El «flinch»

En inglés, “flinch”  es el movimiento rápido y nervioso de la cara o el cuerpo como reacción instintiva ante un miedo o dolor.

En el mundo del boxeo, es un término de la jerga. Un boxeador antes de recibir un golpe puede echarse hacia atrás, dejar de proteger otras zonas del cuerpo y cerrar los ojos. Esa reacción le pone en un aprieto mayor, ya que le vuelve más vulnerable y permite que el contrincante explote las vías de ataque abiertas.

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Heather, en flickr: https://flic.kr/p/43j2MC

El flinch coloca al boxeador en una actitud más de evitar el dolor o el golpe inmediato que de mantener la guardia alta y seguir atacando. Los entrenadores son conscientes del flinch del novato y emplean métodos de entrenamiento para controlar el reflejo de cerrar los ojos y retroceder cuando van a recibir el golpe.

En los asuntos diarios, en el ring de la cotidianeidad, ante una situación de temor o incertidumbre nos enfocamos en evitar el previsible impacto y en escapar del peligro percibido. El flinch nos hace perder perspectiva y nos impide actuar inteligentemente.

Hace más de un año, en mi desafío de la ducha fría, tuve la  ocasión de experimentar el flinch durante los 28 días en que me sometí al agua helada durante cinco minutos todas las mañanas.

El momento más difícil era el inicial, cuando estaba delante del chorro de agua fría, debatiéndome entre someterme al suplicio o no. Según pasaban los días, me lo pensaba menos, me lanzaba con mayor rapidez, aunque nunca dejé de experimentar la aversión y el deseo de salir de la ducha en los primeros minutos.

Poco a poco me fui acostumbrando y la incomodidad, que nunca dejó de existir, fue durando menos tiempo. Hoy en día ocasionalmente me ducho por las mañanas con agua fría o al menos acabo la ducha con ella.

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Afrontar este desafío de la ducha fría como primer reto en la mañana me permite empezar el día con energía y con la satisfacción de vencer un obstáculo. Después de la ducha fría, me siento contento conmigo mismo y más propenso a tomar el toro por los cuernos,  no retroceder ante las dificultades,  hacer las cosas incómodas y seguir avanzando.

Por qué es capital superar el flinch

El flinch aparece en casi cualquier actividad difícil o incómoda en la que podamos pensar: un proyecto que llevo aplazando durante varios días porque sé que el comienzo será difícil y habrá partes que detesto; los diez primeros minutos de una carrera de una hora;  tomar el teléfono para hacer esa llamada incómoda a un cliente que llevo postergando varios días; e incluso acciones mucho más pequeñas pero que demoramos porque en ese momento no nos apetece: por ejemplo, cuando no recojo la mesa después de comer y decido dejarlo para después de la siesta.

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Pete, in the library elevator, en flickr: https://flic.kr/p/4a7r3H

Hay muchas cosas valiosas que no hacemos simplemente porque no somos capaces de vencer el  flinch. El artículo de Leo Babauta (traducido por mí al español) Por qué la incomodidad puede estar arruinando tu vida describe muy bien las consecuencias de no afrontar las actividades difíciles:

Piensa en los problemas más importantes de tu vida –desde la ansiedad hasta la falta de ejercicio regular, una mala alimentación, la procrastinación y otros–.

Casi cualquiera de estos problemas es causado por el miedo a la incomodidad.

La incomodidad no es dolor intenso, es solo la emoción que tienes cuando sales de tu zona cómoda. Para mucha gente comer verduras es causa de incomodidad. También el sentarse para meditar o sentarse con una tarea difícil delante de uno o decir No a otros o hacer ejercicio. (Por supuesto, distintas personas se sienten incómodas con cosas diferentes, pero ya sabes por donde voy.)

Y a la mayoría de la gente no le gusta la incomodidad. Escapan de ella. No es divertido, ¿así que para qué  hacerlo?

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En flickr: https://flic.kr/p/6zeBEA

En La zona de incomodidad: cómo dominar el universo, Babauta, resalta lo crucial de vencer el miedo a la incomodidad y llega a considerar esta habilidad como la más importante para el cambio personal. Es el superpoder por excelencia.

Babauta nos recomienda no solo que toleremos la inevitable incomodidad inicial, sino que  aprendamos a sentirnos bien con ella:

De todas las habilidades que he aprendido en los últimos siete años de cambios en mi vida, hay una que sobresale:

Aprender a sentirme confortable con la incomodidad.

Si aprendes esta habilidad, puedes dominar casi cualquier cosa. Puedes vencer a la procrastinación, empezar a hacer ejercicio,  mantener una dieta más saludable, aprender un nuevo idioma, afrontar los desafíos y situaciones físicamente exigentes, explorar nuevas cosas, hablar delante del público, dejar a un lado todo lo que sabes y convertirte en un minimalista.

