–¿Qué desea de postre, señor?
Imagina que estás ante la tentación de comerte un postre en un día de diario. Forma parte del menú del día y puedes elegir entre manzana y tarta de chocolate. El yo presente quiere la tarta de chocolate, el impulso es fuerte. El presente es un poderoso Dios. Es difícil que el yo presente renuncie a la tarta .
Pero el yo presente forma parte de una cadena de yoes temporales: sus ascendientes, sus descendientes, sus hijos . Quiere tener hijos fuertes, sanos, con cintura de avispa. Al mismo tiempo desea fuertemente el azúcar y el chocolate.
Un deseo o impulso solo puede vencerse con otro impulso o deseo de signo contrario. El yo presente siente compasión y afecto por sus yoes futuros. Se siente altruista, paternal, quiere lo mejor para sus hijos y nietos.
El yo presente recuerda a los yoes futuros y decide hacerles un pequeño regalo en forma de sacrificio actual: “voy a comer manzana para beneficiar a mi yo futuro (o muchos de los yoes futuros)”. “Cuando ellos recojan el fruto de mi sacrificio yo ya no estaré ahí viéndolos crecer sanos y fuertes; pero quiero lo mejor para ellos.”
–Manzana, por favor.

Regalos intergeneracionales
Podríamos concebir a nuestra persona como una sucesión de yoes temporales. Tras la etiqueta Homo Minimus, o Pedro Guerra o Matilde Fernández no se escondería solo una persona compleja, dinámica, diversa y con distintas propensiones o preferencias; podríamos dar un paso más allá y considerar que tras esa etiqueta se ocultan infinitos yoes en momentos del tiempo separados, una sucesión de yoes relacionados pero diferenciados, un conjunto de yoes temporales.
Mi yo del 4.6.14 a las 14:26 sería el antecesor del yo del 8.7.15 a las 18:43 y, sin duda, tendrían algo que ver, pero no serían el mismo ente. Compartirían una parte de la biografía del yo que llamamos en general Homo Minimus, pero ambos serían individuos con derecho a veto: cada uno de ellos tiene la voz cantante en el preciso momento en el que vive.
La única manera de integrar al conjunto de yoes temporales del artista conocido como Homo Minimus es convertir a ese grupo variopinto y egoísta carente de empatía temporal y compasión intergeneracional en miembros de una misma familia.
Habría que recordarles su historia constantemente: ellos recibieron el relevo de muchos yoes temporales anteriores que se sacrificaron y permitieron que se convirtiera en el bloguero minimalista de éxito , gigante intelectual y galán de ensueño que existe ahora, en este preciso momento.
Ese sentimiento de estar en deuda con las anteriores generaciones de yoes y el amor a la familia venidera pueden ayudar al yo presente a ser más sacrificado, a dejar de postergar o procrastinar acciones tan valiosas como esforzadas o difíciles.
A partir de ahora, cada vez que venzas la incomodidad, la falta de energía, la desgana, incluso el sufrimiento, piensa que lo estás haciendo por tus yoes-hijos-futuros , para que crezcan más sanos, felices y fuertes.
El fruto del amor bien entendido está creciendo ahora mismo. Y se recoge mañana mismo. Qué digo mañana… y pasado mañana, y dentro de diez años, y dentro de diez minutos.
Muchísimas gracias. Aprecio mucho todos tus regalos. Nos vemos en el blog. Un abrazo para tí también
Me ha impresionado mucho la idea de que cada uno de esos yoes lleva la voz cantante en el momento en el que vive. Me recuerda el poder que tengo, pero sólo si lo utilizo en ese instante. Siempre me había gustado la idea del poder del ahora, pero creo que no la entendía del todo. Creo que puede ser determinante para la perseverancia el pensar que lo que yo puedo hacer en este instante, sólo lo puedo hacer yo y ahora; mañana será otro yo y otro presente. Con lo que me gusta llevar la voz cantante, resulta patético que cuando puedo, debo, resulta conveniente y es lo más correcto hacerlo, me invente una de indios y me quede en el sofá para ni siquiera poder haraganear a gusto, a causa de esa insatisfacción que genera la inacción. Prometo reflexionar sobre ello y, por supuesto, elegir más manzanas, que en el fondo son la tentación por antonomasia
Dominar nuestros deseos inmediatos, siendo conscientes de lo que pensamos y sentimos ante estos. Pensamiento: Puedo, Soy Capaz. Sentimiento: Satisfacción de logro conseguido.
Que bueno! No se me había ocurrido pensar en mi yo futuro, creo que va a servir y mucho. Mil gracias!
Pues al hilo de lo que dice Amparo, a mí se me ocurre llamar a uno de esos «yoes» el «yo del sofá».
Excelente!!!
Esta aportación me ha cambiado en 5 min. En el momento exacto que necesitaba un input de este tipo. Gracias infinitas
Qué bueno, una buena técnica para quererse y valorarse un poquito más a uno mismo. Me la apunto y la comparto. A mí también me funciona el preguntarme ¿se lo harías a tu yo niña?
Una técnica muy interesante. ¡Gracias!