Piensa a lo pequeño

Todos los hombres sueñan. Aquellos que sueñan de noche en las oscuras recámaras de sus mentes se despiertan de día para comprobar que todo era vanidad; pero los soñadores despiertos son peligrosos, ejecutan sus sueños con los ojos abiertos para hacerlos posibles. Eso es lo que hicimos.

–T.E Lawrence. Los siete pilares de la sabiduría.

No, no quiero convertirme en un «contrarian«, un tipo imbuido del espíritu de la contradicción. Quizá en bolsa esté bien en ir contra la corriente: comprar cuando los demás venden, sin perder los nervios en las crisis; vender cuando los demás compran, sin dejarse llevar por la euforia y la mentalidad de rebaño. Pero en la vida no se puede ir contra la corriente sistemáticamente. 

Sin embargo, en este caso, tengo que ser un contrarian. No me queda más remedio que contrariar mi deseo de no ser un contrarian.

Un pequeño paso....

Detrás de todo lugar común, cliché, estereotipo, hay algo de verdad; y también algo de mentira. Hay mucho de mentira en la prescripción del gurú motivacional que te aconseja pensar a lo grande, o el director general que quiere apuntar muy alto, o el escritor con ínfulas espirituales que te dice: «¡El cielo es el límite!»

¿Qué pienso yo de todo eso?

Lo grande se cuida de sí mismo

No, no hace falta que pienses a lo grande. No te tienes que preocupar por pensar a lo grande y «atreverte» a luchar por grandes cosas. Tu espíritu ya de por sí quiere lo mejor y lo quiere lo antes posible. Cada uno define qué significa lo mejor y en qué términos lo quiere en su vida. Todos queremos cosas grandes según nuestra propia definición.

Lo que hay que cuidar no es el sueño, la meta, la gran estrategia; lo importante es el siguiente paso. El humilde, modesto, insignificante paso, ese que no advierte el prójimo y que tú desprecias. Hasta el más tímido es capaz de tener grandes sueños, hasta el más incapaz es capaz de perseguir lo imposible. No, no nos faltan los que quieren grandes cosas, cambios épicos, revoluciones y paraísos terrenales.

Lo pequeño es hermoso

Lo que echo de menos es a la gente paciente, a los que se concentran en el paso del aquí de a menos de un metro y del ahora de dentro de media hora. La paciencia es la más heroica de las virtudes, precisamente porque no tiene ninguna apariencia de heroica. Los pacientes, los que hacen cosas humildes, los que tienen espíritu de artesano, que disfrutan con el pequeño trabajo bien hecho, los que no sienten que tienen que llegar a ningún lado para obtener una satisfacción real, los que son capaces de olvidarse de los grandes sueños y las grandes revoluciones y se centran en el siguiente paso evolutivo. Los que prefieren las evoluciones a las revoluciones.

Pensar a lo pequeño significa de cuando en cuando contemplar de soslayo el deseo infinito, que está al alcance emocional de todo ser humano, para inmediatamente olvidarse de los sueños de grandeza, y mancharse con el fango de lo real, rozarse con la realidad, sentir los callos en las pies y en las manos o en las neuronas; y aceptar el primer paso, el segundo paso, el tercer paso, el cuarto paso… el enésimo paso, con alegría.

Si piensas demasiado tiempo a lo grande, todo lo demás te sabrá a poco,  cualquier acción diaria te parecerá prosaica, deslucida, indigna de tus sueños. Por eso, olvídate de la grandeza, de ser el número uno, de construir un castillo en el aire. Deja a tus sueños ahí, en el firmamento, donde deben estar, y seguidamente céntrate en algo reducido,  quizá insignificante;  y hazlo tan ridículamente bien que los ángeles del cielo lloren de gozo.

Pero no hay ángeles, nadie te mira, solo tú te miras, estás solo, con tu pequeño esfuerzo, con tu pequeña vida, con tus pequeños afanes, con tus sueños remotos, con la muesca que puedes hacer hoy en el universo.

