto tiene es difícil o requiere esfuerzo. Esta suele ser la norma.  El que nuestra estrategia o técnica esté equivocada, no es gran problema, pues a través de un proceso de ensayo y error podemos ajustarla hasta obtener un resultado suficientemente bueno.

Un ejemplo: todos sabemos que tenemos que hacer para mantener la salud física, al menos los elementos clave. El problema de alguien con sobrepeso no se resuelve comprando más libros, ensayando con nuevas dietas, buscando al entrenador personal perfecto o acudiendo a un curso de crecimiento personal donde el resultado suele ser crecer…sí… pero cinco centímetros… a lo ancho.

Lo esencial es actuar de acuerdo al conocimiento que disponemos. Este es el verdadero cuello de botella del cambio, la capacidad de autorregulación (o voluntad), no el conocimiento, que generalmente está disponible de forma rápida y barata. De hecho, si quieres profundizar y encontrar la solución perfecta la cacofonía de técnicas y opiniones contradictorias puede sumirte en una suerte de  parálisis por el análisis.

Un caso personal

La semana pasada me sorprendí haciendo algo bueno, aunque inintencionado y ciertamente inesperado:

 Sé que para conciliar mejor el sueño es importante evitar la televisión o los podcasts o las pantallas brillantes, sin embargo suelo llevarme el portátil al dormitorio y eso hace que me duerma  más tarde. Esa noche, no sé por qué, no me llevé el portátil. El resultado fue que me dormí en menos de cinco minutos y me desperté a la hora habitual pero mucho más descansado y relajado.

A la mañana siguiente, me di cuenta del hecho y establecí la relación:

No aparatos electrónicos en la habitación  —> Me duermo antes.

Me pregunté por qué no podría hacer esto todos los días. Puede ser que estuviera más cansado de lo habitual y que el no haberme llevado el portátil no tuviera nada que ver, pero en todo caso, seguro que las distracciones en forma de pantalla en el dormitorio no son buenas.

Esta es  la secuencia:

  1. Sé que algún comportamiento es bueno.
  2. Sé que debería hacerlo.
  3. Sé que no lo hago.
  4. Lo hago, quizá accidentalmente, una vez.
  5. Pero no vuelvo a repetir el comportamiento bueno o lo hago de higos a brevas.

¿Cómo conseguiría hacerlo habitualmente, no por mero accidente?

Me di cuenta de que si respondiera a esa pregunta habría dado un gran paso en el desarrollo de mi  capacidad de autorregulación.

Como voy siendo día a día más consciente de la necesidad de tomarme el tiempo necesario para los problemas complejos, me limité a escribír en una hoja en blanco  la pregunta y la dejé en barbecho esperando la respuesta:

“¿Cómo consigo que un comportamiento deseable que hago por accidente  o a veces  deliberadamente se quede conmigo?”

El comienzo de la respuesta: la chica y el muñeco

Ese mismo día, surfeando en un descanso de mi sesión de pomodoros me encontré con un artículo de Entusiasmado que me llamó mucho la atención y se quedó en mi cabeza: Cada acción que realizas es un paso al futuro.

En este artículo cuenta el caso de una chica, Veronica Chaos, que en internet se ha hecho famosa teniendo sexo con un muñeco.

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La artista: Veronica Chaos

La chica explica cómo llegó a hacer una cosa tan extraña:

“Bueno, es una carrera que ocurre paso a paso, es como si  el personaje de Leonardo DiCaprio en El lobo de Wall Street, que gradualmente se convierte en un artista del engaño,  en vez de acabar cometiendo  fraudes ilegales acabara con un muñeco eyaculando sobre él con su pene mecánico.”

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La conclusión de Entusiasmado es la siguiente:

«Cada acción que realizas es un paso hacia tu futuro … Esa chica no comenzó practicando el sexo con un muñeco después de conversar con él. A algo tan extraño solo se llega poco a poco. A cualquier cosa que esté lo suficientemente distante de lo normal solo se llega poco a poco

«Nadie empieza robando un banco. Nadie empieza siendo un gran maestro del ajedrez. Nadie empieza quedándose con el dinero de miles de personas. Nadie empieza siendo premio Nobel de literatura. Cada acción que realizas es un paso hacia tu futuro.«

Veronica Chaos llegó a la situación  poco a poco, paulatinamente, fruto de  las circunstancias y de ocurrencias por el camino que le animaban a seguir en esa senda; es decir, llegó  profundizando en una dirección que no pudo prever y en la que cada paso le fue conduciendo poco a poco a un resultado sorprendente y muy alejado de lo común.

