Hara Hachi Bu

Las  islas Ryūkyū, al sur de Japón, es uno de los lugares  de la tierra con gente más longeva: alcanzan edades medias superiores a los 90 años y en relativas buenas condiciones físicas y mentales. La incidencia de las enfermedades típicas de occidente es  mucho más baja: 80% inferior en enfermedades del corazón, 50%-80%  en muchos tipos de cáncer, etc.

Esta longevidad es atribuida a razones de tipo ambiental y hábitos alimenticios: la dieta tradicional de los habitantes de estas islas tiene un 20% menos de calorías que la de los japoneses en general.  Se ha definido e incluso comercializado  una dieta basada en los elementos de la alimentación de la gente de estas islas, la dieta de Okinawa.

Aunque el componente genético siempre es importante, un estudio realizado sobre 100.000 habitantes de Okinawa emigrantes a Brasil  que adoptaron hábitos de alimentación locales  mostró que la esperanza de vida de estas personas era 17 años inferior a la de sus parientes en Japón. De hecho, en los últimos años la incidencia de enfermedades del corazón entre la  población más joven de Okinawa ha aumentando con respecto a sus mayores. Esto se atribuye a la adopción de un estilo de vida más occidental.

La restricción calórica se ha mostrado como uno de los pocos sistemas basados en la dieta  que aumentan  la longevidad en diversas especie de animales. Los habitantes de Okinawa   emplean una regla llamada Hari Hachi Bu  que permite alcanzar este fin. Consiste en comer hasta alcanzar el 80% de la capacidad: en ese momento hay que parar.

La justificación está en que el cerebro tarda al menos 20 minutos en producir la sensación de saciedad a partir de las señales del estómago, por lo que  cuando sentimos la saciedad  es probable que ya hayamos comido demasiado. Nuestro acelerado ritmo de vida propicia el exceso; hay menos tiempo para sentarse a la mesa y comemos rápidamente sin dar tiempo a recibir la realimentación de nuestro cuerpo. Además, comemos mientras hacemos otras cosas: hablamos, vemos la televisión, leemos y nos mantenemos ocupados de diversas maneras; somos menos sensibles a nuestros estados internos.

La dificultad estriba en saber cuál es ese punto óptimo en que hemos alcanzado el 80% de nuestra capacidad. Si quieres aplicar esta regla a tus comidas podrías empezar los primeros días intentando determinar ese punto, dejar pasar media hora y después de ese tiempo permitirte comer algo más si sientes hambre. También podrías reducir tu ingesta,  si reduces la cantidad  en un 20% de lo que normalmente comes  y observas que, a pesar de ello, no te sientes hambriento media hora o una hora más tarde después de comer.

Esta es una regla sencilla  pero muy eficaz y está avalada por los resultados y la tradición cultural. Pone de relieve, una vez más, el poder de las reglas simples para producir buenos resultados.

7 comentarios sobre “Hara Hachi Bu

  1. Muy interesante. Además es información útil con la que pienso experimentar. Hay un componente emocional en la sobre alimentación. Comer de más puede suponer un chute de dopamina al igual que fumar, el juego u otros hábitos inicialmente estimulantes, y asi compensar un nivel bajo quizá por insatisfacciones vitales, estrés o cualquiera sabe. El chute inicial acaba resultando insuficiente al adaptarse el cuerpo al mismo y se precisa aumentar la dosis. Llamo la atención de Homo Minimus y otros lectores sobre la tasa de obesidad (IMC > 30) en EEUU que es nada menos que (Wikipedia) del orden del 30% de la población…para reflexionar…

    1. Creo que has dado en el clavo al relacionar el componente emocional de la sobrealimentación.

      En referencia a la relación entre estados de humor, emociones y comida recomiendo un libro interesantísimo sobre el tema: Calm Energy:How People Regulate Mood with Food and Exercise, de Robert Thayer

      Descripción del libro:

      «Obesity is reaching alarming proportions. In this insightful new approach to understanding why this is happening, acclaimed mood scientist Robert Thayer offers a new appreciation of the real cause-emotional eating. But this is not just emotional eating as previously known; rather it is a new scientific analysis of exactly how different moods affect eating. He shows how unprecedented stress in society and epidemic levels of depression have led people to food as a poor means of managing mood. In this original approach, Thayer describes how people’s daily energy and tension variations occur, and how this knowledge helps overcome the urge to eat the wrong food and to achieve the goal of «»calm energy.»» Also, in this most up-to-date scientific analysis of exercise and mood, he shows how physical activity is essential to psychological and physical health, yet why it is resisted. Thayer’s work has been discussed in hundreds of magazine and newspaper articles, and here he outlines in detail the cutting-edge theories and scientific research findings that have generated this extensive media attention.»

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