Amén.

29 comentarios sobre “Piensa a lo pequeño

  1. Ciertamente es un artículo MEMO.

    MEMORABLE. Certero, precioso….

    Voy a guardarlo y volver a leerlo. Y a anotar varias frases.

    De pasada diré que –como casi siempre– me toca de cerca por lo que tengo en mente habitualmente o justo estos días en la cabeza:

    1.- El «Vanitas vanitatis» me viene a la cabeza de continuo al analizar mis actos y los de los demás o de la sociedad. La humildad es un gran valor…. y siempre está por ahí, pasando desapercibido, como debe ser.

    2.- Ayer acabé un libro que me encantó; muy motivador. Me lo debería de aplicar al máximo; pero si algún «pero» pudiera ponerle es la continua referencia a «pensar en grande». Me inquietaba ese aspecto y tú me lo has aclarado a la perfección.

    … …

    PD: no has alcanzado la perfección; debo decírtelo… no vaya a ser que dejes de escribir. Gracias.

  2. Pues el de EL CÓDIGO DEL DINERO de Raimon Samsó. Sobre todo porque –en mi caso sobre todo– te pone cara a cara contigo mismo y con tus miedos. Y con la realidad.

    Pero ahora estoy con PENSAR DESPACIO, PENSAR DEPRISA que me está gustando mucho.

    Y creo que fue aquí donde se me aconsejó CEREBRO DE LIEBRE, MENTE DE TORTUGA, que tengo pedido.

    1. El de Samsó, no lo he leído.
      En cuanto al de Claxton, te lo recomendé yo, y es un buenísimo complemento para el de Kahneman, porque el pensamiento rápido y el lento en Claxton tiene un significado muy distinto al significado en Kahneman. El lento en Kahneman es el lógico-deliberativo, y en el otro autor es el rápido.
      Con los dos libros en conjunto te das cuenta de las varias velocidades o modos de funcionamiento de la mente. Ya los comentaremos.

  3. Pequeño grande, grande pequeño, ida y vuelta. Haz y deja de hacer. ¿ Y si cómo siempre la verdad se hubiera quedado en mitad del camino?. ¿O quizá lo único que deseo es llevarte la contraria y estoy siendo el «contrarian» de un «contrarian»?.
    «Hasta el más tímido es capaz de tener grandes sueños, hasta el más incapaz es capaz de perseguir lo imposible» ¿ y si le damos la vuelta? «Hasta el más tímido es capaz de tener pequeños sueños, hasta el más incapaz es capaz de perseguir lo posible». Suena igual de bien ¿verdad?.
    Un saludo homominimus y flames, y enhorabuena al autor por el artículo.

  4. La santa paciencia, hace que seamos capaces de perseverar, de aguantar, de mover las cosas pequeñas. Un artículo precioso. Me gusta la idea de que lo grande se cuida solo y lo pequeño lo tenemos que cuidar cada uno de nosotros.

  5. Agotado el de CEREBRO DE LIEBRE, MENTE DE TORTUGA. Pero después de volver aconsejarlo lo buscaré en iberlibro o uniliber.

  6. Por circunstancias personales, llevo (o más bien llevaba) años sublimando mis problemas en una imagen de grandeza académica. Un currículo brillante, un futuro académico muy prometedor, y una miseria humana en mi interior. Creía que iba a comerme el mundo, a superar a los maestros, a ascender deprisa (cual inconsciente Ícaro) y a conseguir en la admiración de los demás aquello que no había conseguido de mi familia. En fin. Ahora ni mi pareja, ni amigos cercanos, ni nadie a mi alrededor sabe que abandoné los estudios (la dichosa tesis doctoral) porque no me siento con fuerzas, porque me he atragantado de «grandeza» toda la vida, y ese muro me ha superado. Ahora tengo miedo a mirar esa circunstancia cara a cara, tengo miedo a contárselo y, al fin y al cabo, «desnudarme» en mi más extrema humanidad.
    Tus palabras, en esta y otras entradas, me están ayudando a resetear hacia lo simple, lo mundano, lo que mancha y hiere. Creo que es el momento de ser honesto con las personas que quiero, y encontrar otro camino para mi vida que deje atrás ese disfraz que ocultaba tanta y tanta miseria.