Hay una famosa anécdota de un torero Juan Belmonte que ilustra este mismo concepto en forma jocosa:

«Una tarde en que Juan Belmonte no toreaba, subió al palco de la presidencia, acompañado de su amigo, para presenciar la corrida desde allí. Al entrar en el palco el presidente, a la postre Gobernador Civil, le saludó con cariño y les dio los mejores asientos. Cada vez que el presidente se dirigía a él lo hacía con el tratamiento de “don Juan”. El amigo de Belmonte no comprendía bien todo aquel comportamiento del presidente. Cuando acabó la corrida le preguntó a Juan la razón, y Belmonte respondió:

— Es que fue un antiguo picador mío.

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— ¿y cómo ha llegado de simple picador a presidente y gobernador?

Belmonte, con su típica ironía, contestó:

— Pues ya ves, degenerando».

El artículo sobre la chica que tenía relaciones con un muñeco en internet y la anécdota del picador que llegó a gobernador civil quedaron  rondando en mi mente durante varios días y me pusieron  en la pista del enigma que me había propuesto resolver. Si a muchas cosas raras (la chica del muñeco) e inmorales (gobernador civil, político) se llega poco a poco, degenerando, quizá también se pueda llegar a cosas más saludables y morales de igual manera, y quizá deliberadamente.

De palos, zanahorias, liderazgo y el fuego de Plutarco

Pasaron varios días y seguía con la incógnita. Una tarde de un día de trabajo, en la que había pasado el día siguiendo mi rutina itinerante,  me vino a la mente una idea mientras paseaba,:

En el artículo de la semana anterior había escrito sobre la estructura del Yo, sobre los distintos personajes que “nos habitan” y que tenemos que coordinar para dotar de una cierta coherencia a nuestros actos y llevar a término nuestros proyectos.

En especial, hablé sobre los distintos nombres, que en las tradiciones religiosas, la filosofía, la psicología  y la literatura se han dado a la parte intuitiva, inconsciente, espontánea de nuestra psique, lo que Daniel  Kahneman ha llamado Sistema 1 o Jose Antonio Marina llama “Yo ocurrente”.

La historia del desarrollo individual y casi podríamos decir que de la civilización es un intento de domar a esa parte no racional de la naturaleza humana: el caballo negro desbocado de Platón que tiende hacia lo material y lo sensual, el Ello de Freud gobernado por el principio del placer, el elefante ingobernable que toma el camino que más le apetece en cada momento, el diablillo que siempre aconseja  hacer lo más fácil y placentero y que se caracteriza por su miopía temporal, o el Mr. Hyde de Robert Louis Stephenson, el oscuro y violento alter ego del Dr. Jeckyl.

Todas estas son imágenes para la parte irracional de la mente humana, la parte indómita de nuestra naturaleza, el animal que llevamos dentro, «el burro que podemos acercar a la fuente pero al que no podemos obligar a beber si no tiene sed»… y esa expresión  me recordó a una frase de Plutarco:  «La mente no es una vasija que haya que llenar (de órdenes, de contenido, de ideas) sino un fuego que hay que encender.»

¿Cómo podría generar ese fuego y luego dirigirlo en la dirección que conviniera al Dr. Jeckyl? ¿Cómo conseguir que el burro tenga ganas de beber.

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Water is free! por Pawsitive_Candie_N en flickr: https://flic.kr/p/9iEYMT

Esta imagen del burro que tiene sus propias apetencias me condujo a otra pregunta sobre la  doma de animales. ¿Cómo es posible que se pueda enseñar a una foca  a hacer malabarismos o a un león a pasar por un aro o a un caballo a ejecutar movimientos casi de ballet?

¿Cómo es posible si  el domador o entrenador humano ni siquiera tiene la herramienta de la comunicación verbal, si el animal no atiende a razones –ni siquiera puede comprenderlas– y tiene generalmente su propia agenda, muchas veces desconocida ?

Con el burro está claro el método: palo y zanahoria. Castigo y recompensa. Estos son las formas de comunicarnos con un burro.

