La pausa es bella y el cliffhanger

En La pausa es bella acabé el artículo de forma algo abrupta:

[…] Bien, pues yo creo que estas maneras de hacer pausas o parar –tras un periodo extenso de trabajo (90 minutos, 2 horas, etc.), por cansancio o por no estar en la zona– son erróneas. Hay una manera distinta y mejor de hacer pausas o parar el trabajo. Y es la siguiente:

Algunos os preguntaríais si fue un error de transcripción del artículo, si es que se me traspapeló parte de él  o simplemente es que acabé el artículo ahí y lo dejé incompleto.
No, no fue un error, fue algo deliberado. No he hecho más que utilizar un conocido recurso de los guionistas de televisión, de cine y los escritores de novelas por entregas, como Charles Dickens.

Desert Cliffhanger

Os he proporcionado un momento álgido (un «bang» en la jerga) y en vez de resolverlo he cortado la escena/acción/artículo en ese mismo punto anunciando el desenlace en el próximo capítulo. A este cortar la escena en lo más interesante  se le llama en inglés «cliffhanger«, traducido al español sería «colgando del acantilado». Es el famoso «Continuará» que ha hecho que generaciones de radioyentes y televidentes hayan estado enganchados durante años a los seriales de radio y las comedias de situación en la televisión.

Un experto en marketing online y bloguero de éxito, Carlos Bravo, de Marketing de Guerrilla, recomienda  usar el cliffhanger dejando los artículos incompletos o anunciando series de artículos sobre un determinado tema. Con ello genera interés, curiosidad y expectación en sus lectores, que recibirán el siguiente artículo con inusitado alborozo.

Además, dado lo limitado de la atención del lector de blogs, puede divivir un tema largo o complejo en píldoras más digeribles.

¿Qué tienen que ver los acantilados con la organización del tiempo de trabajo y la elección de las pausas en la jornada de trabajo?

Podemos jugar estratégicamente con nuestros diversos Yoes temporales creando con el Yo Presente una expectativa de algo interesante para el Yo Futuro. Si hacemos la pausa en nuestro trabajo  cuando nos sentimos contentos y energéticos, cuando estamos inspirados o «en la zona» , conseguimos que nuestro Yo Futuro quiera volver a la tarea lo antes posible. Además lo hará con un buen estado de ánimo, con expectación, con motivación renovada.

Esta estrategia la empleaba Hemingway según vimos en Lo que podemos aprender de Hemingway:

La mejor manera [de escribir] es siempre parar cuando estás haciéndolo bien y cuando sabes que es lo que ocurrirá después. Si hace esto todos los días… nunca te quedarás bloqueado

–Ernest Hemingway

El novelista americano concluía su jornada de trabajo después de escribir un determinado número de palabras (un mínimo de 500, por ejemplo) y cuando estaba haciéndolo bien.  De esta manera lograba comenzar el siguiente día con ganas, energía y con un punto claro de partida.

Es justo lo contrario de lo que  solemos hacer: lo dejamos cuando estamos agotados o cuando hemos llegado  al punto de bloqueo.   La estrategia de la pausa en momentos en que todavía no hemos alcanzado nuestro límite de motivación y energía  no nos viene naturalmente; requiere una gran capacidad de autorregulación y conocimiento de uno mismo.

Supone sacrificar una satisfacción segura en el presente a cambio de un beneficio futuro; esto es, para parar tu trabajo tienes que renunciar a la sensación de fluidez, a las ganas de continuar la buena racha, la ola de energía y la perspectiva de lograr en poco tiempo una cantidad de trabajo de calidad. No es fácil hacerlo.

¿Por qué entonces hacer las pausas cada cierto tiempo cuando todavía tienes energía y motivación?

  1. Una de las razones es el efecto cliffhanger, que seducirá a tu yo futuro a retomar el trabajo. Y esto es muy importante para un escritor de novelas, un maratoniano de la literatura: para él es más imporante el asegurarse que al día siguiente estará otra vez sentado en su mesa de trabajo que escribir unos pocos cientos de palabras más un día concreto.
  2. El beneficio temporal de un arrrebato de creatividad en un par de días no compensa el beneficio en el largo plazo de mantener un ritmo continuo y evitar la pérdida de motivación y energía.
  3.  Las paradas en el trabajo permiten a la mente pasar del modo focalizado en la tarea a un modo más contemplativo; aunque creas que tu mente está descansando, sigue habiendo un ingente trabajo inconsciente que, al día siguiente o pasadas las horas, te hará retomar la escritura con ideas frescas y nuevas asociaciones.

¿Se aplica esto al trabajador del conocimiento del siglo XXI?

