Peajes y multas de autorregulación: sé el guardia de tráfico de tu mente

La infoxicación y la irrefrenable atracción de lo nuevo son las amenazas más importantes de la sociedad de la información y el conocimiento para nuestra capacidad de autorregulación. Millones de estímulos pugnan por controlar el espacio limitado de nuestra atención e influenciar nuestros hábitos y comportamiento. Las redes sociales y el marketing cada vez más individualizado y científico trabajan constantemente por colonizar nuestro espacio y tiempo mental.

Ante esto necesitamos armas defensivas que estén a la altura de las fuerzas distractoras contra las que nos enfrentamos. Ya hemos hablado en un artículo anterior de la técnica Las verduras antes que el postre, que relega las actividades de más bajo valor al final del día o después de haber completado las tareas que para nosotros tengan más valor.

Hay otras herramientas mentales que podemos emplear para controlar la tendencia a salirnos del camino marcado y nuestra planificación del día: los peajes y  multas de la autorregulación. Son  refuerzos negativos  que nos administramos por entrar en actividades de poco valor.

Peajes

Por ejemplo, si leo un artículo de blog, que puede ser relevante para mis proyectos en curso, pero también puede ser una distracción o proporcionar muy poco valor de aprendizaje, me obligo a extraer mis ideas sobre el tema antes de comenzar a leerlo y hacerme 3 preguntas que quiero que el artículo responda.

Esto sería un peaje, un pequeño esfuerzo mental  que hago antes de acometer una tarea susceptible de convertirse en infoxicación. Así me lo pienso dos veces antes de emprenderla, me hago consciente de que la voy a iniciar y le añado una actividad inicial que permite sacar partido a la lectura o la actividad potencialmente distractiva o de bajo valor.

En todos los sitios cuecen peajes.

La técnica Las verduras antes que el postre incluye implícitamente un peaje para las actividades de menos valor: antes del postre –la actividad de menor valor– me obligo a pagar un peaje en forma de verduras –la actividad de mayor valor–, posiblemente también de peor «sabor» motivacional.

Es conveniente que los peajes de autorregulación sean actividades que disuadan de la actividad de menor valor por su dificultad, pero también que tengan valor en sí, para que, aunque seamos indulgentes con postres o actividades de bajo valor, nos aseguremos de haber hecho trabajo de calidad antes de ceder a la tentación.

La misma organización del trabajo en el día puede contener implícitamente también esta estructura de peajes de la autorregulación. Las actividades más placenteras, como redes sociales, lectura de artículos relacionados o no con nuestros proyectos en curso o las pequeñas actividades administrativas, quedan relegadas al final del día, en las horas de menos energía; solo me permito las tareas de bajo valor o más placenteras después de haber completado un buen número de horas con trabajo de alto valor en el que he aplicado gran intensidad mental y esfuerzo.

Multas

En ocasiones, incurriremos en actividades de bajo valor en medio de la jornada de trabajo o nos permitiremos comidas poco sanas pero sabrosas. Esto puede ocurrir por falta de autocontrol o porque la actividad de bajo valor ha pasado bajo el radar de nuestra conciencia.

El mal, por así decirlo, ya estará hecho. No podemos dar marcha atrás. El helado de vainilla ya está comido y ya hemos dedicado media hora a consultar facebook o seguir las recomendaciones de twitter de nuestros amigos. ¿Qué hacer en este caso?

Another Fine

Podríamos dejarlo pasar, hacernos conscientes de que hemos bajado la guardia, y retomar nuestras actividades. Después de todo, somos humanos, estamos sometidos a las tentaciones y nuestra conciencia y capacidad de autorregulación nunca es perfecta. Podemos ser condescendientes, no fustigarnos por ello, y volver al camino que nos hemos marcado.

El inconveniente es que una tentación o una mala acción suficientemente repetida amenaza con convertirse en un mal hábito y por lo tanto en convertirse en automática, más fija, más natural, más por debajo del radar de la conciencia. La recompensa de la tentación o de la acción de bajo valor anima a la repetición y con ello terminará desplazando otros comportamientos más efectivos, productivos o eficientes.

Por eso, es conveniente compensar el poder motivador de la acción que queremos evitar con un   castigo o refuerzo negativo creado artificialmente, no inherente a la acción, que rebaje la fuerza del comportamiento ineficaz o malsano. Este refuerzo negativo es lo que llamo multa de autorregulación.

Pongamos un ejemplo: me paso la tarde tumbado en el sofá consultando facebook, chateando y navegando al azar por Internet. Pasadas un par de horas me doy cuenta. Decido que he de cambiar a una actividad más provechosa. Pero antes de cambiar a esa actividad más provechosa, por ejemplo, ver a amigos, salir a pasear o leer un libro, busco en mi lista de multas y selecciono una acorde a lo malsano del comportamiento anterior.