Los sociólogos o psicólogos industriales o especialistas en liderazgo dirían algo parecido en lenguaje técnico respecto a la gestión de personas en las organizaciones: “hay que generar una estructura de incentivos que motive a los trabajadores a alcanzar las metas de la organización”.

Si extrapolamos estas ideas al caso de la autorregulación el equivalente sería crear un sistema de castigo y recompensa para uno mismo, para que el Yo ejecutivo o planificador se comunicara con el Yo Ocurrente o Mr. Hyde y le llevara por el camino correcto. En el artículo multas y peajes de la autorregulación: sé el guardia de tráfico de tu mente ya hice algún intento de implantar el palo para regular mi conducta.

Nunca castigues a un aprendiz

Aunque el castigo o su amenaza sea la receta tácita no confesada para el liderazgo en la escuela y organizaciones empresariales, sabemos por experiencia que el castigo es muchas veces contraproducente, que genera resentimiento en los subordinados y en el aprendiz.

Si la queremos aplicar el enfoque del palo y la zanahoria a nuestro Mr. Hyde,  puede ser incluso peor, va a encontrar resistencia. Es muy fácil que nuestro anarquista interior se sienta amenazado y se muestre reacio a seguir las órdenes  del Yo Ejecutivo o Yo Planificador.

Aunque parezca ceder a las órdenes, a las reglas autoimpuestas o mandatos, es seguro que será temporalmente y que cuando ceda la presión o el Yo Ejecutivo esté distraído minará los esfuerzos, tergiversará las órdenes o empezará a hacer «merecidas» excepciones.

En mi Santo Grial de la formación de hábitos (técnica fundamental de la creación de hábitos) hablé de introducir la conducta deseada entre la aparición de una necesidad (el detonante) y su satisfacción (la recompensa), de tal manera que si no cumplo la acción que quiero convertir en hábito me retiro la recompensa.

Detonante (necesidad) —> Acción (que quiero convertir en hábito) —>      Recompensa (satisfacción de la necesidad)

Por ejemplo, para instalar el hábito de meditación matutina, introduzco la meditación de diez minutos entre la necesidad de sentirme limpio y fresco por la mañana y la ducha, de tal manera que siempre medito diez minutos antes de ducharme. Y si no medito un día, no me ducho.  Otro ejemplo:  si no he andado diez mil pasos al final del día me quedo sin cenar.

Pero esta retirada de la recompensa se puede interpretar como un castigo; una lectora del blog, Amparo, exponía el siguiente reparo a motivarse a través de castigos:

“Mis experiencias de meditación nunca han durado más de tres días. Y tengo una duda: ¿es imprescindible el castigo por inacción? No creo en los castigos, no creo que sirvan para nada, como medio de aprendizaje. Pero lo cierto es que, a pesar de mi convicción de las bondades de la meditación, no he conseguido el hábito de meditar. ¿O acaso es un prejuicio personal?”

La reticencia es acertada y creo que impone una importante limitación a la aplicación del palo en el ámbito de la autorregulación.

En el contexto social de las organizaciones modernas se considera –al menos de cara a la galería–  que el castigo o el miedo son malos motivadores de las personas, que no sacan lo mejor de ellas y que no crea una cultura de colaboración, además de minar la motivación intrínseca en el trabajo.

Así que a pesar de haber avanzado en la solución de mi problema: —“¿Cómo consigo que un comportamiento deseable que hago por accidente  o a veces  deliberadamente se quede conmigo?”— me encontraba en un  punto muerto.

El Yo Ocurrente ataca de nuevo

El Yo Ocurrente tiene su propia dinámica y si algo le interesa te va a proporcionar ideas o impulsos que puedes aprovechar. Tiene mala prensa pero es parte fundamental de la psique y es un generador de asociaciones, a veces sorprendentes, que se pueden usar como palancas en la solución de problemas .

El caso es que no mucho más tarde el elefante, mi Yo ocurrente, me proporcionó la clave que me puso en la pista definitiva:

Burros, caballos, focas, niños, mascotas, maridos, etc., terminan aprendiendo a comportarse como el domador o  domadora desean. Me resultaba un poco chocante comparar a Mr. Hyde con una mascota o con un burro o una novia con carácter, así que pensé que sería mejor compararlo con un animal con mejor prensa… con un delfín.