 Cualquier trabajador intelectual o del conocimiento, y esto cada vez incluye a más gente (diseñadores, programadores, periodistas, profesores, profesiones liberales, ingenieros, decoradores, etc.), puede aprovecharse de tomar pausas cada un cierto tiempo de manera sistemática.

La técnica pomodoro te ayuda  a tomar pausas estratégicas 

La técnica pomodoro es una maravillosa implementación de la idea de tomar pausas cada cierto tiempo de manera sistemática. No importa  que en el momento de tomarte la pausa estés inspirado y creas que estás especialmente productivo.

A veces, un par de minutos pueden suponer un gran descanso y el resurgir de energía y motivación. Además, cuando sabes que tras un determinado tiempo vas a hacer necesariamente una pausa, estás mandando el mensaje a tu cerebro de perseverar durante un periodo acotado en el que no vas a poder hacer otra cosa que trabajar intensamente.

Hay una fenómeno psicológico que justifica el uso del cliffhanger y las pausas que  dejan tareas inacabadas. Lo veremos en el próximo artículo.

Artículos de la serie «pon un tomate en tu vida»(técnica pomodoro):

fire-love-300x205Técnica pomodoro 
Técnica pomodoro y minimalismo existencial
Apología de la técnica pomodoro
Técnica de las cero alternativas
La pausa es bella
La pausa es bella y el cliffhanger
Lo que podemos aprender de Hemingway
Técnica pomodoro y atención plena

15 comentarios sobre “La pausa es bella y el cliffhanger

  1. Al empezar el artículo me ha venido a la cabeza la cita de Hemingway.

    Añadiré un motivo para las pausas. Cuando estamos finalizando un proyecto o una fase del mismo solemos estirar el tiempo hasta acabarlo. Y lo damos por acabado en el momento en el que creemos que hemos esprintado y sacado lo mejor de nosotros mismos. Y es cuando solemos luego detectar fallos o erratas en los proyectos.

    Mejor acabar las cosas en la mitad de los procesos, en pleno ejercicio de nuestras facultades.

  2. Interesante el tema de los «cliffhangers». Es un hecho probado. Y también estoy de acuerdo con la técnica pomodoro en general.
    Sin embargo aún siendo Hemingway ( a quien no tengo por otro lado demasiado idolatrado) el autor de la cita, creo que discrepo en parte de él. Estoy de acuerdo en que se necesita trabajar un tiempo determinado todos los días, y en que la inspiración te pille trabajando. Pero eso de cortar cuando estás más inspirado. ¿Dejaría un surfista de surfear justo cuando viene la gran ola?. Quizá cuando escribes algo que dependa menos de la inspiración, como una novela, puede que sí. Pero ¿un cuento? , ¿una poesía?. ¿Será un escritor capaz de dejar la pluma con una idea revoloteando sobre su cabeza?. Las musas son inconstantes, y quizá diez minutos después te hayan dado la espalda.

    1. Mi tesis es justamente que si tienes una buena idea, esa idea va a seguir ahí el siguiente día. Es simple cortoplacismo y miopía estratégica el pensar que tiene que ser «ahora o nunca». La técnica es muy contraintuitiva, lo reconozco.
      No creo que en la literatura ni en casi ningún aspecto de la vida se den esas olas que si no las tomas en el momento no vuelven. Con las pausas en momentos interesantes te aseguras volver a retomar el trabajo con energía y un punto de partida y la «maravillosa idea» puede asentarse y tomar forma de manera inconsciente: basta con tomar nota de ella, no la pierdes.
      Mi experiencia es que esas ideas tan maravillosas no lo son tanto con un poco de perspectiva o necesitan de mucho pulido. Una cierta distancia viene bien.
      Además, ten en cuenta que solo hablo de dejarlo unos minutos para volver al siguiente pomodoro, excepto en el caso de que estés en el último pomodoro del día y tengas que aplazar el trabajo para el siguiente día.

  3. «Mi experiencia es que esas ideas tan maravillosas no lo son tanto con un poco de perspectiva o necesitan de mucho pulido. Una cierta distancia viene bien.»

    Muy bien explicado. Estoy de acuerdo.

  4. Estoy de acuerdo en que es una gran técnica para la mayor parte de los casos, así que no cuestiono la regla sino la excepción.
    Dejar una idea para darse una vuelta es como dejar a una mujer a la que estás haciendo el amor en la cama sabiendo que al volver estará allí. Puede ser que esté, puede ser que no. Lo que es seguro es que lo que las sensaciones no serán las mismas.
    La revisión, el pulido, es otra cosa. Ahí si que no importan las interrupciones.
    Un saludo.

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