Cien mini-meditaciones +

Cien mini-meditaciones +

Intentamos aplicar la actitud minimalista a todos los asuntos de la vida, incluso los espirituales; las mini-meditaciones son la alternativa minimalista a las largas horas en la dolorosa posición del loto al borde del desmayo  mirándonos el ombligo en las laderas del Himalaya.

Como la atención plena –o la plena presencia en el espectáculo de tu existencia– es uno de los tres hábitos que cambiarán tu vida, tenemos que insistir en las mini-meditaciones. A base de repetir amable, pero firmemente, instalaremos la costumbre de observar y observarnos.

En Cien mini-meditaciones propuse cien maneras de practicar la plena presencia en nuestras vidas o mini-meditar durante el día. Algunos animosos lectores propusieron las suyas en los comentarios. He recogido todas esas sugerencias y las he completado hasta alcanzar otras cien:

Anca Balaj

1. Estás en una reunión aburrida (o en cualquier momento y lugar) y te detienes a observar de qué modo se proyectan las sombras sobre los rostros u objetos, intentas ver en qué lugar exacto acaba la sombra, examinas los cambios de color de cada zona.

2. Te sientas en un banco y observas, como público, el modo en que se relacionan los animales entre sí (sean perros, palomas u hormigas).

3. Te quedas completamente quieto y piensas “En este mismo momento, millones de células están trabajando frenéticamente para que yo siga funcionando. Están procesando alimentos, transportando oxígeno, puede que reparando algún vaso que se haya resquebrajado por ahí dentro…” (Esta es mi preferida).

Rossana

4. Aparcas el coche. Hueles la hierba recién cortada del jardín que tienes al lado y caminas hacia el trabajo.

Kusturika

5. Cojo la aspiradora o la mopa. Limpiar es una tarea tediosa pero te permite concentrarte en un pensamiento, o en muchos, o en nada.

6. Vacias o llenas el lavavajillas. Hacerlo rápido es muy ruidoso. Hacerlo con cuidado y tranquilamente te puede desestresar bastante.

7.  En el trabajo aprovecho cuando voy al baño para desconectar un poco del estrés de fuera. Dos o tres respiraciones, un estiramiento y listo para ir con un poco más de calma.

Mario

8.  En el autobús rumbo al trabajo, observas el cambio perceptible de tono del color del cielo al amanecer.

9.  Estás discutiendo/peleando con alguien y por unos segundos olvidas la ira y ves su rostro sin volumen, como un dibujo en un plano

Gorka

10.  Cuando llego a la universidad, antes de bajar del coche, permanezco un par de minutos vaciando la mente para empezar la jornada sin nada que me distraiga.

11.  Antes de ver una película miro fijamente la parte de atrás de la carátula, como si leyera la sinopsis. Pero sin leerla, para que no me condicione la película.

Mortizzia

12. Intento descubrir qué es ese olor, otra vez ese olor que me acaba de llegar, ese olor a algo del pasado que no sé lo que es y que sé que me trae algún recuerdo, pero no sé cuál.

13. Me concentro en los puntitos de la lengua en el momento de quemarme con el café. Las papilas, pienso, distintivamente.

14. Veo a la misma persona todos los días, pero no sé cuál es su historia. Qué hará aquí. Será feliz. Sabrá que existo.

15. Me muerdo los labios antes de entrar en el bar. Lo hago siempre. Pienso en este instante, por primera vez, que es para que tengan un color más atractivo. Me avergüenzo y deseo no haberlo pensado, que esto que sé que es verdad y que se me acaba de venir a la mente se me hubiese quedado en el subconsciente.

16. Voy notando cómo el cordón de la zapatilla de deporte se está aflojando. Sigo caminando, contando los pasos que tarda en soltarse del todo.

17. Estoy durmiendo, pero ya no, de repente ya no. De repente ya estoy despierta. Hago un esfuerzo por no abrir los ojos. Pienso en el cambio de estado, tan insignificante y tan significativo: estoy en el mismo sitio, con la misma postura, la misma respiración, nada ha cambiado, y sin embargo ha cambiado todo respecto a hace cinco segundos.

