Rafael Tejado, del blog Máster en independencia, nos visita para obsequiarnos con un experimento intelectual especialmente interesante para los informívoros y demás trabajadores del conocimiento.
En el primero de los dos artículos, nos presenta un método de lectura minimalista con atención plena tremendamente potente. Pretende aplicar el método a The Obstacle is the Way
, un libro sobre estoicismo y el arte de transformar la adversidad en oportunidad.
En el segundo artículo, después de poner en práctica su método y leer el libro, nos lo reseñará e informará de los resultados del experimento.
Este es uno de los artículos más útiles que os encontraréis en el blog. Disfrutad.
Esta es una entrada para todos aquellos que pasan horas y horas leyendo. A los que los libros les abrasen las yemas de los dedos circulen, por favor. Aquí no hay nada que ver.
Sobre todo, esta es una entrada para los que leemos por algo más que mero entretenimiento. Ya sea por necesidades estudiantiles o laborales, o por el simple gusto de aprender cosas nuevas. La cuestión es que pasas mucho tiempo delante de libros y probablemente tengas la sensación de que podría ser menos, que no sacas el provecho debido por el tiempo que inviertes o que tienes una tonelada de libros pendientes de lectura y te entran las prisas. O por lo menos a mi me pasaba eso.

Muchas veces la solución que se plantea es la lectura rápida. Muchos libros hay escritos sobre la materia y más son los cursos que pueblan internet asegurándote que podrás leer 1000 palabras por minuto (guau).
Sea verdad o no, después de intentarlo un par de veces llegué a la conclusión de que para mi no es la solución idónea al problema. Seguramente sea puro autoconvencimiento, pero creo que coger un libro no es simplemente una cuestión de extraer información. Es algo más.
“Leer es el momento tranquilo en el que reflexionas y aprendes, no es una carrera. Es el momento que pasas con algunas de las personas más inteligentes que han vivido. No es algo por lo que hay que pasar como una tromba. Hay que saborearlo, disfrutarlo y hacerlo deliberadamente.”
Esta cita es del autor del libro que me ha llevado a escribir como invitado en este blog. Su nombre es Ryan Holiday, y el libro se titula The obstacle is the way. Es un libro que busca la aplicación práctica de la filosofía estoica, ya de por si una disciplina con una orientación bastante práctica. Interesado por el tema, Homo Minimus me pidió que escribiera una doble entrada sobre el libro. Una previa a su lectura y otra posterior.

Así que decidí tomarme esta oportunidad para hacer un pequeño experimento sobre cómo sacar el mayor rendimiento a la lectura de un libro desde la perspectiva de la atención plena y el compromiso total con lo que estás haciendo.
Para ello utilizaré esta primera entrada para marcar las actividades claves de ese experimento junto con su justificación más o menos teórica. Y ya la segunda parte tratará más sobre el estoicismo y todas las lecciones importantes que haya extraído del libro, junto con los resultados del experimento.
El experimento
Objetivo
Dar con un método de lectura basado en la atención plena.
Puntos clave
Entre las condiciones que debe cumplir el método se incluyen:
- Fácil de poner en práctica. Si es un proceso demasiado laborioso o denso las probabilidades de éxito son bajas.
- Reducir el número de libros leídos y maximizar los beneficios de cada libro.
- Favorecer la fijación de ideas y la puesta en práctica de las mismas.
- Convertir la lectura en un momento de reflexión y no en una carrera.
Actividades que voy a realizar
- Previo a la lectura
- Hacer una investigación previa de las ideas que puedo encontrar por internet, incluyendo reseñas y opiniones.
- Revisar el índice, la contraportada, y ojear el libro por encima para hacerme una idea mayor del contenido.
- Plantear 3 preguntas que quiero responder cuando acabe de leer.
- Durante la lectura
- Dialogar con el libro mientras leo, haciendo anotaciones y marcando los pasajes que llamen mi atenció. Marcar las páginas que hayan sido tocadas para poder volver a ellas.
- Después de la lectura
- Nada más terminar redactar 3 conclusiones y 3 aplicaciones que le podría dar a lo leído.
- Una semana después revisar el libro y pasarlo a tarjetas 10×15.
- Escribir reseña del libro para Homo Minimus.
- Escribir conclusiones del experimento de lectura de atención plena. (Ampliar el experimento a otros 5 libros más si el experimento resulta exitoso).
Preguntas que responder tras el experimento
Al acabar el experimento, responderé a las siguientes preguntas para analizar los resultados y ver puntos donde podré mejorar el sistema.
- De todas las actividades realizadas… ¿Cuáles han dado el 80% de los resultados?
- ¿Qué actividad ha producido mayor fricción?
- ¿Se puede añadir/eliminar algo?
Fuentes del experimento
- Cómo leer libros minima-listamente – Homo Minimus
- Regla del 3+3+3 del aprovechamiento de la lectura – Homo Minimus
- Read to lead: How to digest books above your level – Ryan Holiday
Justificación de las actividades
Si tuviéramos que resumir los problemas a los que nos enfrentamos, serían los siguientes:
- Exceso de material -> Dificultad para elegir el material adecuado.
- Gran inversión de tiempo necesaria. Riesgo coste de oportunidad.
- Mentalidad de coste perdido
- Dificultad de retención
- Extraer verdaderos beneficios de la lectura. Crecer.
Poniéndonos un poco filosóficos, quizás la pregunta clave aquí sería: ¿Por qué leemos?
Yo diría que más allá del entretenimiento ya descartado al principio de la entrada, lo hacemos por la necesidad de aprender y crecer. Los libros son una de las principales y más baratas fuentes de conocimiento que tenemos a nuestra disposición.

