Principio del ojo de cerradura

Para ver el mundo en un grano de arena/ y el cielo en una flor silvestre/abarca el infinito en la palma de tu mano y la eternidad en una hora.

–William Blake. Pintor, grabador y poeta inglés (1757-1827).

Samuel Gosling, en Snoop. What Your Stuff Says About You  (traducido como Fisgoneando. Lo que tus cosas dicen sobre ti ) desarrolla la nueva ciencia de la “Fisgonología”, una rama científica del vouyerismo.

Su tesis es la siguiente: husmeando  durante 5 minutos en la habitación de un extraño, un ojo entrenado puede  determinar rasgos  de  la  personalidad del inquilino de la habitación con más precisión que un familiar o amigo íntimo que lo ha conocido durante años.  Le basta con echar un vistazo a su ropa, escritorio, cama y otros objetos personales para obtener un diagnóstico psicológico de la persona. A propósito, el «fisgón» nunca ha visto ni verá a la persona a la que analiza para obtener su diagnóstico.

La sorprendente conclusión  se resuelve en parte teniendo en cuenta algunos componentes del  expertismo y la práctica deliberada –de los que ya hemos hablado anteriormente–, las limitaciones de la memoria de trabajo (Working Memory), y una de las ideas centrales del minimalismo: más no es siempre mejor, y, por lo tanto, a veces menos es mejor.

En cuestión de información es a veces así. Unos pocos detalles o briznas de información sobre una persona o situación pueden ser suficientes para formarnos una imagen fiable de la persona o situación. Al menos en la mayoría de las ocasiones y con la precisión suficiente para nuestros fines prácticos.

Pero no es sólo que unos pocos detalles bien elegidos e interpretados nos permitan ver la imagen mayor, más completa y precisa —del mismo modo que el ojo de una cerradura en una puerta cerrada  nos permite ver a través de  un pequeño espacio gran parte de la habitación—;  además, es posible que  el tener más información sea contraproducente: las personas más allegadas conocen cientos de hechos y situaciones sobre la persona y tienen muchas teorías contradictorias sobre ella que tienen que intentar conciliar.

Toda personalidad es  compleja. Un trabajo analítico-verbal de intentar clasificar psicológicamente a una persona que conoces es un esfuerzo propicio a los errores, prejuicios  e imprecisiones.  Con la recogida y acopio de información los rendimientos decrecientes empiezan a operar muy rápidamente.

Expertismo

Malcom Gladwell alude  a este mismo principio  en Blink cuando habla de un psicólogo que es capaz de predecir cuánto durará un matrimonio tras un par de minutos de observar al marido y la mujer  hablando; o un entrenador de tenis que sabe si un jugador hará doble falta antes de que la raqueta golpee la bola; o un experto en antigüedades que con un simple vistazo detecta una falsificación.

Si lo piensas, advertirás que la mayor parte del tiempo  lo pasamos sacando conclusiones rápidas sobre los sucesos del mundo con muy poca información. Y la mayor parte del tiempo lo hacemos razonablemente bien.

Parece que el expertismo en cualquier campo se basa en aprender a filtrar el torrente de información y detectar esos  indicios o claves que se encuentran en las situaciones y que nos descubren un modelo de la realidad con la precisión suficiente para nuestros fines. Lo que comunmente se llama intuición es probablemente la detección de pautas y modelos del mundo  que se descubren a través de unos  pocos detalles bien escogidos.

Los expertos disponen de modelos muy ricos del mundo en un campo especializado. Además, saben detectar qué pequeños detalles, más o menos sutiles, son indicios de qué situaciones. El expertismo consiste en prestar atención a los detalles. Pero a los detalles relevantes en cada momento. Es justo esta selección del estímulo correcto la que permite circunvalar las limitaciones de memoria y velocidad de procesamiento humanas, y adaptarnos razonablemente bien a un entorno cambiante.

Las aplicaciones de este principio son innumerables. Habremos de tenerlo en cuenta cuando diseñemos nuestros sistemas de información, el entrenamiento y  la educación, y el desarrollo de competencias.

En la mesa y en el juego, se conoce al caballero.

–Refrán español.

8 comentarios sobre “Principio del ojo de cerradura

  1. En realidad no creo demasiado en la oposición decisiones intuitivas vs decisiones racionales. Parece que en el fondo todas las decisiones son intuitivas y que lo que parece una decisión racional no es sino la justificación a posteriori de la opción elegida de antemano. El problema con el análisis exhaustivo de los elementos que influyen en una decisión es que a diferencia de los modelos matemáticos, el número de factores sería tan grande que hace imposible cualquier valoración de la influencia de todos ellos, así que aunque teóricamente sería posible una decisión racional en el fondo siempre es intuitiva. En mi opinión lo más adecuado para evitar quedarse atascado en dudas eternas sobre como actuar es tener una regla de comportamiento genérica y decidir a un nivel lo más abstracto posible, lo que produce por un lado una economía de escala y por otro un menor componente emocional y por tanto un criterio más objetivo.
    un saludo a todos los «mínimoadictos»

  2. me gusta este blog…pero el de la indumentaria y su selección en el armario es insuperable. que finura de análisis

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