Entrenamiento para el flinch

En el proyecto Los tres hábitos que cambiarán tu vida durante el 2014 he tocado también el tema de las evitaciones y el flinch:

  • En el Curso de Atención Plena en la primera reencarnación, dedicamos una semana entera a detectar los sentimientos de disgusto y aversión, incluyendo los flinch.
  • En el Curso de Perseverancia, dimos un paso más allá con la práctica Micro-evitaciones: el diablo está en los detalles:

Te concentrarás en detectar  microaversiones, y el  impulso de evitar tareas. Una vez que las detectes, harás aquello que te  molesta, incomoda o te genera un cierto temor.

Todo el fenómeno de la procrastinación puede superarse si nos  acostumbramos a hacer lo que tenemos que hacer, nos guste o no, en  el momento en que hay que hacerlo.

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flinch 3643 en flickr: https://flic.kr/p/9jSQdF

Gracias a estas dos prácticas, ahora soy capaz de reconocer el flinch en muchas otras  ocasiones:

  • cuando me siento delante de la pantalla para escribir el artículo del blog del día y siento la desgana de ponerme a escribir (¡el flinch!);
  • cuando estoy durmiendo plácidamente y suena el despertador y en vez de levantarme inmediatamente me digo que estaría bien quedarse un poco más (¡el flinch!);
  • cuando estoy en un bar de copas, veo una chica atractiva y siento deseos de conocerla, hago ademán de acercarme pero enseguida siento una punzada en el estómago y me paralizo (¡el flinch!);
  • cuando en una conferencia siento curiosidad por un tema que el ponente no ha aclarado, y cuando voy a preguntar siento el miedo escénico al anticipar la atención del público en mi persona y el probable temblor en mi voz (¡el flinch!).
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Flinch, a free book from the domino project, en flickr: https://flic.kr/p/aRQZXF

Ya tienes un nombre para esa reacción tan natural como potencialmente peligrosa: el flinch. Todos la tenemos, hasta los boxeadores más veteranos, hasta los gladiadores del cambio y habitólogos más aguerridos. Lo que marca la diferencia no está en que sientas miedo o no, en que tengas el impulso de retroceder o no; lo que te hará diferente es cómo manejas el impulso: ¿mantendrás los ojos abiertos, soportarás la incomodidad, mirarás directamente al  monstruo y serás el último en pestañear ?

Referencias del artículo:

10 comentarios sobre “El «flinch»

  1. El «flinch». No lo tenía. Buen concepto aprendido.
    Gracias!

  2. Esta entrada me ha tocado, genial, enorme, enhorabuena.

    Me ha tocado por dos motivos:

    1º He practicado boxeo, full contact y kick boxing durante años y se de que reacción hablas. La viví yo mismo hasta que aprendí, y la he visto en muchos que empezaban: es el miedo a recibir el golpe, a lo que pueda doler, al daño que pueda hacer. Cuando pierdes el miedo, al menos en mi caso, eres capaz de cerrar la guardia y esperar el golpe, NUNCA duele tanto como pensabas que te iba a doler. Encajas el golpe y respondes.

    2º Fuera del ámbito deportivo sufro el flinch en múltiples situaciones que, a raiz de leerte, está claro que tengo que afrontar como ya hiciera con los guantes puestos.

    Asi que, gracias 😉

  3. Muy interesante. Yo el acento no lo pondría tanto en el flinch sino en la evitación, como bien dices al final. Porque precisamente la evitación es lo que podemos evitar.
    Todo se puede considerar como una resistencia a la incomodidad en sentido muy amplio. Pero creo que es útil distinguir entre incomodidad en sentido estricto e incertidumbre. Son cosas parecidas pero no iguales.
    Un gran artículo.

  4. No tengo palabras para agradecerte lo mucho que estoy aprendiendo con tu blog. ya solo me falta ponerlo en practica. Creo que lo iré consiguiendo, poco a poco, venciendo a la incomodidad cada vez que aparezca mi puñetero flinch.
    Ese devastador «mejor amigo» que no sabía cómo se llamaba, pero que lleva una eternidad conmigo, siempre saliendo a relucir cuando menos debería… Gracias por descubrirlo y ponerle nombre. Creo que entre entusiasmado, Leo y tu conseguiréis que cambie de amigos…

  5. Éste es un tema muy importante en el budismo, la anticipación al dolor. Ponen como metáfora un estanque de agua. Tanto si se arroja un pequeño guijarro como una enorme roca, la reacción del agua antes del impacto es la misma, ninguna. En los dos casos el comportamiento es el mismo, aceptar la piedra (con más o menos agitación) y volver al estado natural de agua en reposo y sin perturbaciones.

  6. Casualmente hace unos días buscaba el significado de «flinch» en ingles, lo hacía después de ver una de mis películas favoritas «American Pie», si la habéis visto sabéis que hay un personaje llamado «flinch» al ver el significado en ingles entendí el mote.

  7. El nombre del personaje no es «flinch» es «FINCH», mea culpa. De todas maneras, confirmo que había buscado hace unos días el significado de la palabra en inglés.

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