Resultado de la séptima semana: plena conciencia en cada comida.
Esta semana ha estado todo riquísimo.–Santamaya
Esta séptima semana de nuestro curso de atención plena ha sido un paso en más en nuestra entrenamiento para alcanzar la plena presencia. No puedo decir que haya estado plenamente consciente en todas mis comidas, pero sí que he recordado al menos una vez en cada ocasión saborear un bocado con atención plena. Como resultado, al igual que Santamaya, he experimentado en verdad los sabores y obtenido más placer de la comida.
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Muy interesante la práctica, y seguro que muy útil. Yo soy consciente de que como muy deprisa y de que cuando estoy ansiosa literalmente engullo.
–Nora
La relación entre ansiedad con el hambre y la forma de comer es muy directa. Creo que hay dos tipos de hambre: el hambre física y el hambre emocional o del corazón. La primera tiene que ver con las necesidades del cuerpo; la segunda, con las del espíritu.
A menudo, empleamos la comida como una forma de regulación emocional y por eso tendemos a engullir y anestesiarnos con la comida. Si has advertido la relación entre tus estados emocionales y tu forma de comer, habrás dado un gran paso en tu relación con los alimentos.
Ser más conscientes de los bocados nos anima a ralentizar los movimientos. Si ralentizamos los movimientos, tardaremos más en acabar la comida. Si tardamos más en comer, daremos tiempo al estómago a envíarnos información de retorno con el mensaje de que hemos comido lo suficiente.
Libres de ansiedad y asumiendo un ritmo más lento, crearemos el espacio y el tiempo suficiente para advertir que estamos ya satisfechos, sin necesidad de alcanzar la saciedad completa. Quizá podamos empezar a aplicar la regla de los habitantes de Okinawa, el Hara Hachi Bu, que recomienda dejar de comer en el momento en que hayamos alcanzado el 80% de nuestra capacidad.
Gradualidad y amabilidad: clave de la formación de hábitos
Ha habido días que solo he recordado el bocado atento en medio de la comida o casi al final. Pero lo he considerado como un pequeño triunfo. Creo que es difícil estar plenamente presente durante todo el tiempo.
Siguiendo nuestra línea minimalista en la formación de hábitos, cada pequeño paso en la dirección correcta es digno de celebrar. Así ponemos en práctica la regla S.E.C: «Siempre Estar Celebrando«. La visión de lo que pretendemos es suficientemente clara (una vida en la que conjuguemos el presente la mayor parte del tiempo) pero no hay que esperar alcanzar esa meta en solo unas pocas semanas. Por lo tanto, seguid celebrando los pequeños avances, sed amables con vosotros mismos y disfrutad del camino.
Adaptar el ritmo del espíritu al ritmo de las cosas
¿Qué pienso de la marcha de este curso? Creo que el mundo está lleno de buenos consejos que nadie pone en práctica. Si no existiera este curso seguiría enredado con los “debería”, los “tendría que” y los “es que”, pero atrapado en la postergación, porque nunca es buen momento para arrancar.
–Herman
Algunos querríamos obtener todos los resultados aquí y ayer; somos impacientes. Creo que un marco mental más saludable sería el practicar considerando la práctica un viaje de exploración y aventura, y no tanto en una herramienta para lograr algún fin ulterior. La actitud de atención plena sufre si la coloreamos con una cualidad meramente instrumental.
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Más allá de un bocado
Para profundizar en la práctica, podríamos reservar una comida cada semana para tomarla en soledad –siendo consciente de cada uno de los bocados– sin otros comensales, sin televisión, radio, teléfono móvil, iPad y lecturas. Podríamos convertirla en una meditación sensorial muy completa, ya que están casi todos los sentidos: el gusto, el olfato, el tacto o textura, la visión de la comida y hasta su sonido al juntarse con los cubiertos y nuestra boca.
No puede haber ninguna fiesta en la boca si la mente no está invitada.
–Jan Chozen Bays
Esta ha sido la consigna en la que he estado más fallón… De hecho, muy fallón; lo cual ha implicado también que haya tomado pocas notas en el cuaderno. Algún que otro bocado consciente he conseguido —dejando el cubierto sobre la mesa, etc.—, pero he estado lejos de mi rendimiento con puertas, campanas, sonidos y demás. Eso sí, he sido consciente 2 o 3 veces durante la semana de que estaba fallando más que una escopeta de feria. Incluso se lo he dicho a mi pareja. Algo es algo (¡SEC!).
Moraleja: esta consigna es buena para mí; tengo un enooooorme margen de mejora. Quizá ni soy tan lento ni saboreo tanto la comida como yo pensaba. Tomo nota. Y, nada, seguiré practicado, senséi (¡SEC!).
PD. Está bien: menos autoexigencia y más ¡SEC!
Esta semana ha sido catastrofica, me ha pasado lo mismo que con las respiraciones en la primera semana, la ansiedad y el nervio, me es super dificil controlarlo, mas bien me controla a mi, que rabia…..
Ya has aprendido algo. Sigue practicando.