Sin embargo, sabemos que solo con leer no basta. Si no, piensa en los últimos libros que has leído e intenta recordar de qué iban, aunque sea solo por encima. Difícil, ¿verdad? Y encima le dedicaste unas cuantas horas para acabarlo, para luego no acordarte de nada.
Las orientaciones que he seguido tanto de Homo Minimus como de Ryan Holiday van precisamente encaminadas a mejorar ese retorno de la inversión de tiempo que hacemos cada vez que cogemos un libro. Homo Minimus desde una perspectiva más simple, con su regla del 3+3+3, pero en general primando la calidad sobre la cantidad.
Antes de la lectura
La primera fase del proceso resulta fundamental para vencer la primera problemática a la que nos enfrentamos: entre todo el material que tenemos disponible para leer… ¿Qué debo elegir? O dicho de otro modo “Tú, libro que estás ahora mismo entre mis manos, ¿por qué debería leerte?. Dime, ¿qué voy a encontrar en tu interior?”.
Traducido a las actividades del experimento, sería revisar el libro por encima, ojear el índice y ese tipo de cosas que te permiten hacerte una idea de qué va.
Pero si quieres ya bordarlo, nuestro amigo Ryan tiene una recomendación especial para ti: Reviéntate el final. ¿A quién le importa cómo acaba el libro? Esto no es una novela de misterio. Lo importante es entender el por qué de las cosas que se tratan en el libro, no el qué. Si con anterioridad sabes las afirmaciones básicas, los contenidos fundamentales, te liberará la mente para poder profundizar en los significados de lo propuesto. Entender los porqués y plantearte si estás de acuerdo o no.

Debes gastar tu energía en descubrir si el autor está en lo cierto y cómo puedes beneficiarte tú de ello.
Por eso, antes de leer haz una pequeña investigación. Busca reseñas sobre el libro, resúmenes de las ideas clave y opiniones de lectores previos. Las opiniones de tres estrellas de Amazon son una buena fuente de información, ya que no son ni fans acérrimos ni haters descarados. Valoran los puntos fuertes pero también exponen las debilidades y carencias del libro, abriéndote a todas las posibilidades. Goodreads también es una buena fuente de información.
Con todo el bagaje adquirido, es el momento de seguir a Homo Minimus y plantearte las 3 preguntas que te gustaría poder responder tras la lectura. Como bien dice:
“Con las preguntas, estás motivando la lectura y determinando blancos de información. Relacionas tus intereses, objetivos, proyectos con lo que estás a punto de leer. Con ello procuras una lectura más activa.”
Bastante claro. ¿No crees?
Durante la lectura
Ya con las manos en la masa… Bueno, cambiemos la masa por un lápiz. Y haz el libro tuyo. Es la hora de dialogar con él. Y lo digo en serio. Leer página tras página sin pararte ni un segundo es casi como si no leyeras. Implícate un poco en la lectura.

Subraya los pasajes que:
- Te resulten interesantes
- Te hagan pensar
- Sean importantes para el libro
Escribe en los márgenes las cosas que se te ocurran. Hazle preguntas al libro. Insúltale cuando no estés de acuerdo si lo sientes necesario. Lo peor que puedes tener mientras estás leyendo es indiferencia. ¡Implícate!
Hay a quien le llama a este tipo de prácticas marginalia, y son muchas las grandes figuras de la historia que la han empleado.
Una recomendación: marca todas las páginas donde hagas anotaciones o subrayes. Será importante para la fase posterior a la lectura. Puedes hacerlo con banderillas de esas de post-its o doblando las esquinas de los libros.

