¿Qué es la atención plena o mindfulness?

Aprender a pensar significa en realidad aprender a desarrollar cierto control sobre cómo y qué se piensa. Porque si en tu vida adulta no puedes o no estás dispuesto a ejercitar esa clase de elección, estás totalmente vendido.

 ~David Foster Wallace, discurso de graduación del Kenyon College.

Cuando me debatía entre ponerme a escribir este artículo; nótese que hablo de “ponerme a escribir”, no decidir «si escribir”, pues que tenía que escribirlo ya estaba decidido en alguna parte de mí. Cuando me debatía entre ponerme a escribir este artículo, digo, he sentido una vez más la punzada de la pereza moliciosa, el deseo de no hacerlo y de entretenerme con otra cosa: comerme una galleta, irme al cine, mirar por la ventana…  cambiar el canal de mi televisión mental.

 

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Por Matt McGee en flickr: https://flic.kr/p/hPAY9

Y después de una cita y de un párrafo estoy aquí escribiendo qué es la atención plena o conciencia plena o “mindfulness”, la marca en inglés de este concepto hoy tan en boga. Pensentí que mi aversión a la tarea era un 6 o un 7 en una escala de 1 a 10, donde 10 es la atracción que siento por los fuegos del infierno y 1 es la aversión que siento por el primer trozo de chocolate de una apetitosa tarta después de 24 horas de ayuno.

David Foster Wallace (me gusta la sonoridad de este nombre) dice que aprender a pensar es el control sobre lo pensado; yo diría que si ampliamos el sentido de pensar al conjunto de nuestros productos –más bien excrecencias– mentales, el control sobre lo pensado es lo que nos permite dirigir nuestra vida, crear proyectos personales y colectivos y tener una vida bien vivida. Vien bibida.

Estaba debatiéndome (“debatiéndome”, ¿con quién?, ¿quiénes debaten?, ¿cómo debaten?) entre empezar y no empezar, y en un momento me ha venido a la mente, me ha asaltado más bien, una ocurrencia, otra excrecencia: “Técnica de las 0 alternativas de Raymond Chandler”. Eso ha acabado de inclinar la balanza y he decidido ponerme manos a la obra e iniciar mi pomodoro.

“Manos a la obra” en sentido figurado, porque me he sentado en el sofá en esta tarde de verano y me he quedado a solas conmigo y mi intención: escribir un artículo sobre la mindfulness. Fragmentos inconexos me han aseteado: Jon Kabat-Zinn,  MBSR, “la meditación de  atención plena es universal: es tan budista como la ley de gravitación universal es inglesa”, foco, todo se reduce a foco, ¿es foco una palabra española o un calco del inglés?, tomar conciencia de dónde está nuestra conciencia, tolerar, aceptar—que no resignarse—lo que venga tal como venga sin querer que sea de otra manera, y si quieres que sea de otra manera, te haces consciente de que quieres que sea de otra manera, pero abres o dejas un espacio en ti para que esa emoción-pensamiento-sensación-excrecencia se manifieste, se exprese, se desarrolle, se diluya, desaparezca, emerja.

En vez de intentar reprogramar tus emociones, tus pensamientos, decirte que lo que sientes no lo deberías sentir, que lo que piensas no es exacto o no es preciso o es un error. En vez de desafiar a tus pensamientos y las emociones que conllevan, los dejas estar, no te pones del lado ni de las piezas negras ni de las piezas blancas del tablero de ajedrez de tu mente y te conviertes en el tablero o el recipiente en el que tiene lugar el combate, el gran drama, la gran catástrofe de la vida.

Y según aparecen los párrafos de este artículo aumenta el momentum, aumenta mi energía y las conexiones surgen, unas las podo implacablemente y a otras les sigo la pista, para ver dónde me llevan. Tengo una intención, realmente muchas intenciones, pero ahora mi intención es acabar de escribir este artículo, y hago honor a la intención durante la duración de este pomodoro; presto mi intención y presto mi atención y sigo escribiendo.

Y por supuesto hay muchas clases de libertad, pero no oirás hablar del tipo más valioso de libertad en un mundo que consiste en ganar, lograr y exhibir. La clase de  libertad más importante tiene que ver con la  atención, la  consciencia y  con la disciplina y ser capaz de preocuparte por otras personas.

 ~David Foster Wallace

La meditación de atención plena es observar de manera imparcial, sin juicios, con espíritu abierto y curioso el espectáculo de la conciencia, y cambiar de foco u objeto de atención a voluntad. Somos conscientes  de dónde se ilumina en cada momento la habitación de la mente. Decidimos dónde poner el foco según nuestros valores  y metas, y permitimos que lo que sea sea en el tiempo en el que tenga que ser.

 La presencia en nuestras propias vidas nos permite romper la cáscara de juicios, prejuicios, postjuicios y creencias, nos ayuda a redefinir la identidad o a tirarla por el ojo de buey ciego de nuestro viejo cascarón hacia el gran océano de la posibilidad. Nos permite conectar con el mundo físico y otros seres humanos.  La meditación de atención plena ayuda al pez naranja en la pecera a ser consciente de que esto es agua, esto es agua.

Puedes iniciar tu travesía en la atención plena o mindfulness con el Reto de meditación 10×10. Te proporciono los audios de diez minutos durante diez días.

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