Infoxicación e ignorancia selectiva

La infoxicación es una cosa que nos hacemos a nosotros mismos

–Homo Minimus

Sesgo de novedad

Como seres oportunistas y abiertos al entorno, adoptamos una posición siempre vigilante. Existe un sesgo de novedad que nos obliga a prestar nuestra atención a cualquier estímulo que aparece; éste puede estar tanto en el entorno como en nosotros mismos…

El mandamiento genético de nuestra atención es : “Mejor lo nuevo por conocer que lo familiar ya conocido”. Da la sensación de que siempre querríamos estar en otra parte, como en la viñeta de arriba.  Lo familiar ya está controlado y pierde su brillo;  lo nuevo puede ser una amenaza o puede ser una oportunidad, pero en todo caso es algo emocionante.

¿De dónde procede si no el afán de consultar nuestro e-mail cada cinco minutos? Cada vez que encontramos un mensaje nuevo en nuestra bandeja de entrada experimentamos una pequeña sacudida emocional que nos hace ansiar volver a por más. Estamos condicionados para buscar nuestra siguiente dosis de novedad, ya sea en el e-mail, en el móvil o en el programa de televisión de la noche.

Este reflejo condicionado de estar siempre pendiente de los cambios del entorno pudo ser adaptativo en su momento, pero en la actualidad puede ponernos en aprietos. En la sociedad actual el torrente de datos e información es virtualmente infinito. Sin embargo,  no es algo enteramente  nuevo:  Lutero en el siglo XVI se quejaba  de que había tantos libros que ni siquiera tenía tiempo de leer sus títulos. En la actualidad, el fenómeno se ha acrecentado.

Ansiedad informacional

 Es imposible mantenernos al día en ningún campo y esto genera ansiedad.  Se ha venido hablando de informational overload o infoxicación , y se ha acuñado la expresión ansiedad informacional, que hace referencia a nuestros sentimientos y actitudes hacia el ingente volumen de información que encontramos en nuestras vidas y nuestras limitaciones cognitivas para habérnoslas con él.

En el ámbito del trabajo, esta infoxicación se traduce en las constantes interrupciones, en el fenómeno de la multitarea y en la dificultad para mantener la concentración en prolongados espacios de tiempo: según un estudio americano, se calcula que el trabajador americano medio tiene una interrupción cada 3 minutos y tiene abiertas una media de 8 ventanas en su navegador.  Se ha hablado, muy gráficamente, del cada vez más extendido Trabajus interruptus.

Ignorancia selectiva

  Dos vascos salen al monte a buscar setas. Uno se encuentra con un  reloj Rolex de oro. Corre  y lleno de alborozo comunica a gritos el hallazgo a su compañero; éste le contesta malhumorado: «Pero Patxi,  a ver, la hostia, ¿a qué estamos, a Rolex o a setas?».

 Así como el arte de la memoria es el arte del olvido, el arte de la atención depende de saber qué ignorar y a qué prestar atención. Por ello ya no podemos ser recipientes pasivos de los impactos externos ni esclavos de nuestras ocurrencias e impulsos internos. Debemos, por tanto,  practicar más conscientemente la ignorancia selectiva, que supone el podar constantemente el rango y cantidad de cosas a las que prestamos nuestra atención.

Ignorancia selectiva: la práctica de ignorar selectivamente información innecesaria e irrelevante que produce distracción como e-mails, sms’s, informes, periódicos, noticias, etc.

.La atención es como el foco que determina en cada momento nuestro mundo. Hemos de tomar el control del foco.

 Ideas para ejercer la ignorancia selectiva

  • Practicar vigorosamente la ignorancia selectiva, siendo mucho más conscientes de donde está nuestro foco de atención en cada momento. Las prácticas de meditación pueden ser un excelente entrenamiento de esta conciencia de nuestros pensamientos, emociones e impulsos. En concreto, una práctica del budismo,  llamada Mindfulness o plena presencia, puede ser especialmente beneficiosa. La autorregulación comienza con la conciencia clara de nuestros estados físicos, emocionales y mentales.
  • Para poder ignorar selectivamente hemos de tener buenos criterios de filtrado: 
  1. En general:  tener claras las metas vitales y valores personales.  Hay que ser consciente de que la mayoría de la información disponible no es valiosa. Cuando se trata de publicidad, directa o encubierta, hemos de partir de la base de que tendrá un componente retórico o manipulador que nos puede resultar muy caro.
  2.  En la acción diaria, más particular: comenzar cualquier actividad con una meta concreta y subordinar todas nuestras acciones a esa meta concreta. Mantra: “Empieza siempre con un meta en mente”.
  • Cada vez que nos sorprendamos distraídos por algún estímulo externo o interno, tomamos nota de ello y nos decimos: “Pero a ver… ¡¿a qué estamos, a Rolex o a setas?!” . Esto puede servir como autoseñal para retomar el hilo de pensamiento originario y la tarea que teníamos entre manos. 
  • Aprender a distinguir con la ayuda de la Mindfulness el estado mental en el que estamos: concentración, descanso, relajación, contemplación… y  hacer que esos estados mentales correspondan con las metas que tengamos en cada momento. De hecho, la meditación ha sido definida así: «conciencia de nuestra conciencia y atención a la intención».

12 comentarios sobre “Infoxicación e ignorancia selectiva

  1. veo que soy un ansioso infoxicado e ignorante de mi atención plena.
    Me suena haberlo leído antes en tu Blog, pero no apliqué la ignorancia selectiva!!

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