Si tienes objeciones con la idea de “mancillar” un libro de esta manera, te propongo una metáfora un poco pasa de rosca. Lo que tienes con un libro debería ser como una relación de pareja. ¿Para qué tienes maromo o maroma? ¿Para tenerlo en un pedestal impoluto? No. Pues con los libros igual. ¡Hay que meterles mano y disfrutar del rato con ellos!
¡Ah! Y mientras leas no te olvides de leerlo TODO. Introducción, prólogo, notas, prefacio, epílogo… Que al final son pistas que te llevarán a una mayor comprensión.
Aunque aquí me permito la licencia de aconsejarte que si ves que no te aporta nada alguna de esas partes… Simplemente pasa. Igual que si después de cincuenta páginas leídas no has obtenido nada útil no seas cabezota. Salta un poco hacia adelante en busca de cosas más fructíferas y si aún así no hay nada no pierdas más el tiempo.
Recuerda: porque hayas dedicado unas horas a algo no estás obligado a terminarlo si es una basura o no encuentras nada valioso en ello. Hay miles de libros ahí fuera esperando que te calientes un poco la cabeza con ellos.
Eso si, no confundas el aburrimiento producido por la densidad y la dificultad de lo que estás leyendo con la falta de algo interesante y/o útil que aprender. Lo primero te hará crecer, lo segundo te hará perder el tiempo.
Después de la lectura
Nada más terminar la lectura, antes de que se te vaya la cabeza a otra cosa, completa las otras dos partes de la regla del 3+3+3: conclusiones y aplicaciones que le podrías dar:
“Con las conclusiones, estás haciendo un esfuerzo de síntesis sobre el contenido del libro.
Con las aplicaciones, estás relacionando lo que has leído con tus metas y te aseguras de que tenga un valor que puedas poner en práctica.”
Por mi parte intento siempre buscar algún tipo acción respecto a lo que leo. Como mínimo escribir sobre el tema para jugar con los conceptos. Aunque no lo publiques en ningún lado, escribir es una forma fantástica de reflexionar sobre lo leído e integrarlo en ti mismo. Incluso dedicarte a contarle a todo el que pilles las conclusiones que has sacado del libro es una buena forma de convertir en algo útil el esfuerzo y tiempo dedicados.
Deja el libro reposar durante una o dos semanas. Pasado ese tiempo llegará el momento de revisar todo lo que anotaste desenfrenadamente y reactivarlo pasando las cosas que veas realmente relevantes al repositorio de ideas que tengas (y si no tienes ya estás tardando en hacerte uno). Es lo que en inglés llaman commonplace book y que en español no tiene una traducción clara.

En mi caso, yo sigo la versión del mentor de Ryan, Robert Greene, que usa tarjetas 15×10 donde va desgranando todo lo que lee para poder utilizarlo de forma independiente en futuros escritos, discursos, etc.
Si prefieres los formatos digitales, aplicaciones como Evernote son muy apañadas para estos menesteres. De todas formas, es muy recomendable hacer este proceso a mano porque te implica mucho más en cada idea que trasvasas.
Conclusión
Todo este proceso de primeras parece bastante largo y tedioso. Pero yo creo que será mucho más enriquecedor y profundo que el lanzarte a los libros al estilo kamikaze. ¿Qué espero conseguir con todo esto? Leer menos y multiplicar exponencialmente los beneficios que sacaré de cada momento delante de un libro.
Es lectura minimalista en estado puro. Inversión menor de tiempo, concentración al máximo y el placer de expandirte a ti mismo, tu conocimiento y tu realidad.
¿Funcionará? Cuando termine The Obstacle is the Way, encontrarás la respuesta en la segunda parte de este artículo, junto con las lecciones y conocimientos sobre la filosofía estoica que haya extraído de su lectura.
Mientras tanto, te invito a que compartas tus hábitos de lectura en los comentarios. Seguro que encontramos más formas con las que mejorar el experimento en futuras versiones.
Rafael Tejado se encuentra actualmente embarcado en un Máster en Independencia. Puedes seguirlo también en twitter @Teddyviking
Puedes leer la segunda parte de este artículo y conocer los resultados del experimento aquí: Cómo leer un libro con atención plena (2ªparte)
Vaya… que casualidad que después de una hora de conversación con una amiga sobre mi imposibilidad de leer cierto tipo de libros, me encuentre con este correo. En cuanto a mis hábitos de lectura, tragarme libros pero aunque no recuerde todos los detalles , si que me acuerdo de que van, la historia que cuentan aunque pase cierto tiempo ( no digo que de todos pero si de los que me gustaron mucho). Ahora leo en un libro electrónico o en aplicaciones en el móvil o en el ordenador. Uso evernote aunque es complicado leer en un movil y tomar notas al mismo tiempo, pero no es lo mismo que tomar notas al margen de los libros de papel. Todos estos libros de sagas o best sellers que se venden mundialmente , esos me los leo sin problema alguno. El problema está en leerme un clásico, un histórico, narrativa hispánica, en esos en los que abundan la metáfora y demás recursos literarios necesito un intérprete ( mi amiga casi siempre). Como le decía a ella esta tarde, porque para hablar de que un objeto es de color marrón, hablan del «objeto del color de las hojas caidas de los árboles en otoño», y porque digo esto, pues porque esos libros, si consigo terminar alguno, va a ser muy dificil que recuerde de que va. Me ha gustado mucho el post. Un saludo.
Qué bueno que menciones el método de las fichas de Robert Greene, tenía un tiempo considerando aplicaro,sobre todo porque soy fanático de Evernote y tal cual, pensé que la aplicación se adaptaría perfectamente para una versión electrónica de la técnica. Pero la verdad es que creo que tienes razón en cuanto a hacer las fichas a mano, sobre todo si ya uno lee la mayoría de libros en formato electrónico y ya está sacrificando por ese lado la textura y la mística de la lectura en papel…
Me ha encantado el artículo, voy aplicar tus recomendaciones
Gracias por tan importantes recomendaciones a la hora de leer un libro.