Curso de atención plena. Sexta semana. 14.2.14
David Foster Wallace, en el siguiente video creado a partir de un extracto de su discurso de graduación del Kenyon college de 2005, expresa en forma poética la idea de toma de conciencia y reconsideración de nuestras reacciones en forma de pensamientos y emociones.
Puedes ver el video también en inglés con subtítulos en español aquí:
La V mayúscula de Verdad se refiere a la vida ANTES de la muerte.
Es acerca de los valores que implica la real educación, que no tiene nada que ver con el acumular conocimiento y sí con la simple atención, atención a lo que es real y esencial, tan oculto en plena vista a nuestro alrededor, todo el tiempo, que tenemos que estar constantemente recordándonos a nosotros mismos, una y otra vez: esto es agua. Esto es agua. Esto es agua. Es inimaginablemente arduo de llevar a cabo, estar conscientes y vivos en el mundo adulto, día a día. Lo que trae a colación otro gran cliché archisabido: la educación es un trabajo para toda la vida. Y comienza ahora.
~David Foster Wallace
Son los peces los que menos nos pueden decir sobre el agua. Lo más difícil de ver es lo que tenemos delante de las narices. Tu propia vida desplegándose ante tus ojos quizá sea en el fondo bastante desconocida.
Uno de los temas centrales de la atención plena es la toma de conciencia sobre nuestra falta habitual de conciencia. Vivimos gran parte de nuestras vidas en piloto automático, prisioneros de un manojo de reacciones habituales. Con el paso del tiempo, nuestra conducta, tanto la externa como la interna (la de los pensamientos y emociones) se vuelve más y más previsible, más y más estereotipada. Nuestras acciones se acaban pareciendo a resortes, a muelles que saltan ante estímulos externos e internos. Acabamos siendo prisioneros de unas cadenas invisibles.
El modo automático es el modo por defecto de nuestra vida mental, es el que nos permite hacer multitud de tareas con precisión y eficiencia. Al principio nosotros hacemos y tiramos de nuestros hábitos y… al final los hábitos tiran de nosotros. Pero gran parte de los hábitos entran sin nuestro consentimiento, como consecuencia de interaccionar con el entorno físico y social.
La atención plena crea un espacio o tierra de nadie, una pausa en el camino, para observar lo que ocurre y observar nuestras propias interpretaciones sobre lo que ocurre. Por muy prisioneros que estemos de las circunstancias, de la vida, de nuestras limitaciones, siempre podemos reconquistar la libertad interior que nos permita parar, pausar nuestras mentes y generar nuevas interpretaciones de la realidad.
Auditoría de hábitos y conciencia ampliada
De cuando en cuando, nos vendría bien hacer una «auditoría de hábitos»: contabilizar las rutinas más importantes, según el principio de importancia relativa (nos fijamos en los que más peso tienen) y reconsiderar si son funcionales y hay que mantenerlas. En mi caso, la institución y ritual del Sabbat y las revisiones periódicas son la manera que tengo de hacer balance.
Cometemos el error de creer que los mensajeros de las emociones y de nuestras interpretaciones del mundo siempre dicen la verdad, que son la palabra última sobre el significado de las cosas.
Las prácticas de nuestro curso de atención plena en las últimas seis semanas nos han puesto en contacto con nuestra experiencia. Date cuenta de que no hemos necesitado cambiar la realidad ni nuestras interpretaciones de la realidad. La atención plena nos permite aumentar los puntos de contacto con la realidad, obtener más información, bien externa, como en «Sé gentil con las puertas», o bien interna, sobre nuestros procesos mentales, como en la práctica «observa el sufrimiento». Estamos aprendiendo o reaprendiendo a vivir en modo experiencial y dar el relevo más a menudo al modo discursivo, a nuestra caja parlante.
A diferencia de David Foster Wallace, nosotros no hemos intentando cambiar conscientemente el significado de lo que experimentamos a través de nuevas interpretaciones; nos limitamos a vivirlo lo más plenamente posible, a amplificar mentalmente las experiencias y observarlas con curiosidad y espíritu abierto. Sin embargo, creo que es probable que el mayor espacio mental permita también mayor flexibilidad mental y nuevas interpretaciones.
En las próximas semanas aprenderemos a observar nuestros pensamientos y emociones con más detalle y considerarlos como una forma de experiencia sensorial, como un paisaje interno semejante al paisaje externo de árboles y automóviles en la carretera.
Si te ha gustado el extracto del discurso de David Foster Wallace, puedes dar un paso más allá y escuchar todo el discurso de graduación también subtitulado en español, merece la pena:
Artículos de la serie «Lo que podemos aprender de…»:
Lo que podemos aprender de Hemingway Técnica de las 0 alternativas de Raymond Chandler Mi vida sin mí, de Isabel Coixet Esto es agua, esto es agua, de David Foster Wallace Lo que podemos aprender de Rafael Sarmentero
Mi opinión luego de ver el video es que se debe ser considerado y tolerante con el prójimo ….trata a las personas como deseas que te traten a ti indistintamente del sitio y/o lugar donde te encuentres
Detectar cuándo vamos en piloto automático y saber autosabotearnos cuando abusamos de él, me parece gran cosa. Un buen hábito, digo.
PD. Hace poco leí una biografía sobre DFW. En uno de los subrayados del libro, él mencionaba estaba esta frase de Goethe: «Hasta que no se adquiere un compromiso, solo hay ineficacia, postergación». Parece bastante a propósito de nuestro curso. 😉
Vaya. El vídeo es magnífico. Gracias.
¿David Foster se suicidó con 40 y tantos no?
Sí, con poco más de 40, en el 2008. Sufría una depresión desde hace décadas.
Bravo, Homo Minimus.