Cuando eres joven (y además estúpido) todo lo ves a través de un prisma moral maniqueo: las víctimas, los malos, tú en el lado de los buenos o los iluminados, y la solución en que todos seamos buenos.
Si eres progresista o de simpatías socialistas dirás que todo es cuestión de educación (liberación de los relatos opresores, dirían unos; adoctrinamiento, dirían los del otro lado), cambiar el sistema y erradicar a los malos; si eres conservador o tradicionalista dirás que todo es cuestión de respetar las buenas costumbres y la moral, escuchar la voz de la conciencia y castigar o eliminar a los malos (justicia dirían algunos, venganza dirían los otros); si eres de un centro mediopensionista más o menos ciudadano querrás reprimir a los pillos y educar a partes iguales —porque en el aséptico medio está la virtud— y así eliminar el mal del mundo.
Pero si se trata de cambiar el mundo, ¿no sería posible que el campo de batalla más apropiado la mayor parte del tiempo no esté allí fuera y a lo lejos sino aquí dentro o en las inmediaciones?
Cuando siento ganas de culpar al sistema o a los mercados sin alma o a la falta de libertad individual, me gusta recordar la frase de Patricio Jake O’rourke: «Todos quieren salvar el mundo, pero nadie quiere ayudar a su madre a fregar los platos”.
Yo creo que sí, como una pirámide, empezando por uno mismo y transmitiendo al entorno que a su vez serán transmisores. Lo hizo Jesucristo y mira la que se lió.
Saludos
Muy bueno lo de los latigazos y bien traido lo de O’rourke.
A día de hoy, todavía soy joven. Nunca he sido socialista, y no creo que vaya a serlo en el futuro. Y sigo sin considerarme estúpida (más que en momentos puntuales). Con mayor frecuencia de la que sería ideal se tiende a subestimar el impacto que puede causar en los demás la curiosa habilidad de ocuparse de uno mismo y de los propios asuntos. La manera de ser -individual-, la inteligencia, incluso el buen gusto suelen resultar muy molestos, pero es imposible que dejen indiferente. En cierto modo, «causar molestias» es sembrar la semilla del cambio, aunque no siempre germine.
Por otra parte, dividir el mundo en «buenos y malos» es un error. «Buena» o «mala» es la conducta, no la persona. La persona es una posibilidad. Si todo fuera tan fácil, erradicar el mal en el mundo sería tan sencillo como elaborar una lista de personas «malas» con sus nombres y direcciones y eliminarlas. No funciona así.
No sé sí te leo en él momento oportuno.
Pero me encanta lo tontos que nos haces ser crack!
Tal vez me ponga seria y lo lamento porque me gustaría poder comentar con ese humor que tanto disfruto de tus posts. A la vez tengo ganas de compartir algo que suelo explorar y trabajar con las personas que quieren hacer cambios en equipos, sistemas y organizaciones.
Cuando digo «es necesario un cambio en esta organización / sistema / equipo, es importante reconocer:
1. Que estoy siendo parte de ese sistema que quiero cambiar y hasta ahora, me guste o no, consciente o inconscientemente, he venido sosteniendo este mismo sistema que quiero que cambie.
2. El sistema que quiero cambiar hace mucho tiempo que viene atendiendo algunas necesidades de muchas personas y parece que lo está haciendo muy bien porque hace mucho tiempo que existe así como es. Entonces, antes de intentar un cambio, qué tal si exploramos ¿cuáles son las necesidades que eso que quiero que cambie está atendiendo ahora?
3. Y esos cambios que pienso/ quiero hacer en este sistema [o peor, que pienso que el sistema debería hacer] ¿atiende esas necesidades [las del pto 2] o las descuida?
4. ¿Y cuáles nuevas necesidades, además de las anteriores, estaría atendiendo con esos cambios que creo que debería hacer? ¿Y son necesidades que están teniendo más personas además que yo misma?
5. Y finalmente ¿es ese cambio hacia tal o cual dirección la mejor estrategia para comenzar a atender necesidades insatisfechas?
Y para terminar la bien conocida frase de Gandhi: «Se el cambio que quieras ver en el mundo».
Chan-chan! Salud y muy buen fin de semana!
La frase final se las trae, jajaja, me encanta porque deja claro bastante bien lo que quería decir de cómo actúa la gente, aunque creo no pilló la ioronía de su propio mensaje al hacer exactamente lo mismo que criticaba. Los humanos somos realmente divertidos. Una cosa es ver aburridos documentales de animalitos de la dos, y otra cosa es ver a grupos de humanos interaccionar entre sí. No hay color.
Me está costando ponerme al día con tus posts y tus comentarios. Sólo tengo tiempo de decir que vaya nivelazo el de tus seguidores.
Yo, como Borges, que se sentía orgulloso de los libros que había leído (y no de los que había escrito), me siento orgulloso de los lectores de este blog y sus comentarios, y no tanto de mis humildes artículos.
Gracias por tu tiempo! Me encanta compartir el mío con vos. Saludos
Te entiendo perfectamente ¡Que te adore otro! No yo. 😉
Curioso el doble significado de la palabra «adorar».