18. Estos tacones suenan diferente, me parece. Clac, clic, clac, clic. Suenan diferente, totalmente diferente.

19. No sé usar la cafetera en el salón de desayunos del hotel: no cae nada en mi taza. Miro furtivamente alrededor, sabiendo positivamente que nadie está prestando atención a mi torpeza, pero imaginando que sí.

20. Estiro el brazo cansado que sujeta el libro, lo acerco otra vez, lo vuelvo a estirar. Se me cansa, pero qué bien pensado está, el jodío.

21. Abro la nevera, se me olvida lo que iba a coger. La cierro. Me acuerdo de lo que era. Espero con la mano en el tirador a que pasen unos segundos para poder volver a abrirla, sin que se me ocurra una sola idea sobre por qué funcionará así el mecanismo de apertura.

22. Le doy al botón de encender el ordenador y cierro los ojos. Intento tenerlos cerrados y que la claridad de la pantalla a través de los párpados me diga que ya está listo.

Malva

23. Observas el horizonte desde el autobús que te lleva al trabajo, y las luces del amanecer te recuerdan que vives en tu mundo, en el que los problemas son insignificantes.

Aurelio

24. Añado una que trato de incorporar a mi rutina: antes de hablar, especialmente antes de responder, respira dos veces.

Clara Green

25. Estoy frente al espejo peinando mi cabello o cepillando mis dientes detengo lo que estoy haciendo, observo detenidamente mi rostro, me veo directamente a los ojos, no me reconozco…., llevo 10 segundos y ya deseo apartar la mirada, pero me aguanto y prosigo…me sostengo la mirada..me sumerjo en mis ojos………me entran ganas de llorar….

26. Cuando empecé a leer la lista me entró prisa por terminarla y por un momento estuve a punto de dejarla , pero a medida que iba leyendo entre en un estado de concentración que tenia mucho tiempo que no me sucedía.

S.

27. Coges el metro por la mañana para ir a trabajar y en vez de bajarte en la estación de siempre que queda más cerca del sitio donde trabajas, te bajas antes y caminas por el casco viejo, que está vacío, soleado, bonito y ves los bares a los que entraste la noche anterior, recordando cada detalle, :) .

Aprenvida

28. Yo he hecho una minimeditación cuando iba por la 17 dándome cuenta de que mis pensamientos eran “este tío de sexo no va a hablar, ya no leo más”. Y luego mis tripas empezaron a rugir y me comí un plátano con plena consciencia (podéis pensar todo lo mal que os de la gana ;D)

Homo Minimus

29. Hoy es el día del rojo. Sales a la calle y buscas todos los objetos en la gama de los rojos. El semáforo rojo, el sonrojo, la llama, la roja (la selección), tu cuñado «el rojo», los pieles rojas, los ladrillos. De repente el mundo está inundado de miles de tonalidades del rojo.

30. Suena el teléfono. Das un respingo. Te contienes. Cuentas hasta tres y respiras tres veces. Solo entonces lo respondes.

31. Enchufas el portátil. Te demoras en ello.

32. Te miras la palma de una mano como quien mira un profundo estanque dorado. El día ya es completo.

33. Hay una moto de polvo en el rellano de la escalera. Te agachas para observarla mejor. Respiras asombrado.

34. Pasas por un camino de arena. Un desfile de hormigas. Te centras en los eléctricos movimientos de una de ellas. La sigues con la mirada a corta distancia. Zaaaas. La aplastas. Una vida menos. Reflexionas sobre la fugacidad de la existencia. Ahora existes, dentro de un segundo igual no.

35. Te limpias los cristales de las gafas. Te las vuelves a poner. El mundo es nítido otra vez.

36. Cuentas del 37 al 100 con mucho cuidado, como si temieras que se te cayera un número al suelo; y con él, el alma. Sonríes.

