La razón principal desde el punto de vista de la autorregulación es que debilita tu sentido de agencia o de persona que actúa y crea su destino. Cuando pones una parte de tu futuro dependiendo completamente del azar, estás mandándote el mensaje de que el mundo es un lugar donde la acción personal no tiene que ver con los resultados. O al menos que hay una zona del mundo donde lo que uno haga no tiene nada que ver con los resultados.
–Y es cierto que hay áreas del mundo donde una persona no tiene control ni ningún tipo de influencia; solo puede adaptarse. Pero tener en cuenta la parte no controlable del mundo y adaptarse o adaptarla para los fines propios no es lo mismo que someterse al capricho del azar y poner la ilusión de un mejor futuro en algo externo.
Las máquinas tragaperras son también un juego de azar de la peor especie. No hay casi control o el control es ilusorio y la máquina, cual mujer fatal que te da una de cal y muchas de arena, te somete a un régimen de refuerzo positivo variable que puede llegar a ser muy adictivo. El bingo y la ruleta también entrarían en nuestro catálogo de juegos desaconsejados.
Caso distinto es el de juegos como el póker o el backgammon, en los que la incertidumbre tiene un lugar importante, pero es manejable mediante la acción del jugador; En estos juegos hay estrategia y puedes medir la incertidumbre en términos de probabilidad y así orientar tus jugadas. Estos juegos bien jugados requieren de mucha habilidad, capacidad de aprendizaje y una dosis importante de autorregulación y control emocional.
Aunque solo juegues unos días del año, quizá en Navidades, el efecto es negativo. Repito: estás poniendo parte de tu futuro en manos del puro azar o del destino; te ilusionas con un juego que depende de elementos incontrolables; la esperanza matemática del resultado es negativa, y es por tanto un juego en el que pierdes por el mero hecho de jugar.
La lotería tiene un componente social importante, es una forma de confraternizar o de fortalecer vínculos con familiares, amigos, vecinos o compañeros de trabajo. Tendrás que sustraerte al influjo del entorno, tendrás que aprender a decir no y emplear una frase antipática del tipo «yo no juego a juegos de azar».
Decir no a los demás y decirte no a ti mismo requiere un considerable esfuerzo de autodisciplina y de resistencia a la presión social. Esta negación te hará un poco más fuerte, consciente de tus valores y más determinado.
Para una excelente ilustración de la dificultad de sustraerse a la presión del entorno respecto a la lotería y la superstición que la rodea, leed el excelente artículo de mi amigo y compañero de fatigas Alberto Antonio, del blog La tribuna de Avalón, Miedo a la lotería.
Nunca he jugado a la lotería…
Bien por ti…
Vaya… Encuentro tu blog, me parece interesante, me subscribo, escribo un comentario… y contestas así. Una pena.
PD: Te habría escrito esto en privado, pero no he encontrado manera, así que puedes borrar este comentario si quieres. Simplemente es crítica constructiva.
No me jodas, Bosco. Lo decía en un buen tono. Más así: «‘¡Bien por ti, Bosco!» (=suerte que tienes, todos deberíamos hacer lo que tú, etc…).
Me gustan las críticas, hombre, pero es que en este caso es una malinterpretación tuya y/o un mensaje perezoso mío que se presta a la malinterpretación.
¡Salud! (tono animado)
Jaja vale no problemo, yo tampoco me lo había currado mucho con mi comentario 😉 Un saludo!
Hola Bosco, bienvenido al club. Realmente ha sido un mal entendido. Homo Mínimus está como una cabra pero no es un tío borde y tiene monos ego que la mayoría de nosotros. Por aquí somos educados y tenemos buen rollo. Ponte las pilas y practica con nosotros.
Un abrazo.
No puedo estar más de acuerdo amigo mío con este post, Ahora estoy en la etapa que hace ya dos años no participo en ningún sorteo, razones muchas…
Hace ya tiempo colgué un post que titulé Miedo a la lotería, donde cuento unas anécdotas, comunes, pero que no he visto relatadas en ningún sitio.
Destaco un párrafo: “En los siguientes años, para no despertar esa inquina, simulé que llevaba una participación (no era cierto, no volví a invertir en lotería colectiva) con lo que los ánimos se tranquilizaron… y por supuesto no les tocó nunca (salvo los ERES colectivos, que esos fueron implacables)”
Si te intesesa conocer el origen puedes leerlo en: http://tribunaavalon.blogspot.com.es/2010/11/miedo-la-loteria.html
Un abrazo
Muy bueno el artículo. Recoge muy bien la presión social y la superstición que rodean a estos eventos. Muy imaginativa y práctica tu solución. Con tu permiso, añado la referencia al final del artículo. Saludos, amigo.
La necesidad de jugar a la lotería se aloja sin duda muy cerca de donde uno esconde su relación con Dios. Einstein trató de resolverlo con eso de que Dios no juega a los dados, pero, teniéndolos tan cerca, tiene que ser una tentación terrible.
Yo no juego nunca a la lotería porque me parece incluso perverso el hecho de enriquecerse porque sí y a costa de que muchos hagan sacrificios/dejen de gastar lo que han ganado con su esfuerzo. No me parece ético simplemente. Luego nos quejamos de la corrupción o de cómo funciona la política…
Hay varios estudios que muestran, además, que ganar la lotería no incrementa la felicidad: http://science.tumblr.com/post/69234644764/science-behind-the-factoid-lottery-winners-are-no
Desde hace mucho, tengo muy claro que es un error; es como decirle a la vida que pongo la mía en manos de una ruleta rusa. Sin embargo, me encanta la idea mágica de que un regalo me caiga del cielo. Tengo ( o tenía) dos etiquetas de nescafé en la cocina y me fascina la idea de que la vida me premie por mi cara bonita. Me gusta jugar en navidad y ocasionalmente. Lo pensaré; no me ayuda el hecho de que en el trabajo hicieron una peña de quinielas y nos tocaron unos 10.000 euros a cada uno. Éramos más de cuarenta personas y esa alegría compartida a ninguno nos cambió la vida pero nos hizo pasar muy buenos ratos. Pero con la cabeza estoy de acuerdo. Es una incongruencia por mi parte
Los libros que estoy leyendo conectan entre sí….. y también con tu blog de forma casi matemática.
En uno de los libros se comentan los tipos de juego y uno de ellos es el de los de azar. Los que se realizan de forma instantánea y repetitiva proporcionan una falsa sensación de control sobre los acontecimientos.
FLOW/FUIR es uno de los libros, y lo aconsejo fervientemente.
Nuestro futuro depende de lo que nosotros hacemos para cambiarlo y también de otras circunstancias que no podemos controlar. Exactamente igual que los juegos de azar. Tu dedicas tu tiempo, tu atención, tus conocimientos en hacer una apuesta además de dedicarle una cantidad de dinero y luego pudes perderlo o ganar. Cuando dedicas el tiempo y el dinero a estudiar también puedes recoger beneficios económicos , o no.
En cierta manera es una metáfora de la vida nosotros hacemos lo que podemos y no podemos saber que es lo que va a pasar.
De acuerdo. La incertidumbre forma parte de nuestra existencia. Contemos con ello.