Toque de queda digital

En mi versión del minimalismo existencial, es capital trazar líneas divisorias entre actividades. Las restricciones en la acción y  la sujeción a reglas de comportamiento son las cadenas autoimpuestas que nos hacen libres: nos permiten elegirnos y elegir cómo queremos ocupar nuestro tiempo.

Toque de queda

Todas las noches a las 0:00, después de que den las doce campanadas en el reloj de la catedral  y suene el aviso de toque de queda digital en mi computador,  cierro   el correo electrónico, twitter y otras redes sociales.  Dejo de navegar y mirar los comentarios en mi blog. Apago mi móvil vintage, que no es tan peligroso como un smartphone  pero sigue siendo fuente de distracción e interrupciones.

Mi vida digital queda cancelada hasta la mañana siguiente. Si es el viernes por la noche, el comienzo de mi Sabbat, no vuelvo a exponerme a un medio digital hasta el domingo por la mañana.

Me permito ver alguna película, escuchar música o algún audio porque son actividades más pasivas que las anteriores y no me desvelan. Elijo por lo general películas sin mucho contenido dramático, que no me alteren emocionalmente  y me relajen, a ser posible.

El trabajo propiamente dicho ha finalizado varias horas antes,  también a una hora fija e innegociable; así sé que el tiempo que dedico a mi actividad profesional  no se va a extender más de lo deseado. Esto también me motiva a  concentrarme más intensamente durante la jornada para hacer lo que pueda con el tiempo estipulado. Como sabemos, de acuerdo a ley del Parkinson de la productividad: «una tarea o proyecto se expande hasta ocupar todo el tiempo disponible»; fijando una frontera temporal para el trabajo, más allá de la que no pueda seguir trabajando, evito que el tiempo que considero disponible sea todo el día y por tanto mi trabajo se extienda a todo el día.

Una política más radical de control de los medios de comunicación

Anca Balaj, escridibujante y entrenadora en creatividad, sigue la política más extrema de evitar todo tipo de series o películas e incluso noticias. Es muy interesante leer su artículo Silencio y descanso donde argumenta su decisión de privarse de radio, televisión, películas y series. Aquí tienes un fragmento:

[…] En mi casa ya no hay voces estridentes, mujeres llorando, gritos de personas asustadas, bombas o coches que explotan, sirenas de la policía, etc. En mi casa nadie mata a nadie. Nadie sufre. Y no hay conflictos que atender. Las películas (y toda historia que se precie) tienen como motor el conflicto, es decir, el deseo de alguien que entra en conflicto con el deseo de otro alguien y que queremos saber cómo acabará resolviéndose. Esto mantiene nuestra atención pero también nos provoca tensión. Así pues, cuando estamos viendo una película o una serie, estamos viviendo (creando en nosotros) esta tensión. La próxima vez que veas una película, despégate del argumento por un momento y revisa tu cuerpo, observa si estás relajado/a o tenso/a.

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‘I Am Sure It Means Us No Harm’, por Leontine Greenberg en flickr: http://wp.me/pTJ3F-3mZ

Me gustaría imitarla o al menos experimentar por las noches entresemana con la eliminación de series, películas, radio y programas de entretenimiento. Quizá lo convierta en un reto personal.

18 comentarios sobre “Toque de queda digital

  1. Llevo haciendo algo parecido, en redes sociales (que no incluyen blogs, jejje), desde hace cosa de un mes. Horario para Facebook y Twitter, de 16 a 23h. A veces entro de mirón, pero no me enzarzo en debates como antaño. Ha sido un acierto

  2. ¡Este me gusta! y estoy totalmente de acuerdo con Anca en esto. Desde hace un año y un par de meses sólo veo la TV cuando la ven mis hijos, e intento que sea algún programa mínimamente constructivo de La 2, Discovery o Energy.

    Mi rutina nocturna:
    – Con niños: 9:30 ellos a la cama, yo apago la TV, me tomo una infusión, escribo y luego leo un rato hasta que me duermo sobre las 23:00.
    – Sin niños: suelo entrenar a las 20:00, es decir, aseado y listo para cenar a eso de las 22:00. Ceno, leo y duermo. No TV

    Me gusta tu opción del móvil «vintage» pero creo que me costaría desprenderme del whatsapp para ciertas cosas (de las importantes)

  3. Me parece muy buena idea. El método de Anca me parece demasiado radical para mis circunstancias pero el poner una hora in-ne-go-cia-ble me parece muy buena idea.
    PS: Eduardo no te enzarzas en debates, ejem ejem, jajaja.