37. Tu sensibilidad a las mareas físicas y mentales aumenta. Sientes que vas a bostezar, pero todavía no has abierto la boca. Inhibes la apertura. Te tragas el bostezo.

38. Observas la textura del diario deportivo. Es inferior a la del diario generalista. Te quedas pensativo tras reparar en ello.

39. Ves a una mujer comiendo un helado. Te fijas en la comisura de sus labios: le resbala una pequeña gota blanca. Te concentras en la gota, con el fanatismo hiper-realista de un Asperguer.

40. Te sientes solo. Reparas en ello. Te das un autoabrazo bien fuerte.

41. Llevas varios minutos escribiendo una sentida carta de dimisión. Paras. Un pajarillo trina en el patio. Te regocijas en el contraste.

42. Siente el aire acondicionado acariciándote los brazos.

43. Miras un 8 como si nunca antes lo hubieras visto. Te das cuenta de que cuando se vaya a la cama se volverá eterno… infinito.

44. Te rozas la barbilla con un pulgar. Sientes el cosquilleo sobre la incipiente barba.

45. El sonido chirriante de un autobús que se para en la parada. Lo comparas con un violín mal afinado.

46. Estás a punto de dormirte. Rezas una oración antigua en un extraño lenguaje. Poco a poco te duermes.

47. Reparas en que estás sentado y tienes los pies cruzados uno sobre el otro.

48. Subes un tramo de escaleras muy, muy, muy despacio.

49. Acaba de aparecer un nuevo twitter. Respiro profundamente.

50. «¿Cuál es el sonido de una sola palma dando una palmada?». Siento que hay ser un poco lerdo para inventar un koan.

51. Me quedo callado interna y externamente hasta que alguien dentro de mi cráneo dice algo.

52. Soplo un diente de león.

diente_de_leon

53. Cuento de uno a diez y de diez a uno. Me fijo en la distinta tonalidad afectiva que generan esas dos acciones.

54. Ves una película ya vista sin sonido. Miles de gestos antes imperceptibles aparecen.

55. Andas por la calle. Te concentras en el roce de tu pie derecho sobre el asfalto.

56. Estas solo en casa. Te desnudas. Pones el ventilador al máximo. Te das un baño de aire.

57. Vas a decir algo. Te retienes. Disfrutas del momento. Lo dices.

58. Sientes la textura de las teclas sobre las yemas de tus dedos.

59. Llamas a un número al azar. Escuchas la voz que responde un par de segundos. No dices nada. Meditas dos segundos más sobre la tonalidad madera-que-se-agrieta de la voz que te ha respondido. Cuelgas.

60. Odias las listas. Haces una lista de cien cosas. Caes en trance.

61. Te muerdes la lengua sin querer. Dejas todo lo que estás haciendo y te quedas parado disfrutando de la sensación.

62. Tomas un objeto animado o inanimado al azar, un gato o una pata de la mesa. Le preguntas qué cinco cosas te podría enseñar. Si se trata de un gato, tomas nota de ellas y luego le das las gracias.

63. Alguien escribe un comentario inteligente en tu blog. Le respondes de manera respetuosa pero absurda. Reflexionas sobre los problemas de la comunicación humana.

64. Me beso el dorso de la mano izquierda como si fuera un cortesano besando a una princesa.

65. Estás cansado de hacer algo –pongamos escribir una lista de cien cosas–. Saboreas la sensación. Escribes una más.

66. Haces un giro de 180 grados sobre un solo pie.

67. Te duele el cuello. Visualizas una masajista voluptuosa, pero profesional y despiadada, ordenándote las vértebras.

68. Estás duchándote con agua muy, muy fría. Es por una promesa. Maldices la promesa.

69. Estás cocinando. Vas a hacer una tortilla. Se te cae un huevo al suelo. ¡Ay del huevo!

70. Escuchas el callado eco de la tarde de un domingo. Una cierta melancolía te inunda. La saboreas como si fuera un buen vino.

