Regla de la elección de ropa

La ropa no hace biografía

–Homo Minimus

El proyecto 333 o alguna iniciativa personal similar  debería ya haber reducido el número de objetos en tu vida. En concreto, el número de piezas de ropa que posees y usas.

La cuestión es que siempre tendrás que elegir qué ponerte, aunque tengas que decidir entre sólo tres o cuatro camisas distintas.

En simplificaciones,  vimos la costumbre de Einstein de tener tres trajes idénticos para evitar tener que decidir por las mañanas qué ponerse. Es una opción. Supone usar un uniforme sin necesidad de estar en un colegio privado, ser conserje o trabajar en el ejército.

 La otra opción sería tener un asesor de imagen que te liberara de la toma de decisiones respecto al atuendo.

Mi minimalismo no me ha llevado todavía al extremo de usar un uniforme personal,  ni mi riqueza o vanidad a tener un asesor de imagen. He optado por una regla minimalista similar a la regla de los 30 segundos de elección del menú pero más sencilla todavía.

Regla

Elijo la primera camiseta del montón, o  el pantalón o la camisa o pieza de atuendo de la percha más cercana, sin pensar si me gusta más o menos, si conjunta más o menos. Siempre la pieza que esté más arriba o esté más cercana.

Justificación

Si todo lo que tienes te lo acabas poniendo, no importa lo que elijas un día concreto:  la “mala elección” (peor ropa) se compensará con “buenas elecciones” (mejor ropa)  los días siguientes. Al contrario, una buena elección de un día se compensa con una mala elección otro día. Por lo tanto, no ganas nada con elegir “mejor” un día cualquiera. No pierdas el tiempo decidiendo.

Escoger el mejor atuendo disponible es un comportamiento miope de búsqueda de un beneficio en el corto plazo (para ese día). Es miope porque el decisor no se da cuenta  de que el beneficio en el largo plazo (en un periodo largo) es reducido por el hecho de que ha dedicado tiempo computacional a las elecciones; y puesto que la calidad media de la ropa que uno viste  termina siendo la misma (la buena ropa de un día se compensa con la mala ropa de otro) acaba peor que si no eligiera.

Puedes argumentar que  alguna prenda es tan deleznable que no la usas nunca o casi nunca, y por eso sí que merece la pena elegir. Pero entonces…  ¿por qué la mantienes en tu armario? Líbrate de ella y ten menos vestuario, pero más  homogéneo y de calidad suficiente como para poder vestirlo sin que te señalen en la calle o se burlen de ti (lo que sería un inconveniente para  la mayoría de los seres sociales; incluso para  los levemente sociales como yo).

De hecho, si tienes menos prendas, te puedes permitir que las que tengas sean de calidad superior (si es que eso te importa). Además, según Barry Schwartz, en La paradoja de la elección, tener menos opciones paradójicamente aumenta la satisfacción con la elección tomada. Con esta regla reduces tus opciones a una: la pieza de vestuario más al alcance de la mano.

Hay otro pero que puedes poner: tu indumentaria ha  de conjuntar. Bien, esto también tiene una solución minimalista: elige unas pocas prendas –pantalones, camisas, zapatos, camisetas– que combinen bien entre ellas.

 Si tienes poca ropa bien elegida, seguro que puedes lograr combinaciones que conjunten casi siempre bien sin tener que pensar antes qué va con qué. Quizá no todo armonice igual de bien todas las veces… pero bueno, somos minimalistas y adoptamos un enfoque satisfaciente: lo suficientemente bueno también es bueno.

La última reticencia contra esta regla tiene que ver con las ocasiones especiales… ¿No hay acaso que cuidar el aspecto en una boda, un entierro, una entrevista de trabajo, una cita romántica…? Bien, aquí la regla aparentemente  falla. No vale tomar lo primero que te encuentres. Pero se trata de ocasiones especiales, ¿no? Pues simplemente ten UN SOLO atuendo (traje de gala, vestido para fiestas, indumentaria para citas románticas, etc.) para estas ocasiones.  Uno y no más.

18 comentarios sobre “Regla de la elección de ropa

  1. Pues te diría que ahora mismo, inmerso como estoy en el proyecto 333, casi casi que sigo tu regla para la elección de la ropa.
    Para ir a trabajar no me pongo sudaderas ni zapatillas de deporte. Y únicamente me pongo la camiseta negra cuando llevo jersey encima. Las piezas de los trajes no las estoy combinando por lo que podría contarlos como una prenda cada uno.
    Resumiendo, para trabajar sólo tengo que elegir entre unas 20 prendas incluyendo zapatos, abrigos, pantalones, etc.
    O sea, que abro el armario y cojo lo primero que pillo 🙂

