Los tres ingredientes del aprendizaje

En este artículo te voy a recordar los ingredientes del aprendizaje.

Siempre que quieras aprender algo necesitas preguntarte si tu estrategia de aprendizaje está incluyendo estos tres ingredientes. Si falta alguno de ellos, puedes aprender algo, pero obtendrás los resultados más lentamente y tenderán a ser superficiales, una capa de pintura sobre una estructura oxidada.

 

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En flickr: https://flic.kr/p/6ezvZ

 

El conocimiento es acción en potencia. Un conocimiento meramente proposicional, capaz de expresarse verbalmente, pero desconectado de la acción y descontextualizado —no asociado con otro conocimiento—, es como un animal disecado.

Los ingredientes del aprendizaje han de estar dirigidos a evitar que el conocimiento se esclerotice. El conocimiento no es un stock o un almacén de información, más bien es un fluido que ha de mantenerse circulando.

1º Ingrediente: motivación

La mente no es una vasija que llenar, sino un fuego por encender. —Plutarco.

La mayoría de nosotros ansiamos una fórmula o programa estructurado que nos conduzca sin sobresaltos al conocimiento; si queremos aprender inglés, buscamos un buen curso; si queremos aprender sociología, buscamos los mejores libros o nos inscribimos en un curso universitario; etc.  A esta mentalidad la he llamado el paradigma del tren: te subes a un vagón en una estación y esperas que te lleve cómodamente a tu destino.

Frente al paradigma del tren, opongo el paradigma de la balsa en aguas turbulentas. Es el que corresponde al aprendizaje autogestionado. En este paradigma, el aprendiz asume la responsabilidad total y absoluta de su aprendizaje.

 

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En flickr: https://flic.kr/p/dUywa7

 

En primer lugar, está decidir qué voy a aprender y por qué voy a aprenderlo. Si falla esto, nuestros esfuerzos están viciados de origen. Aprenderemos algo, quizá de forma más apacible, pero nuestra mente será como un motor a medio gas, nunca profundamente implicado.

Idealmente, las decisiones de empezar, mantener el aprendizaje de una disciplina concreta, elegir qué aprender y cómo aprenderlo, y cesar la exploración de la materia deberían estar en el aprendiz. De otro modo, la persona experimentará alienación o extrañamiento de su esfuerzo y nunca se implicará completamente.

Con los niños, podemos discutir en qué medida y en qué momento han de ir asumiendo la responsabilidad. Es discutible y hay muchas escuelas de pensamiento al respecto. Pero si hablamos de adultos para mí no hay discusión posible: la responsabilidad está en el que aprende. Siempre. Toda.

Has de encender y mantener el fuego de su propia mente. No debes delegar. Nunca.

2º Ingrediente: aplicaciones

Whitehead, el matemático y filósofo inglés distinguía entre el conocimiento inerte y el conocimiento que había cobrado vida en la mente del alumno:

Las ideas teóricas deberían siempre encontrar siempre aplicaciones en el currículum del estudiante. No es una doctrina fácil de aplicar, es muy difícil. Supone el problema de mantener el conocimiento vivo, de evitar que se convierta en inerte, lo que es el problema central de toda educación. —Whitehead 1929.

Las aplicaciones permiten comprender las implicaciones de los enunciados generales y determinar en qué contextos se pueden usar las ideas. Gran parte del aprendizaje tiene que ver con descubrir el contexto en que aplicar las ideas y extenderlas a nuevos territorios.

 

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Cuanto más apliques el conocimiento más conexiones internas generas. En flickr: https://flic.kr/p/eboaAz

 

El conocimiento no es un libro de botánica donde toda idea o dato tiene un lugar fijo y preciso. El mundo es un lugar caótico donde las claras divisiones académicas pierden vigencia y donde todo está conectado con todo.

Las aplicaciones conectan el conocimiento disperso en la mente del alumno. Un proyecto donde has de aplicar ideas de distintas disciplinas es el entorno ideal para conectar materias.
Los maestros no deberían enseñar nada sin conectarlo con las ideas previas y modelos del mundo del aprendiz. Es en el terreno de los proyectos, las metas personales y colectivas y los deseos de transformación donde mejor se pueden establecer conexiones. Homo Minimus es un proyecto en curso.

