Cómo aprendí a tomar café sin azúcar o sacarina

Hasta hace 4 años siempre  había tomado el café con sacarina, y antes con azúcar, pero consideré que la sacarina también podía tener efectos perjudiciales así que decidí librarme de ella.

Hubo un tiempo en que yo decía que tomaba azúcar con café más que café con azúcar. La sacarina fue un sucedáneo que me permitió evitar este exceso. Iba a resultar difícil dejar la sacarina porque el café solo sin añadidos me resultaba terriblemente amargo. Podría haber decidido dejar el café y con ello resolver el problema de una vez por todas, pero consideré que eso sería como tirar el agua con el niño o matar moscas a cañonazos o hacer «overkill», como dicen los militares americanos, así que determiné librarme de la sacarina y aceptar el sabor amargo del café.

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Coffee without sugar por Bertalan Szürös en flickr: https://flic.kr/p/7kwRBg

Cómo lo hice

El método que empleé fue sencillo. Tan sencillo como tajante: en los siguientes días eliminaría la sacarina completamente y me obligaría a tomarme el café sin añadidos. Supuse que iba a costarme mucho y llevarme mucho tiempo; puesto que mi capacidad de soportar la incomodidad no era grande, la probabilidad de éxito me parecía remota. Con todo, proseguí con el plan.

Una alternativa menos drástica hubiera sido ir abandonando gradualmente la sacarina reduciendo poco a poco la dosis hasta que fuera imperceptible. Ese enfoque hubiera sido menos doloroso pero también necesitaba más tiempo y atención constante a las dosis. La perspectiva de un largo proceso de deshabituación de la sacarina me hizo desistir del enfoque gradual.

Al día siguiente, tomé mi primer café sin sacarina o azúcar o leche; me resultó terriblemente amargo, pero pude tomarlo. Los tres o cuatro siguientes cafés siguieron siendo desagradables, pero sorprendentemente al tercer día ya me había olvidado de la sacarina y no sentía lo amargo del café.

Me había acostumbrado en menos de tres días a tomar el café sin añadidos. Me chocó que una costumbre tan arraigada pudiera vencerse en tan poco tiempo. Desde ese día no he vuelto a tomar el café con azúcar o sacarina y no lo he echado nunca de menos.

Observaciones y lecciones aprendidas

  • La terapia de choque a veces puede ser útil.
  • El esfuerzo o sacrificio fue mucho menor de lo esperado. 
  • En solo tres días me deshice de un hábito insano.
  • Me sentí triunfante y me pregunté qué otros hábitos profundamente arraigados podría eliminar en poco tiempo. 
  • Aunque habitualmente abogo por la gradualidad, las soluciones expeditivas también tienen su lugar en materia de autorregulación y fuerza de voluntad.
  • Me di cuenta de que la incomodidad y la sensación de privación y el sufrimiento son emociones no estables. La habituación se produce para lo negativo y lo positivo. 

Reto-experimento  para los participantes en el curso de perseverancia y atención plena

Un espíritu libre y alegre necesita de vez en cuando algo de peligro, de lo contrario la vida se le vuelve insoportable.

~Friedrich Nietzsche

Prueba a tomar el café o el té o infusiones sin azúcar durante cuatro días seguidos. Observa tus emociones y sensaciones a lo largo de ese tiempo, saborea la resistencia a tomar café amargo. Vence la incomodidad. Habitúate a ella.   Este experimento de cuatro días forma parte de nuestro Curso de perseverancia y también del Curso de atención plena.

Si cuatro días son muchos para ti, hazlo una sola vez.

 ¿Serás capaz de vivir con una situación incómoda o desagradable durante cuatro días seguidos? ¿Durante tres? ¿Durante uno?

Si te parece que este ejercicio no tiene sentido o que no merece la pena, recuerda que el miedo a  la incomodidad podría estar arruinando tu vida.

18 comentarios sobre “Cómo aprendí a tomar café sin azúcar o sacarina

  1. Eliminar hábitos que afectan nuestra salud física, mental y emocional, Una tarea interesante, empezando con la toma de conciencia de la incomodidad que nos produce el no satisfacer esos deseos como: el café con azúcar, la Coca Cola, las hamburguesas, los fritos etc. Logrando generar hábitos más saludables y sentirnos satisfechos por la capacidad de controlar los impulsos.

    1. Lo interesante de esta tarea es que la puedes extrapolar poco a poco a un montón de hábitos indeseables como los que apuntas. Esta prueba es una llave para muchas otras puertas.

  2. Hace años que tomo café, té y mate sin azúcar. Por eso busco otro hábito para modificar. Algo que haga todos los días, algo que sea bueno cambiar, algo que vaya en la línea de mis proyectos y de mi búsqueda. Creo que lo encontré: durante cuatro días, cada vez que me siente ante la compu, tomaré conciencia del estado de mi cuerpo, de mis pensamientos y de mis emociones, haciendo una minimeditación.
    Es la primerva vez que expongo una meta personal tan concreta a la consideración de otros en la web, esto le añade un sabor especial.