El delfín me es más afín

Quien haya presenciado un espectáculo de delfines en un acuario no puede dejar de maravillarse sobre las monerías (ok, delfinadas) que es capaz de ejecutar el animal.  Una espectáculo en el delfinario es un festival de pasadas por el aro, piruetas, giros sobre sí mismo, y hasta bromas entre entrenador y delfín.

¿Cómo han conseguido compenetrarse tan bien? Vale que el delfín es uno de los animales más inteligentes de la creación, con un cociente de encefalización  (relación peso cerebro – peso cuerpo ) solo por debajo del del hombre y con sofisticados sistemas de comunicación dentro de la especie. Pero, ¿cómo logra comunicarse y coordinarse tan bien con su compañero humano en sus actuaciones?

El método de entrenamiento es revelador

Supongamos que el domador quiere que el delfín salte varios metros por encima del agua o haga algún tipo especial de pirueta. El animal normalmente está en la piscina nadando al azar de un lado a otro. No va a encontrar ningún delfín que espontáneamente a la vista de un aro en el momento que el domador lo diga, salte el aro o ejecute la pirueta. En los océanos no hay aros y Mr. Hyde, quiero decir, el Señor Delfín, no va a tener motivación especial inscrita en sus genes para saltar a través de aros;  sus genes no encuentran la relación entre saltar a través de aros y la supervivencia o reproduccion.

Para ejecutar un comportamiento complejo, el domador empieza con una aproximación muy simple al número que quiere ver ejecutando al delfín. Mete un aro bajo el agua de un color brillante que llame la atención del delfín. Después se sienta a esperar.

Cuando el delfín se acerca a menos de un metro, el domador le regala casi inmediatamente una sardina o alguna otra chuchería para delfines. Esto hace que el delfín tenga ahora una razón para volver a por más. El domador saca el aro y lo lleva a otro lugar de la piscina.

Espera.

El delfín es probable que esta vez tarde menos en acercarse al aro. Cuando el delfín se acerca, el entrenador le obsequia de nuevo. Y lleva el aro a otra zona.

La siguiente vez, el delfín se acerca buscando la sardina pero esta vez el domador no le refuerza.

Espera.

El delfín sigue por las inmediaciones del aro dando vueltas, a ver si suena la flauta,  hasta que por casualidad en alguna ocasión pasa a través de él.

El astuto amaestrador se precipita a recompensar al delfín. ¡Bien!

Una vez que el delfín aprende a acercarse a los aros y pasar a través de ellos, el entrenador eleva el aro fuera de la superficie. Si el delfín pasa por él, otra sardina.  Más adelante, sigue subiendo el aro y añade nuevos elementos si es necesario, de acuerdo a la pirueta o comportamiento que ha visionado para el espectáculo.

Al comienzo de cada número hay una clave visual que le indica al delfín lo que se espera de él (el aro, por ejemplo, pero podría ser un movimiento especial de brazos o alguna otra señal diferenciada), cada paso es recompensado, pero una vez que un paso intermedio se ha dominado se deja de recompensar.

 Si el delfín no ejecuta bien lo que se espera de él, o si comete algún error, ¿qué ocurre? ¿Una descarga eléctrica? ¿Un golpe con una vara? No.

Simplemente silencio.

Recuerda, nunca castigues a un aprendiz. Los errores no se penalizan y una vez dominado un paso intermedio solo se recompensa un paso más avanzado del proceso.

Pero hay un elemento que se nos olvida y que es fundamental antes de empezar. En este video en inglés se explica. Yo te traduzco lo más importante abajo:

Reportera: Lo creas o no, puedes usar las mismas técnicas que usas con tu perro en casa para entrenar a un delfín de 250 kilos en Seaworld. Todo consiste en recompensar los buenos comportamientos y forjar una muy buena relación.

Reportera: Cuando se entrena a un animal el paso más importante es construir una relación especial entre el entrenador y el animal.

Entrenador: para interaccionar con estos animales tenemos que construir una relación de confianza fuerte.

Con refuerzos positivos puedes animar, motivar y crear animales llenos de energía que quieran estar contigo.

Reportera: La clave de esta técnica de entrenamiento es simple: recompensa al animal con cosas que le guste, como frotarle en la espalda o una ducha de gotas. Cada animal disfruta de cosas diferentes.

Entrenador: para seleccionar los mejores refuerzos y motivarlos pasamos un montón de tiempo observándolos y también mucho tiempo interactuando codo con codo  viendo lo que les gusta y lo que no.

Reportera: El castigo no es parte del programa, tampoco la palabra “no”.