71. De repente, oyes el aire acondicionado de tu ordenador. Lo escuchas. Es como el ruido de un mar lejano.

72. Estás acabando un informe. Pero todavía no está acabado. Sientes el deseo de retroceder y contemplar tu obra. Te reprimes. Observas tu remoto resentimiento. Escribes un párrafo más.

73. Entras en la habitación de un hotel moderno. Te tumbas en la cama y miras al techo.

74. Alguien dice tu nombre a lo lejos. La más dulce tonada.

75. Te quitas un calcetín. Con profunda elegancia.

76. Estás jugando al póker. En vez de intercambiar ideas, intercambias cartas.

77. Se acerca una tormenta. Escuchas la silenciosa calma.

78. Subes a un mirador. Miras a lo lejos hasta decir basta.

79. Tomas un libro al azar de tu biblioteca particular. Lo vuelves a dejar.

80. Para evitar que se te caiga otra vez el huevo al suelo, decides comerlo duro. Lo frotas contra la superficie de la mesa. Escuchas los chasquidos.

81. Miras a alguien que te llama la atención en la calle. Es sexy. Es sexy y lo sabe.

82. Acabas de comerte una hamburguesa barata. Una hora después todavía sientes su sabor en la boca. La re-saboreas.

83. Te tumbas en el suelo. Está duro.

84. Oyes el crujir de tus huesos mientras andas. Te preguntas si los demás oyen los suyos.

85. Te equivocas al escribir una palabra. Vas a pulsar la tecla de retroceso. No lo haces. Seleccionas la palabra con el ratón y pulsas el botón suprimir.

86. Te descalzas. Tomas un zapato y lo observas como si fuera de otro.

87. Estás intranquilo. Observas la mandíbula tensa.

88. Rozas sin querer una cortina al pasar. Si fuera un alambre electrificado estarías carbonizado.

89. Quieres comprobar el micrófono. Uno, dos. Uno, dos. Uno, dos. Probando.

90. Grabas tu voz comprobando el micrófono. Te presentas ante el mundo. Luego te escuchas. No te reconoces. Tu voz no es tuya.

91. Clic.

92. Ding, dong.

93. Atchiisss.

94. Ves y escuchas uno de los 10 mejores videos del minimalismo existencial. Porque basta muy poco para encontrar momentos de felicidad.

95. Chass.

96. Glu, glu, glu.

97. Pssssshhhh.

98. Tic, tac, tic, tac.

99. Cierras los ojos y todo se oscurece.

100. Escuchas caer la rama en medio del filosófico bosque en el que nadie hay.

[Si os quedáis con ganas de más (glotones). Aquí tenéis 40 «mini-atenciones» con olor a haiku de Durmiendo en los coches. Muy apetitosas y ocurrentes todas.

Me gusta mucho la descripción que hace de la meditación sentada como   «atracones de gimnasio espiritual», y su preferencia –que nosotros compartimos– por una sentadilla acá, un estiramiento allá, un carrerita acullá, etc., en cualquier momento de la jornada y al margen –o entre los resquicios– de la agenda.]

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8 comentarios sobre “Cien mini-meditaciones +

  1. He de confesar que no he leído la lista del tirón. La he revisado por encima tres veces y seguro que me dejo alguna meditación. También he encontrado unas cuantas que me han hecho especial gracia:

    54. Lo mismo me recomendó Paco Plaza en una clase que me dio hace años. Nunca lo he hecho con una película entera, pero con trozos sí. Muy interesante.
    66. Lo hago a menudo. Y luego río. Es divertido.
    75. Un colega del colegio era capaz de quitarse los calcetines y “doblarlos” solo con los pies. A veces practico, pero no hay suerte.
    79. Esta semana saqué de la estantería “La hora de las brujas” de Ann Rice. Son algo más de 1200 páginas. Ansío que empiece el verano para poder leerlo. Hace un rato lo he vuelto a meter en la estantería.

    1. Sabe a vere3o!Lembrei daquela mfasica; «a vida vem em ondas como um marNum indo e vindo inntfiio…»lmagem qie remete a vida, movimento e frescor! Adorei!Beijo querido!Li Ferreira Nhan

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