  2. En esta regla Minimus no estoy de acuerdo, me parecería bien una regla semejante a la de la comida, decidir en 30 segundos, pero de ahí a coger lo primero que pillas. En algunas circunstancias es posible, como por ejemplo los que vamos a la oficina con traje, en cuyo caso poco importa llevar un traje u otro ( chaqueta y pantalones que no formen traje son una elección inadecuada en todo caso) . Días diferentes exigen vestimentas diferentes, no es lo mismo ir a tomar un café con un amigo, que salir de marcha un sábado por la noche. Creo que existe un riesgo en el minimalismo de que el intento por reducir la carga inevitable de las decisiones lleve a una especie de «random living» y para mí eso es excesivo.
    un saludo

  3. Coger lo primero que pillas no significa no decidir, tan solo significa no decidir conscientemente. La simplificación de la vida tiene mucho que ver con automatizar comportamientos. La ejecución de un comportamiento que se realiza de forma deliberada y plenamente consciente requiere mucha energía y atención.
    Elegir la ropa en 30 segundos o menos puede ser un paso intermedio hasta llegar a la completa automatización del proceso de elección.

  4. Mi maxima aspiracion es llevar al grado del arte, cualquier cosa que hago. Es decir; hacerlo con cariño, creatividad e interes, por supuesto tambien en el caso de eleccion de ropa. Es importante elegir bien las piezas y no saturar el armario, pero que divertido es combinar diferentes prendas y complementos creando un estilo personal pero variado (según ánimo y ocasion) porque no dedicarle un poco de tiempo a gusto…
    Saludos.

  5. También escojo lo primero que pillo del armario.Afortunadamente no tengo muchas actividades y con mis pocas prendas me apaño perfectamente.Por cierto descubrí tu blog este finde y ya me lo leí entero.Me gusta mucho.Te animo a que continues con él.

    1. No has sido nada minimalista en la lectura de este blog minimalista… Gracias por los ánimos.

      Sobre lo que dices, creo que la clave de la simplicidad está precisamente en ese «no tengo muchas actividades». La simplicidad en nuestras actividades permite la simplicidad en nuestra ropa, nuestros accesorios, nuestros aparatos, etc. Sin embargo, ese no tener muchas actividades es algo complicado en sí mismo: «La simplicidad es la última sofisticación».

  6. No creo que ese razonamiento sea válido para todos, sino que depende del criterio que se utilice para escojer la ropa. Tu reflexión me parece muy interesante para las personas que todos los días tengan que tomar una misma decisión con los mismos criterios («ponerme algo que me siente bien» o «ponerme algo cómodo» o «ponerme algo que combine entre sí»).

    Personalmente me visto de acuerdo com mi humor, con el día que haga, con las actividades que tengo luego, con la gente con la que voy a relacionarme… Todos los días son diferentes por eso mis elecciones son con criterios y prioridades distintos cada día.

    Por ejemplo, si estoy cansada o no me encuentro del todo bien me pongo ropa cómoda y calentita, y eso me hace sentir mejor. Si me siento energética y con ganas de comerme el mundo me pongo algo llamativo y original, y eso también refuerza mi estado de ánimo. No es que sea algo premeditado pero hace que los días que uno se encuentra al 100% los demás se fijen más y tengas más interacciones y que cuando tienes más ganas de estar tranquilo se fijen menos.

    En mi caso, la ropa que me pongo tiene un mensaje y, aunque no todas las personas con las que me relacione sean activamente conscientes de él, hay muchas personas que sí que se dan cuenta, y eso tiene un efecto real y palpable en lo que me pase durante el día (aunque sólo sea indirectamente a través de cómo me siento yo llevándola).

    Aunque me parece muy interesante el reto de escojer la ropa en 30 segundos (o un minuto), ya que es absurdo que dediquemos tanto tiempo de nuestras vidas a decisiones banales como esta que en realidad no son tan importantes. 🙂

  7. Yo procuro comprar todos los pantalones, faldas, bolsos y zapatos en negro, de modo que combinan con cualquier prenda de la parte superior, no pierdo el tiempo buscando y así también aprovecho camisas o camisetas que me pasan mis hermanas, sin tener que comprar nada.

  8. Estoy de acuerdo en lo absurdo que resulta el perder el tiempo en buscar qué ponerse. Ahora bien, no creo que éllo nos deba dirigir a «no combinar adecuadamente las prendas» o a salir a la calle como fantoches.
    Yo utilizo otro sistema que me hace no perder tiempo: decido mi atuendo la noche anterior antes de dormir, ya en la cama. Además me sirve de somnífero (aunque a veces me duermo antes de la elección).
    Un saludo y ánimo con tu blog.

    1. La última vez me compré 9 camisetas de manga corta (mi uniforme habitual) iguales. Mi elección se hizo allí.
      De todos modos, el salir no siempre bien conjuntado es una imperfección que puedo tolerar.
      Gracias por los ánimos.

  9. Estoy en proceso de simplificar el armario, que es algo que cada vez me gusta más. Me compro pantalones de colores neutros y así lo combino con facilidad. Lo que no he usado en la temporada, va fuera. A fin de cuentas, casi siempre vamos con lo mismo. Lo que quiero evitar es el «qué me pongo» teniendo un armario lleno

  10. ¡Sabía que tenía que haber un artículo relacionado con la ropa! (¿eso lo escribí o lo pensé?)

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