Entrenador: “No,no,no” no motiva más que “Sí, sí, sí”. Si soy capaz de decir más “sí, sí, sí” voy a tener más suerte construyendo una relación fuerte con el animal.

Reportera: El entrenamiento con refuerzo positivo es simple y funciona. Al final el entrenamiento es tan satisfactorio para el delfín como para el entrenador.

Entrenador: no hay nada tan motivador como ver al animal mirándote a la cara cuando le vas a pedir que haga un comportamiento específico y lo hace exactamente tal y como tú lo habías visionado. Todo funciona a la perfección.

Reportera: sea un delfín o un perro un buen entrenamiento requiere tiempo y paciencia para advertir y recompensar el buen comportamiento. Cuanto más trabajes en ello, más satisfactorios serán los resultados.

La razón por la que el delfín aprende del entrenador

El elemento previo al comienzo del entrenamiento es la construcción de una relación fuerte de confianza entre el entrenador y el delfín. Por eso ambos tienen que pasar mucho tiempo interaccionando para que el entrenador vaya conociendo las preferencias del delfín, que, como en los seres humanos, varían mucho.

Es interesante también el comentario del entrenador en el video cuando habla de lo satisfactorio o motivante que es para él conseguir que el delfín ejecute un comportamiento a la perfección. Lo mismo podríamos decir para educar a nuestro Mr Hyde o Yo Espontáneo:  nos sentiremos más motivados para entrenar a Mr. Hyde cuando desarrollemos una relación de confianza con él y poco a poco empiece a responder a nuestro entrenamiento.

A veces se observa que durante el día el entrenador le da una sardina al delfín sin que haya hecho nada en especial, sin que forme parte del entrenamiento. Si le preguntas que por qué lo ha hecho, te podría responder: «porque somos colegas, quiero que sepa que tenemos una buena relación».

Hay que notar que en la práctica de la meditación formal e informal en nuestro Curso de Atención Plena siempre enfatizamos la necesidad de ser amables con nosotros mismos, no desesperarnos cuando nos distraemos o nuestra mente vaga lejos del punto de atención elegida. Esta actitud paciente y benevolente es la misma que queremos aplicar con nuestra mente de mono o Mr. Hyde, en especial cuando está aprendiendo una nueva pirueta (= hábito).

Las señales y la importancia de variar las condiciones de ejecución

Poner la señal justo al comienzo del entrenamiento tiene unos cuantos beneficios. Permite al animal asociar la señal a todos los pasos que conoce de un comportamiento. Permite al animal mostrar al entrenador lo que ya sabe y así el entrenador puede añadir el nuevo paso.

La señal permite al delfín trabajar en distintos comportamientos con diferentes entrenadores en lugar de aprender un solo comportamiento cada vez. Cuando el entrenador llega al último paso del entrenamiento, el animal podrá hacer todo el número con esa sola señal.

Números completos pueden llevar unas pocas sesiones o varios meses. Una vez que el comportamiento esté aprendido, el entrenador original volverá a ejecutar la señal correcta con sus criterios correspondientes con otros entrenadores, o entrenadores secundarios.

Esto se hace para asegurarse la comprensión del comportamiento por parte del animal, pero también para eliminar otros criterios irrelevantes o muy específicos que el animal haya aprendido, pero que no pertenezcan a la señal o las condiciones de ejecución.

Por ejemplo, el delfín puede haber asociado el número con un aro de un determinado color o diámetro, o con  su entrenador originario;   hay que asegurarse de que lo hace con aros de cualquier color y diámetro y con todos los entrenadores del delfinario.

 Se trata de entrenar el comportamiento en una variedad de condiciones. Es muy habitual que perdamos los buenos hábitos simplemente cambiando de entorno fisico, cuando cambiamos de casa o de trabajo; esto es porque asociamos inconscientemente el comportamiento a una serie de  señales, claves o detonantes de la acción que dependen de un entorno muy concreto y específico, y por tanto  cuando se pierden, hacen desaparecer el comportamiento o hábito que deseábamos mantener.

Por ejemplo, en un viaje en vacaciones es muy fácil perder algunos de los buenos hábitos, como cepillarnos los dientes después de la comida; no solo porque a veces no llevemos un cepillo con nosotros, sino también porque comemos a distintas horas, en distintos lugares y con distinta gente. Las claves ambientales habituales han desaparecido.

