Me aplico el cuento. Vivo en un 3º; a veces subo o bajo por las escaleras y a veces no. Confieso que después de llegar hecho polvo del gimnasio, suelo coger el ascensor. A partir de ahora voy a usar el ascensor solo cuando vaya tirando del carrito de la compra, nada más.
¡Soy un salmón!~Luis José, del blog de minimalismo existencial Mínimo.
Seguimos en nuestra cruzada contra el sedentarismo intentando aumentar el movimiento en nuestras vidas. Esta semana el reto consistía en subir y bajar escaleras.
No obstante, ten en cuenta que el sedentarismo es lo que resta cuando quitamos el movimiento. No es en realidad un enemigo, sino más bien la ausencia de un buen amigo.
[El ojo agudo habrá percibido el hábil uso que hago del reencuadre para ludificar y quitar hierro a nuestros esfuerzos. A lo tonto, el reencuadre se está convirtiendo en una de las herramientas del minimalismo existencial más fructíferas. Le dedicaré un artículo próximamente]
Algunas observaciones
El hallazgo de la semana: “Soy un salmón”. Aunque no pensé en esta imagen como una consigna, gracias a Luis José, el minimalista existencial por excelencia, y su comentario, me quedé con el soniquete toda la semana: “Soy un salmón, soy un salmón…” me repetía cada vez que veía unas escaleras. Podía haber completado la consigna con la famosa «Esto es agua, esto es agua«, de David Foster Wallace, pero hubiera sido rizar el rizo.
También, me ha resultado muy útil para recordar el reto la goma elástica que he llevado en mi muñeca derecha.

Aunque ya había empezado a subir y bajar escaleras con regularidad antes del reto, esta semana no me he perdido casi ninguna oportunidad de subir escaleras. Si me encontraba con la elección entre escaleras normales y mecánicas, subía por las correctas sin casi pensarlo (“¡Soy un salmón!”).
Si solo había escaleras mecánicas, entonces no me quedaba quieto esperando que me llevaran cómodamente al final: subía o bajaba. En ese subir y bajar se me ocurrió otra imagen: las escaleras mecánicas son brasas; subir por ellas es como caminar por las brasas, no te puedes quedar parado porque te quemarías los pies: hay que subir las escaleras a paso acelerado y con una cierta dignidad ritual.

La guía para subir escaleras de Esto no es comida me ha inspirado esta semana a convertir en un juego remontar escaleras: he subido a gatas, arrastrándome (cuando nadie me veía), (“¡soy un gusano!”); he subido de dos en dos, de tres en tres; he cantado, he bailado bachata; he seguido la técnica de “dos pasitos pa’lante María, un pasito pa’trás” y por cada dos tramos que subía, bajaba uno, así hasta llegar al final.
La Utopía es el pais en el que la humanidad está continuamente desembarcando; tan pronto alcanza sus playas, mira a lo lejos, ve otra Utopía y zarpa en su búsqueda.
~Oscar Wilde
He desarrollado una técnica que sé que muchos corredores siguen en sus entrenamientos: cuando creen apreciar un bonito trasero femenino en la distancia se lo ponen como hito y aceleran el ritmo hasta que lo alcanzan; he hecho lo mismo en el metro, y cuando alcanzaba uno de ellos, enseguida (después de breves segundos de celebración y contemplación) alzaba la vista, intentaba atisbar el siguiente y volvía a acelerar el ritmo. («¡Soy un salido!»).

Te juro que me he pasado la semana diciendo ¡soy un salmón! ¡soy un salmón! 🙂
La clave del cambio es el entrenamiento. Un entrenamiento cada semana y esta semana tocaba subir escaleras.
En mi vida no existen muchas escaleras, por lo que el ejercicio de esta semana no ha sido muy relevante, pero sigo muy comprometido con el curso de creación de hábitos.
Continúo con la meditación diaria y he empezado a comprender el propósito de la atención plena. Según homo Mínimus «atención de la intención». Como también ha dicho, el paso del tiempo no garantiza nada. Es cierto, hace falta la intención. ¿Con qué intención madrugo? ¿Con qué intención medito y camino cada mañana? ¿Con qué intención trabajo cada día? ¿Con qué intención escribo este comentario?
La intención es lo que cuenta amigos.
Un abrazo a todos.
Qué buena la página de Esto no es Comida y me ahorra escribir sobre lo que yo quería escribir. ¡Fantástico!
A sido una semana muy normal para mí. Siempre subo y bajo escaleras. He experimentado con un amigo sobre qué forma de subir escaleras cansa menos: de 1 en 1 o de 2 en 2. Las conclusiones de mi experimento fueron que subir las escaleras de 2 en 2 cansa más. Parece algo obvio y lo es, solo que el autor de EstoNoEsComida aseguraba que de 2 en 2 era menos cansado (al menos eso fue lo que yo entendí).
He probado algunas formas diferentes de subir. Alguna veces no quería subir las escaleras porque recien había acabado de comer, pero igual terminé subiéndolas. Por último, esta semana he aplicado mi extraordinaria forma de subir las escaleras :). Solo necesitas que el edificio en el que estes tenga por lo menos 3 tramos de escaleras diferentes. Lo que haces es subir por un extremo y cuando llegues al primer piso, cambias al tramo del medio, cuando llegues al segundo, cambias al tramo del otro extremo… y así hasta que llegues a tu destino. Esta forma de subirlas es menos agotadora y te permite llegar fresco y caminar más (al cambiar de tramo en cada piso).