  4. En lo del móvil «vintage», Homominimus, tiene una gran ventaja. Él nunca ha tenido un smartphone. Yo creo que es más fácil no llegar a tenerlo, que tenerlo y dejarlo. Pero cómo no podemos volver atrás, habremos de encontrar una huida hacia delante.

    1. Supongo que con el smartphone ocurre lo mismo que con el sexo : cuando uno no ha conocido mujer (en sentido bíblico), tiene más fácil la abstinencia. Puede anhelar, pero no echar de menos…

  5. Esto me recuerda que decía que iba a ver tres o cuatro películas al año y sólo he visto una (que me encantó, por cierto).

    Yo ahora tengo restricciones de noticias (y seguro que Ivan me llama radical otra vez): ni una noticia, ni feeds ni ninguna lectura hasta que no he acabado el trabajo del día. Es que si no, me lío a leer cosas y se me va el tiempo.
    En cuanto al toque de queda, durante muchos años tuve la costumbre de apagar mi móvil (era vintage también) a las 21.30h en punto, para evitar que los dramones ajenos entraran en mi casa a partir de esa hora y me quitaran el sueño. Mucha gente se enfadó conmigo, otros me llamaron radical, egoista, etc. Pero tuvieron que aceptarlo. Ahora ya no me hace falta apagar el móvil porque nadie me llama después de esa hora.

    Los toques de queda no sólo son para uno mismo, también son para los demás, para acostumbrarles que una persona no tiene que estar disponible siempre. Y los amigos lo entienden, mientras que la familia no tiene más remedio que aceptarte como eres.

  6. Estoy muy de acuerdo con Anca en que esas restricciones tienen que ver con el fluir. Las distracciones, redes sociales, multitareas, etc. lo que nos impiden es fluir. No son perniciosas en si (o también); lo peor es que nos impiden realizar las tareas que queremos hacer fluyendo, viviendo.

  7. Mi hora de toque de queda digital intento que sean las once y he conseguido algún que otro fin de semana entera( de viernes noche a domingo noche) vivir sin móvil ni ordenador y es gloria bendita. Se puede vivir sin whatsapp. Doy fe. A veces echo de menos ese troncomóvil Nokia que tenía…haces bien en tener un móvil vintage ( me ha encantado la expresión)

  8. Hace ya cosa de un año que instauré en mi vida el toque de queda digital y la verdad es que se nota muchísimo cuando te vas a dormir. El número de vueltas que das en la cama sin poder pegar ojo disminuye de manera bestial.
    Lo que me ha encantado es la idea del sabbat. Eso de desconectar por completo un día a la semana tiene que producir hasta cortocircuitos mentales de la falta de costumbre. ¡Tengo que probarlo!

  9. Sí y sí. Si al toque queda del trabajo y sí al toque de queda digital. Llevo meses intentando instalarlos, pero tiene sus complicaciones cuando compartes vida con otra persona.

    La ley de Parkinson es tan cierta como la ley de la gravedad… Cualquier autónomo sabe de qué va el asunto. Por eso, un gran avance en mi productividad laboral han sido los pomodoros: me ayuden delimitar, a medir, saber si estoy gastando bien, mal o regular mi energía. Me ayudado mucho a reorientar, digámoslo así, mi asignación de recursos.

    En cuanto al toque de queda digital, llevo un tiempo tratando de desconectarme de todo a las 23:30 h; eso quiere decir, en mi caso, dejar incluso de lavarme los dientes leyendo las noticias o escuchando algo que me interese… Y mira que me cuesta, ¿eh? Pero, bueno, intento imaginar que me desenchufo, como si fuera un electrodoméstico más de la casa, y que ya está bien de estar en funcionamiento por hoy, que me voy a recalentar… 😉

  10. Yo no tengo TV.
    Internet controlado, a excepcion de Facebook, el cual me planteo dejar para siempre. Aun estudiando los pros y contras.
    Y feliz, muy feliz asi.

  11. Hola, no había leído este post, ¿cómo lo gestionas desde entonces? ¿Algún cambio?

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