Es por esta razón que recomiendo que una vez que hayas establecido un hábito como el de la meditación formal, que propuse hace unas semanas, lo sigas entrenando en una diversidad de condiciones. No queremos ser capaces de meditar solo si estamos en nuestra casa a las ocho de la mañana, tranquilos y descansados, con nuestro cojín de meditación o silla favorita y oliendo incienso.

Podrías meditar de pie o tumbado,  cambiar de habitación, por la mañana o por la noche, con mucha luz o a oscuras, con los ojos abiertos o entreabiertos, meditar en el tren o en el metro, solo unos segundos cuando esperas que el disco del semáforo cambie a verde o que algunos días extiendas el periodo habitual. De esta manera, reducirás las condiciones de meditación o señales a la mínima expresión: por ejemplo, te bastará sentir el impulso de aclarar la mente  y haces tres respiraciones profundas para entrar en estado de meditación.

En el Curso de atención plena comencé con las mini-meditaciones o meditaciones informales en vez de con la meditación formal. Aquellas permitían insertar momentos de conciencia plena armoniosamente dentro de nuestra actividad diaria, no como un elemento ajeno o alienígena desconectado de las condiciones normales de nuestra existencia.

En resumen, ¿cómo lograr que los avances se queden con nosotros y convertirlos en hábito?

  • Hay que tener una visión del comportamiento final o hábito que queremos construir y después, con aproximaciones sucesivas, siguiendo el principio del Kaizen, ir acercándonos mediante pasos de bebé y mejoras incrementales.
  • Los avances pueden ser deliberados, pero también pueden ser accidentales o imprevistos. Cuando hagamos un pequeño avance en la dirección del hábito o comportamiento que queramos crear, hemos de darnos cuenta y celebrarlos, con una «sardina» motivacional.
  • No dar por sentado un comportamiento bueno. Hay que premiarlo. NO sirve el «es su obligación», puede ser su obligación (o la mía), pero eso no significa que el comportamiento se vuelva permanente. Puede haber ocurrido por accidente o por presión externa fuerte (la amenaza de un palo). Lo que queremos es que se mantenga en ocasiones no excepcionales o accidentales, como cuando el delfín pasa por el aro por casualidad.

La inspiración es para amateurs

  • Necesitamos agudeza y atención continua  para reconocer los avances. Hemos de fijarnos sobre todo en lo positivo, lo que nos acerca, más que en lo negativo; y sobre todo, recompensar los avances, S.E.C (Siempre Estar Celebrando), porque el progreso personal, al igual que la felicidad, se parece  más una lluvia fina que a golpes de  iluminación e inspiraciones que todo lo resuelven.
  • Ejemplos de sardinas motivacionales: un descanso después de un  intenso pomodoro, un desayuno opíparo porque hoy has madrugado por primera vez en mucho tiempo, un autoaplauso después de dar con la solución de un problema, un paseo para despejarte después de una mañana en la que te has atrevido a llamar a clientes con los que antes procrastinabas el contacto, etc.
  • Nunca castigues a un aprendiz. Y somos siempre aprendices. Hemos de establecer una relación de confianza con nuestro Mr. Hyde y ser amables con sus «debilidades».
  • Mantener contento a Mr. Hyde, aunque no haga nada especial hay que estar a bien con él y darle alegría, es nuestro colega.  Aunque mantengas una alimentación saludable, los faturdays o días locos están permitidos; las fiestas, el carnaval, las excepciones de cuando en cuando también;  el modo de pensamiento no intencional o no guíado por objetivos debería tener un espacio privilegiado en tu vida, disfruta de su espontaneidad.

It’s not a bug, it’s a feature. (No es un error del sistema, es una característica)

  • Lo que llamamos debilidad en Mr. Hyde –miopía temporal, impulsividad, inconstancia, volatilidad, falta de cálculo– es más una característica que un error o algo que tengamos que subsanar. Necesitamos desarrollar una relación de amistad con nuestra parte más subsconsciente o automática y aprovechar su poder: intuición, fuente de ocurrencias, creatividad, asociaciones sorpresivas, energía, vitalidad.

Enlaces documentación artículo:

El artículo de Entusiasmado Cada acción que realizas es un paso al futuro que me sirvió de inspiración. Advertencia: por su contenido de sexo explícito solo es apto para mayores de 18 años.