    1. Excelente, idea, brújula. Podrías añadir un desencadenante o disparador a esa mini-meditación: mientras esperas que se abra el sistema operativo o algún programa en concreto (con esto ya tienes el punto de inicio claro), cierra los ojos, sé consciente dos veces de tu respiración y luego toma conciencia del cuerpo y tus sentimientos.

  3. Hace más de un año que yo también decidí dejar de añadir azúcar, no solo al café, sino a todo lo que antes se lo añadía. Lo hice de la misma forma que tú, de golpe y sin medias tintas, y el resultado fue el mismo, unos días de incomodidad y se acabó la historia.

    Mi mejor arma para cualquier cambio de hábitos es el pleno convencimiento de que es lo que necesito, y luego me lanzo sin dudas y de golpe. Paso del todo al nada y me da muy buen resultado, eso sí, el convencimiento o creencia no ha de tener fisuras.

    Otro de los hábitos que he cambiado de esta forma es el de beber comiendo. Antes bebía casi más líquido que comida comía, y mis problemas de estómago me llevaron a la decisión de probar a comer sin beber. Ahora mis digestiones son mucho mejores y no necesito la bebida, aunque en esto hago excepciones si mi cuerpo me lo pide (que no la mente), pero lo que bebo es prácticamente insignificante (soy un chollo para los restaurantes con menú del día, ni bebo ni tomo postre…debería pagar menos).

    1. Juan, la ventaja de la decisión tajante es que se acaban las medias tintas, la agonía de la decisión y el proceso es muy rápido. Siempre había oído de gente que dejaba el tabaco en un solo día, pero pocas veces había experimentando procesos similares.

      Creo que es importante lo que dices, que no debe haber «fisuras» en la creencia de dejar el hábito indeseable.
      Yo añadiría que además hay que evitar las excepciones, pues es muy fácil caer en una pendiente resbaladiza que te lleve a recobrar el viejo hábito. En cierta manera, creo que el viejo hábito no se va y sigue siempre acechando. Los de alcohólicos anónimos dicen que un alcohólico siempre será un alcohólico; creo que más que de una actitud fatalista se trata del reconocimiento de que los hábitos no mueren nunca del todo y que como humanos somos seres falibles.

  4. Hace muchos años que dejé el azúcar. La sacarina por temporadas. Esta es una ocasión excelente para dejar definitivamente la sacarina.

    1. Idéntico planteamiento y proceso viví con el azúcar y el café hace años y desde entonces sigo tomando el café sin azúcar. Nunca he sido golosa y nunca he estado gorda. Motivos diversos, entre ellos un problema de salud, me han llevado a un sobrepeso de doce o catorce kilos. Es muy importante que recupere mi peso, hoy he puesto en mi habitación un rollo de esas páginas inmensas que se cuelgan habitualmente en las pizarras para cursos, para anotar en ellas todos mis logros, los cambios, los nuevos hábitos.Y el resumen del dìa es cero ejercicio, varios kit-kat y huesitos y una dosis importante de frustración. Hasta hace bien poco, no sabía ni que existían esas porquerías, lo que me induce a pensar lo fácil que puede resultar caer en hábitos destructivos. Con la moral por los suelos, resulta más difícil aún imaginar cómo salgo de esta espiral con la facilidad que dejé el azúcar del café. Determinación, perseverancia … Incluso los nombres me parecen hoy terriblemente costosos.

      1. Amparo,
        en este año voy a hacer lo posible para que todos aprendamos a salir de las espirales negativas y entremos en círculos virtuosos de mejora personal y bienestar.
        Te recomendaría que fueras compasiva con tus debilidades y que tuvieras esperanza en el cambio.
        Te agradezco también mucho tu participación a través de los comentarios.
        Un abrazo.

      2. Muchas gracias, Homo Maximus; perdón, Minimus. Al ver escrita en tu respuesta la palabra » compasión», he sentido paz. Como si desapareciera el afán perfeccionista. Creo que esto funciona justo al revés de como pensaba. Si me exijo mucho y me muestro crítica conmigo, eso me lleva a una autoimagen negativa, lo cual me paraliza y no avanzo. La compasión hoy me ha apaciguado y me he aceptado. La serenidad me he conectado con mi enorme potencial físico y he hecho 20 minutos de elíptica. Un triunfo. Gracias.

  5. Me ha encantado tu artículo. He utilizado tu sistema y espero que no te importa que te cite en una entrada que publicaré en mi blog. Muchas gracias por los artículos sobre la incomodidad, me han inspirado mucho.

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