    Por todo eso, gracias Homo Mínimus.

    1. Te deseo mucha suerte, Daniel. Aprecio mucho tu sinceridad y que cuentes estas verdades tan difíciles de reconocerse en uno mismo. No hace falta que renuncies a la grandeza, ahí había una parte valiosa, quizá simplemente se trate de reconducir la parte sana de la ambición en mejores direcciones: no tanto para apuntalar el ego como para contribuir a una causa, propósito, fin )llámalo como quieras) más creador y abierto.
      Un abrazo.

  7. Recuerdo a un fulano que hace unos 5 años me dijo que hemos nacido para ser ricos (en dinero desde luego porque no concebía riqueza diferente) para darnos lujos de sibaritas y que en muy poco tiempo nadaría en el dinero. Tras eso adquirí una propiedad rural y me marché al campo donde construí una rústica cabaña y plantee un huerto. Hace un año nos volvímos a encontrar y siguió hablando de sus delirantes sueños de grandeza, dinero y poder. Lo vi viejo, gordo y cansado, sus ambiciones lo están matando. Yo, como orgánico, gracias a lo que cultivo, cazo y pesco; vivo en continuo contacto con la naturaleza, hago ejercicio 4 o 5 veces a la semana y llevo una vida tranquila, apacible y rodeado de buenas amistades, por lo que gozo de una envidable salud y un formidable estado físico. El pobre con su dinero y su codicia sufre estrés y todo lo que este deriva, lleva una vida miserable. A veces pensar tan en grande supone vivir por debajo de nustras reales posibilidades.

  8. Gracias por las reflexiones.
    Coincido. Resuenan en mi dos ideas principalmente:
    1) La necesidad de comprender que vivimos en una tierra finita con recursos finitos por lo que un crecimiento continuo no es viable salvo que se reserve ese objetivo para unos pocos, muy pocos, a costa de que la gran mayoría de la humanidad se esclavice trabajando y consumiendo, y vaya muriendo en brotes sucesivos o en conflictos derivados de las desigualdades sociales. Pensar en esto no sería pensar en lo pequeño sino más bien dejar de pensar en engrandecer. En cualquier caso, el problema no tiene nada de pequeño.
    2) Todo viaje empieza por un primer paso. Y, como dices, después del primero va el segundo, y el tercero, … y tener presentes esos pasos concretos que hay que dar, hacer los bien, prestando atención, y darlos en los momentos oportunos (quizás cada día, sin aplazar los y querer recuperar al final) es fundamental para completar cualquier cosa significativa. A veces, la atención al camino apelará a repensar el siguiente paso previsto, no siempre se trata de repetir una receta. Pero sí que hay detrás una conciencia activa de maker (de constructor de un pastel, o de un novedoso diseño, o de un bypass,… o de la propia persona) frente a una posición pasiva de comsumer.
    Un abrazo

  9. No me acordaba para nada de este artículo… ¡y hasta lo comenté!
    Me pareció tan nuevo y necesario en este momento de mi vida.

    Para no perder los buenos modales: «Gracias», HoMí.

  10. Encontré tu blog y me ha parecido genial lo que he leído, muy nutricio tu punto de vista. En este artículo descubrí una nueva mirada de lo pequeño, eso que tantas veces he dejado pasar por mis narices, y que ahora vengo cultivando junto con lo que realmente importa en mi vida. Ah! y esta frase me emocionó y también me hizo reír “hazlo tan ridículamente bien que los ángeles del cielo lloren de gozo”

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