La historia de Veronica Chaos.

Cómo se entrena a un delfín: http://wonderopolis.org/home/wonder/how-do-you-train-a-dolphin/http://www.dolphinencounters.com/education-how.php

Video entrenamiento delfines.

El Santo grial de la formación de hábitos

Intenciones de ejecución.

Cuellos de botella de la autorregulación

Reto de meditación 10×10, en el Curso de Salud Minimalista

11 comentarios sobre “Entrenando a Mr. Hyde

  1. Cada vez me gustan más tus artículos. Te mereces un kilo de sardinas, por lo menos. Yo no he hecho nada meritorio pero voy a seguir tu consejo, voy a la cocina a servirme un vasito de kvas con un cubito de hielo para tener contento a Mr. Hyde.

    1. Es muy interesante; me ha gustado muchísimo. Creo que profundizas en todos los ingredientes del proceso de la formación de hábitos y ahora entiendo mucho más la importancia de analizar los entresijos de ese proceso. Cuando me apunté al blog en junio pensaba que un hábito se conseguía dejando a un lado la postergación y practicando con tesón la actividad elegida. Y ésa es la consecuencia de la adquisición de un hábito pero no aporta nada sobre cómo conseguirlo. Sé que era un planteamiento muy simplista el mío, pero estaba focalizada en una única consigna: ¡acción! Yo percibo en tu artículo un necesario equilibrio de fuerzas para que Mr. Hyde no sea el responsable de la procastinación sino el artífice de lo más intuitivo y lúdico que hay en nosotros y para eso tenemos que ser compasivos con él, con nosotros. He descubierto un matiz con respecto al castigo: no es lo mismo que la ausencia de recompensa. Siento que ahora tendré más herramientas para celebrar tanto como tengo pendiente. En fin, tu artículo tiene mucho (¿o todo?) también de tratado sobre educación. Al fin y al cabo, según la cita que comentabas en tu libro de «Los tres hábitos que cambiarán tu vida», cosechando hábitos se siembra el carácter y con él forjamos nuestro destino. Incluso el de otros, cuando se trata de los hijos. Acongoja … (o parecido). Gracias una vez más, Homo Minimus.

  2. Un artículo fascinante. Me gusta verte como un doberman que una vez que muerde su presa, no abre la boca hasta que no llega el momento en que vencida, se deja hincar el diente.
    Enhorabuena.

  3. Entonces según entiendo ¿ya no castigarás más a tu aprendiz? Porque dejale sin cenar es un castigo, se mire por donde se mire. El alimento es una necesidad básica y le estás privando de ello.

    Yo creo que instaurar el hábito es tan sencillo y tan complicado como mantener la motivación. Si cada mañana, o incluso justo el momento antes de hacer aquello que quieres hacer escribes durante 30 minutos sobre tus motivos, sobre lo que vas a alcanzar, sobre todas esas cosas que te han hecho dar el paso, la cosa está hecha. Pero tienes que contar con una motivación inicial (no basta con saber que es saludable) y pelear por mantenerla, ahí es donde hay que poner los esfuerzos más importantes, en mantener la motivación. La motivación del delfín no es la sardina, sino el juego con su compañero y amigo humano.

    En cuanto a Mr Hyde, sin duda es mejor tenerle como amigo y llegar a pactos y acuerdos. Yo me hice amiga de él un día en que, tras 12 horas seguidas escribiendo llegué a la conclusión de que lo que había escrito era una porquería. Pero en vez de castigarme como de costumbre, ese día decidí premiarme, por haber trabajado tanto. Y al día siguiente volví a la carga. Luego resulta que esa obra no era una porquería y que 15 años después todavía me parece buena. Sólo opinaba así Mr Hyde, que en aquel momento lucahaba contra mí en vez de conmigo. Así que ya ves, premiando a pesar del fracaso he conseguido mucho más.

  4. Está bien, intentaré meditar en ambientes distintos… Una vez lo intenté con mis sobrinos cerca y el Apocalipsis llegó en seguida. Será cuestión de intentarlo de nuevo. 😉

    De paso, me mantendré bajo observación, a ver por qué me ha dado por incorporar este nuevo hábito en mi vida.

  5. Excelente artículo. Para leer, disfrutar y saborear con atención plena. Gracias por todo lo que nos has dado Homominimus. Me pregunto: ¿Qué fue lo que te motivó a escribir este blog?…

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