En el caso de la pérdida de un par de horas en la red social, busco una multa proporcional a la magnitud del mal causado: decido limpiar la cocina, ordenar mi habitación o hacer la declaración de la renta, que llevo postergando varias semanas.

De esta manera, disuado comportamientos de poco valor o no saludables en el futuro. Me voy acostumbrando al hecho de que los comportamientos no saludables tienen  consecuencias negativas, no solo a largo plazo, sino también a corto plazo. Puesto que las consecuencias a largo plazo es difícil anticiparlas y habitualmente las infravaloramos, son las consecuencias negativas autoinfligidas  a corto plazo –las multas– las que más poder tienen para inhibir el comportamiento no deseado.

Conclusión

En resumen, disponemos de dos nuevas armas de defensa contra las tentaciones y las actividades de bajo valor o de valor negativo:

  • Los peajes de autorregulación: actividades difíciles o que requieren cierto esfuerzo y que nos obligamos a completar ANTES DE incurrir en un comportamiento de valor bajo o negativo.  Son disuasores, precios o barreras de entrada para las actividades de bajo valor. Las convierten en menos atractivas y reducen su frecuencia. 
  • Las multas de autorregulación: castigos autoinfligidos DESPUÉS DE incurrir en un comportamiento de valor bajo o negativo. Son un refuerzo negativo o castigo después de un comportamiento no deseable. Compensan los refuerzos positivos o recompensas que van unidos a muchas actividades de bajo valor. 

6 comentarios sobre “Peajes y multas de autorregulación: sé el guardia de tráfico de tu mente

  1. Es un texto complejo, y estoy feliz de haberlo leído casi completamente sin interrupciones mentales, (La única interrupción que tuve fue externa). Voy a tener muy en cuenta esta nota para enderezar el rumbo cuando se desvía a sitios no deseados.

    La frase que mas me gustó fue: «Después de todo, somos humanos, estamos sometidos a las tentaciones y nuestra conciencia y capacidad de autorregulación nunca es perfecta. »

    Saludos.

    1. Me parece un artículo muy importante y también difícil. Por eso, me he tomado mi tiempo. Considero que puede ser muy útil los peajes como método de autorregulación, me costaba la idea pero con el artículo de las verduras antes que el postre me ha quedado claro. Pero las multas de autorregulación, los refuerzos negativos … me suena a milonga. Sólo consigo verlo como un castigo. Y de eso ya he tenido bastante. Qué aprendizaje positivo puede haber en un castigo? No he actuado de la forma adecuada y, en aras de un futuro comportamiento hipotéticamente mejor, me maltrato. Limpiar la cocina es muy laborioso, puede ser incluso entretenido si lo reartimos en dos o incluso en tres sesiones y lo acompañamos de nuestra música preferida, pero es un trabajo arduo. Y si es un castigo y no una respuesta a una necesidad para mí es un maltrato autoinfligido y de eso también he tenido bastante. Pero si tú, Homo Minimus, o los demás participantes en el blog me lo pueden explicar de otro modo o decirme su punto de vista, te lo agradeceré, os lo agradeceré. Me parece un asunto de gran repercusión. Muchas gracias

      1. Hola Amparo, pienso como tú. Al leer el artículo una parte de mi sabía que en relación a las multas había algo que me era útil pero que de ninguna manera quería maltratarme. Incurriría en la misma contradicción que algunos padres cometen: maltratar a sus hijos para educarlos. Eso no es el sentido de la multa, no se trata de un castigo, sino de una consecuencia. TODO ACTO TIENE CONSECUENCIAS para tus yoes futuros, y vale la pena traer a la CONSCIENCIA el acto de distracción o bajo valor y sus consecuencias. Por lo tanto la respuesta está en tu lista de multas y en asegurarte (igual que con los hijos) que estén lo más relacionadas posibles con la falta y que tengan valor en sí mismas. Se me ocurre como ejemplo: Si hoy hiciste una comida poco saludable, haz el compromiso de hacer mañana una muy saludable (si la multa no tiene valor en sí misma para ti, lo verás como un castigo). No encuentres castigos, encuentra compensaciones valiosas. Creo que yo haré una lista de faltas cometidas en el mes para hacer un balance de las áreas donde es importante corregirme (compensar) antes de iniciar el siguiente mes.
        Yo sigo en la autorregulación y PERSEVERANCIA, espero alcanzarlos pronto jajaja.
        ¡Saludos!

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