3º Ingrediente: colaboración

Con un poco de ayuda de tus amigos.

 

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En flickr: https://flic.kr/p/56tRC1

 

Este es el pegamento que une las aplicaciones con la motivación. Aunque el pensamiento creativo requiere periodos de soledad y contemplación, gran parte del aprendizaje se hace en compañía. Aprendemos a hablar y escribir en compañía. A relacionarnos. A muchas otras cosas. Solo en la escuela nos hacen creer que el aprendizaje es algo que se hace sentado con los codos apoyados en la mesa y en la soledad silenciosa de una habitación o una biblioteca.

La colaboración con otros seres humanos hace más gozoso el aprendizaje y permite que unos se beneficien de otros en conocimientos y habilidades. El sistema de maestros y aprendices que imitan y trabajan bajo la atenta mirada del experto ha sido históricamente la forma de aprendizaje más común.

No hay que confundir co-presencia con co-laboración. Estar rodeado de personas no implica colaboración. En las escuelas y universidades predomina la co-presencia y la jerarquía, no tanto la co-laboración y las relaciones dinámicas horizontales.

Cuando quieras aprender algo, el primer paso no es leer libros sino buscar gente afín. No supongas que necesariamente la encontrarás en un centro académico.

Al principio no importa el nivel de la gente que te rodea o la estrategia de aprendizaje, es más importante sumergirte en un entorno social propicio, imitar y aprender por ósmosis. Cuando uno está empezando, la cantidad es más importante que la calidad y las relaciones más que los sistemas de aprendizaje o los programas.

Este blog incorpora los tres ingredientes

  • Homo Minimus es el fruto de una profunda inquietud existencial y del perpetuo deseo de mejora.
  • Homo Minimus busca conectar los principios generales con reglas prácticas, proyectos y experimentos vitales.
  • Homo Minimus pretende convertirse en una comunidad de personas con intereses semejantes y donde todos aprendamos de todos.

En resumen

  1. La motivación personal, especialmente la intrínseca, debería determinar el inicio, mantenimiento y fin del aprendizaje.
  2. Las aplicaciones transforman el conocimiento inerte en conocimiento vivo.
  3. Hazlo social si quieres avanzar más rápido y con mayor satisfacción. Conviértete en un interdidacta.

Si falta uno de estos ingredientes, tu aprendizaje está viciado de origen y te arrastrarás cuando podrías volar.

Enlaces relacionados:

Paradigma del aprendizaje  como tren y como balsa

Autodidactas e interdidactas

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8 comentarios sobre “Los tres ingredientes del aprendizaje

  1. Me atrae mucho la idea del autoaprendizaje, de hecho, desde que terminé mis estudios de informática, todo lo que he aprendido por mi cuenta (entrenamiento personal, nutrición, quesos) me ha resultado mucho más interesante y productivo a nivel personal

    Por cierto, me apunto a esto «Homo Minimus pretende convertirse en una comunidad de personas con intereses semejantes y donde todos aprendamos de todos.» si se me permite.

    Un abrazo.

  2. Te propongo una mejora al tercer ingrediente: conversación. Me parece más rica esta opción porque incluye la colaboración, pero hace explicita la verbalización. Es que una de las formas más eficaces de aprender algo es explicarlo a otros de manera sencilla, porque mientras se lo explicas a otros, te lo explicas a ti mismo. De todo lo que he aprendido en mi vida, lo que más asentado y sólido tengo es lo que he enseñado a otros.

  3. Muy buena síntesis. 1º) Recta intención. 2º) Se aprende haciéndolo y aplicándolo. y 3º) Se aprende en grupo.
    El sentido de la vida es la esperanza de mejorar. Y con el entrenamiento adecuado podemos hacerlo. La síntesis de la síntesis, «Crea un hábito».
    Un abrazo a todos.

  4. Me parecen muy sensatos los ingredientes. Eso sí, yo creo en el tren para iniciarse en un campo. Y luego cuando conozcas bien el territorio, puedes ir a buscar los rincones más escondidos en tu propio coche.

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