Diseño de rituales

El hábito sí que hace al monje; sobre todo si el protomonje corta y confecciona su propia indumentaria.

–Homo Minimus

En el eslabón perdido entre la intención y la acción veíamos como el problema de convertir nuestras determinaciones en acciones y resultados residía  en la capacidad de autorregulación. La dificultad está en sostener la motivación en el largo plazo y saber decir no a los impulsos y las ganas del momento en favor de las intenciones y metas a largo plazo.  Esto es más importante que las estrategias, la confianza en uno mismo o  las circunstancias.  Todos sabemos lo que queremos pero nos cuesta mantener nuestras determinaciones.

 Vimos en Naturaleza de los rituales  que los hábitos, concretamente los rituales (= hábitos diseñados y mantenidos conscientemente) son el puente entre la intención y la acción, un híbrido de intención y automatismo que libera energía de voluntad y memoria de trabajo.

En este artículo expondremos los principios de la creación de rituales; puede que parezcan un poco abstractos así que dedicaremos un segundo artículo a su ilustración con un ritual concreto basado en mi experiencia personal.

Mapa del diseño de rituales

Visión de los resultados buscados

Beneficios que aporta el ritual

Ecología

  •  Consistencia interna
  •  Consistencia externa

Principios de creación de rituales

  • Un solo ritual cada vez
  • Dedica  dos meses a su creación
  •  Empieza ridículamente fácil
  • Defínelos muy concretamente  y sé flexible
  • Comprométete en público
  • Establece Disparadores
  • Disfruta del ritual
  • Modela tu entorno
  • Revisa el cumplimiento
  • Mantén frescos tus rituales

Visión de los resultados

 En primer lugar, es fundamental tener una idea  del ritual que deseamos crear y  una visión de los resultados que queremos alcanzar con ese ritual.  El ritual es un medio para un fin, no un fin en sí mismo.

Un ritual ha de tener propósito. Sólo los rituales que han perdido su razón de ser, de los que hemos olvidado su origen, se esclerotizan y se vuelven maquinales y faltos de vida.

El ritual es una estrategia más que nos permite alcanzar la visión. Como vimos en proceso de creación, comenzamos en la visión, tomamos nota de la realidad actual y luego llevamos a cabo acciones que nos acercan a ella. Es una estrategia altamente focalizada e integrada en nuestra vida diaria.

Beneficios que aporta el ritual

Nos hemos de hacer conscientes de los beneficios concretos que obtendremos con el ritual.

Ecología

Un ritual ha de ser sostenible en el tiempo y adaptado al entorno interno y externo. Para ello ha de estar bien integrado y ser consistente:

  • Consistencia interna: con valores, otros rituales, actividades diarias.
  • Consistencia externa: con otras personas y circunstancias no controlables.

El ritual no es un parche o hábito aislado, una rutina que “estaría bien” o que alguien ha recomendado. Está diseñado personalmente por nosotros. Un ritual es un elemento fundamental de nuestra vida y ha de ser armónico con el resto de nuestras actividades. Está inmerso en una red de actividades y otros rituales.

No es gratuito, está pensado  de tal manera que genere sinergias con el resto de los rituales y contribuya a crear los valores que queremos ver  en nuestras vidas según nuestra escala de preferencias.  Permite reducir la fricción interna y externa y aerodinamizar nuestras actividades.

Si tenemos una visión de los beneficios que nos aportará; si esos beneficios están en sintonía con los valores que más apreciamos; si el ritual que queremos formar está relacionado con el resto de los rituales y los apoya y es apoyado, estamos en las condiciones necesarias –pero no suficientes—para verlo formar parte de nuestra vida. La instalación del ritual es una parte clave y en la que solemos fallar.

Principios de creación de rituales –

Forma un ritual sólo a la vez: Si intentas abarcar mucho dispersas tu atención y reduces las probabilidades de formarlo.  El foco es esencial, convierte tu atención en un láser que penetra en el fondo de tus hábitos y los modifica.

Hazme caso: uno cada vez. Este es el consejo más importante. Si tienes que quedarte con una idea de este artículo, quédate con esta: es la más importante. ¿Dije ya que es la más importante?

Un ritual cada dos meses: ten paciencia. Durante esos dos meses convierte al ritual en una prioridad.  Recomiendo crear  un ritual cada dos meses. En un año podrías tener instalados 6 rituales para toda la vida.

Empieza ridículamente fácil: gradualmente los irás enriqueciendo. Da pasos de bebé. Refrénate, modera tu entusiasmo (el de los inicios). No intentes instalar el hábito inmediatamente de una sola vez al 100%. Permítete el tener un pequeño éxito y construir sobre él. Poco a poco. Aplica el Principio del Kaizen.

Defínelos muy concretamente y sé flexible: has de tener una idea de la forma final que adoptará tu ritual. La concreción aumenta la posibilidad de cumplimiento al mejorar el recuerdo y favorecer el compromiso. El diseño implica justificar las características del ritual y hacer que sean funcionales y favorezcan la creación del hábito.

Ten planes de contingencia que te permitan adaptar el ritual a las circunstancias.

Comprométete públicamente: hacer pública tu determinación de creación de un ritual será un estímulo externo para su cumplimiento. Estarás convirtiendo en aliados a tus amigos y conocidos al aprovechar sus expectativas sobre ti. Además, si te desvías, posiblemente te avisen de ello. Si lo llevas a cabo, aumentarás la autoestima personal y amplificarás el orgullo de llevar a término tus determinaciones. Con este compromiso estás moldeando tu entorno para que favorezca tu ritual.

Establece disparadores: determina qué señal o disparador te  indicará que ha llegado el momento de practicar el ritual.

Disfruta del ritual: busca las partes más satisfactorias de él e intenta enfatizarlas . Es la única manera de que persistamos. Somos miopes y reaccionamos a las ventajas a corto plazo. Intenta allanar el trayecto. Disfruta del proceso. Considera la formación del ritual como una experiencia de aprendizaje más que como un lastre; que no sea  una carga más a nuestra larga lista de obligaciones y necesidades.

Supone un gasto de energía durante su creación. Esto es ineludible, pero podemos intentar enfocarnos en las partes más divertidas de él durante su formación. En el largo plazo disfrutaremos de sus ventajas, se sostendrá a sí mismo y habremos experimentado sus beneficios directamente. La familiaridad trae el confort.

Moldea el entorno: para que favorezca el ritual y sea más propicio.

Revisa el cumplimiento: mientras estás formando el ritual lleva un control sencillo de su grado de cumplimiento. Propongo que te hagas un cuadro en que las casillas sean los días. En ellas puedes poner un aspa si lo cumples, media aspa si lo haces a medias y nada si no lo haces. Tenlo en una pared visible para ti y para los demás (si has decidido hacerlo público). Un ritual se considera formado cuando lo cumples sin interrupción durante 30 días seguidos. 

Mantén frescos tus rituales: 

Lo malo de la rutina es que acaba perdiendo la t.

–Juan Bonilla. Escritor español.

Nuestro sistema de rituales es orgánico y evolutivo. Un ritual es un un ser vivo. Tiene un propósito que revisamos periódicamente –quizá semestral o anualmente– y se adapta a las circunstancias cambiantes de nuestra vida. Lo modificamos y le damos variedad para mantenerlo fresco.

Serie artículos sobre rituales:

Rituales Mayas
El eslabón perdido entre la intención y la acción
Naturaleza de los rituales 
Intenciones de implementación
Detalle de mis rituales a 28.9.11
Diseño de rituales
Diseño de rituales, un caso práctico
Ritualiza el descanso y recogimiento con el Sabbat