El efecto escalera. Equilibrio foco-tareas y foco-metas

Si has construido castillos en el aire, tu trabajo no tiene que perderse; ahí en el aire es donde han de estar. Ahora pon los cimientos debajo de ellos.

—Ralph Waldo Emerson.

Imagen: escaleras mecánicas

Imagina que estás subiendo por una escalera mecánica; una de esas que te encuentras en unos grandes almacenes o en el metro . Das el primer paso y ya estás en ella. Normalmente, ¿qué haces? Sueles dejarte llevar, allá arriba está el final, pero queda todavía mucho. Además, quizá tendrías que pasar al lado de otras personas. La mayor parte de ellas están en el lado derecho, sin moverse; algún impaciente sube andando y alguno hasta corriendo, pero lo habitual es permanecer parado subiendo tranquilamente y pensando en nuestras cosas u observando a otros.

Según vas subiendo, la proximidad del final de la escalera te pone un poco en tensión, ya estás casi allí; quedan quizá 12 o 13 escalones, pero ya sientes la proximidad; fíjate en lo que haces o en lo que hacen los demás: ¿esperan a  llegar al final plácidamente como hicieron durante todo el trayecto o suben los últimos pasos?

 Verás que muchas veces  según te aproximas al final, si no tienes nadie delante, das los últimos pasos; parece que la cercanía del final nos proporciona energía y nos sentimos con fuerzas para subir los 4 o 5 peldaños que nos quedan.

Esos últimos pasos los podrías haber dado al principio, pero lo que quedaba era tan grande que parecía poco respecto a todo el tramo de escaleras mecánicas. Al final del tramo ese esfuerzo tiene  una recompensa casi  inmediata. –

Interpretación de la imagen

Bien, ahora descifremos la imagen: el paso de entrada a las escaleras es el inicio del proyecto; la altura de la escalera es la duración de un proyecto; nuestra energía, el que nos sintamos con ganas o desganas para subir por nosotros mismos las escaleras, es la motivación a lo largo del proyecto; el final de la escalera es el logro final de la meta planteada o resultado buscado en el proyecto.

Al principio, como hemos visto en el caso de las escaleras, si mantenemos nuestra mente en la meta final (alcanzar el final de la escalera) los pasos pequeños que podamos realizar en el momento resultan insignificantes y es probable que nuestra motivación se resienta: me quedo parado, dejo que pase el tiempo esperando a estar más motivado  (por presiones externas o de tiempo, etc.) o simplemente abandono el proyecto.

En cambio, si me enfoco en un objetivo a corto plazo, esa sensación negativa de ver todo lo que falta no se produce, ya no contemplo el proyecto en su conjunto y puedo estar más atento a la acción inmediata. Además, los pequeños avances parecen más satisfactorios al enfocarnos en el corto plazo y no ver el marco general del proyecto . –

Efecto emocional de los retrasos, dificultades y fracasos

Evaluar la tarea y las metas a corto plazo es especialmente adecuado si, como suele suceder en muchos proyectos, el principio es tentativo, experimental, con inicios en falso y con errores propios del aprendizaje. En este caso usual es mejor tomar nota de que el objetivo parcial  no se ha logrado en vez de intentar “re-motivarnos”  o re-afirmarnos con la meta a largo plazo, pues esta se habrá hecho más improbable después del traspiés inicial. Si me enfoco en el día o la semana, no en lo que me queda hasta la meta final, el impacto emocional de cualquier contratiempo será más reducido y nuestra respuesta más realista y adaptativa.

La meta final está más unida al sentido de uno mismo, nos identificamos más con ella y su no logro puede ser más doloroso para el yo. Las metas a corto plazo o intermedias son instrumentales y unimos menos el valor del yo a ellas.

Perspectiva vs control

La decisión de enfocarnos en metas de alto nivel u objetivos de bajo nivel es paralela  a las  dos dimensiones clave que hemos de considerar en cualquier  sistema de organización personal: perspectiva vs control.

La perspectiva nos permite jerarquizar metas y orientar la acción a lo largo del tiempo de manera eficaz hacia la meta final; en otras palabras, asegurarnos de que los objetivos que nos marcamos en el corto plazo sean los correctos, hacer las cosas correctas (aquí es donde hemos de aplicar el principio de Pareto ). El control nos permite centrarnos en hacer el trabajo cotidiano con la máxima eficiencia, en hacer las cosas correctamente.

Ambos enfoques son necesarios.– 

Prescripción sobre el enfoque tarea vs enfoque meta final

Al principio del proyecto,  hay que comenzar con la meta final en mente para  preparar un plan de acción y justificar el esfuerzo. Aquí es cuando hay que imaginar  el castillo en el aire y diseñar sus cimientos.  Miramos  hacia el final de la escalera para saber dónde vamos, generamos una estrategia y damos un primer paso que ayude a generar momentum.

Después de haber empezado,  y todavía en los inicios o en el medio,  es mejor “olvidarse” en cierta manera de la meta y centrarse en el paso inmediato, en el objetivo a corto plazo del día o la semana. Si las cosas van mal o no hay avance,  el efecto desmotivador no será tan grande, la fricción emocional será menor. La meta final seguirá en un segundo plano guiando y orientando nuestro esfuerzo, pero nos centramos en el día a día.  A esto nos referimos cuando hablamos de “centrarnos en el proceso” más que en el resultado.

Otra ventaja de enfocarse en la tarea o en el objetivo a corto plazo es que podemos reaccionar más adaptativamente; podemos registrar el error o el fallo con más facilidad  y corregir nuestras acciones más rápidamente. El foco está en nuestro comportamiento y los resultados que genera  más que en nuestra valía personal o el sentido del yo.

 Cuando estamos al final, la proximidad de la meta, la luz al final del túnel y la constatación de todo lo que hemos hecho en relación con lo poco que queda por hacer, es ya muy motivante. Aquí sí que podemos evaluar nuestros resultados en función de la meta final y cambiar a un foco evaluativo más general.

A la hora de evaluar nuestro progreso y orientar nuestra atención, la clave es cambiar adaptativamente entre foco en la tarea  y foco en la meta final.

4 comentarios sobre “El efecto escalera. Equilibrio foco-tareas y foco-metas

  1. Soy propietaria de varios castillos en el aire preciosos. Como tengo alas, tengo también acceso a ellos, pero es una pena que nadie mas pueda visitarlos,. Tu con tus post, me estás ayudando a construir los cimientos, y decorarlos de manera minimalista, por eso serás él invitado de honor cuando mis castillos queden por fin sujetos a la tierra (si consigo hacerlo, claro está 😉 )
    En estos momentos estoy construyendo uno nuevo, pero la diferencia está en que ahora empiezo desde los cimientos y muy poco a poco, mientras tanto prefiero no mirar demasiado arriba y hacer el trabajo bien hecho.
    Gracias por tus post, me vienen como el anillo al dedo 😉
    Un abrazo!

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