Parábola del 4×4

El día en que apareció en la puerta del colegio, su propietario adquirió un prestigio superior al del resto de los padres. A muchos les pareció una salida de tono o un gesto extravagante, pero a otros les pareció una señal de riqueza y distinción. Estos últimos con el tiempo empezaron a pensar en comprar su 4×4, aunque no fuera probable que tuvieran que conducir por terrenos pantanosos.

 

Frontera 4x4

 

Al cabo de unos meses había varios 4×4 en las inmediaciones del colegio, y algunos se sintieron amenazados por semejantes mastodontes, que si chocaban con sus más débiles coches seguramente no sufrirían más que un rasguño, mientras que ellos y sus hijos saldrían malparados.

A su vez, la menor visibilidad de los todoterreno sobre las alturas más bajas (en la que se mueven los niños pequeños) ya estaba perjudicando a todos, tanto a los niños de padres con 4×4 como a los niños de padres sin él.

Algunos progenitores, aunque no sentían ninguna simpatía por ese tipo de coches, empezaron a pensar también en comprar su tanque sobre ruedas y equilibrar la pérdida de seguridad (y quizá de estatus) que les habían infligido los propietarios de los todoterreno.

Un par de años después, gran parte de los padres acuden a recoger a sus niños al colegio en sus monstruos derrochadores de gasolina, sin que tengan ya por ello mayor estatus y sin que su seguridad haya mejorado. Eso sí, se han gastado entre cuarenta y cincuenta mil euros en el último modelo, dinero que no tendrán disponible para otros usos.

11 comentarios sobre “Parábola del 4×4

  1. Aquí sigue siendo indicativo de estatus, pero es ligeramente diferente al prestigio de poderío económico ante los demás y más por entitlement: I deserve it. ¿Que gasta mucho más? Tanto mejor, me lo merezco porque trabajo muy duro. En cuanto la pava se queda preñada hay que comprar un todoterreno brutal porque si no «no caben las cosas» y hay que mudarse a una casa de 250 m^2, porque te lo mereces. Si no lo haces no sois unos muertos de hambre, sois unos egoístas y vagos incapaces de trabajar duro para dar a la familia lo que se merece. Y cuanto más te mereces más te endeudas y más tienes que trabajar duro, y cuanto más duro trabajas más te mereces. Suspiro.

    1. Jajajajajajaja, ¡qué buena! Sí, así es. Lo compruebo en el colegio, sí en el colegio, ese campo de «batalla» de demostraciones ¡patéticas!

  2. De hecho, antes de conducir el coche normalito, esta misma gente llevaba a sus hijos al cole a pie. Pero a ver quién es el valiente (o el bicho raro) que aguante la presión social sin entrar en el redil. Y así es como nos venden cualquier cosa que quieran vendernos, tanto si la necesitamos como si no.

  3. La búsqueda de status es definitivamente uno de nuestros impulsos más autodestructivos. Yo lo veo como una variante de un impulso aún más básico: nuestra tendencia a reverenciar la autoridad — lo que busca la gente a través del status es sentirse digno de una especie de reconocimiento jerárquico que los hace sentir superiores a los demás.

  4. A veces las valoraciones no son tan subjetivas. A veces el ser humano cree proponer y la sociedad dispone.
    Saludos capitalinos.

  5. «Vanitas vanitatum omnia vanitas» («Vanidad de vanidades, todo es vanidad»)

    http://es.wikipedia.org/wiki/Vanitas

    A mí esa expresión me viene a la cabeza continuamente y por múltiples motivos. Veo que la vanidad condiciona muchísimas de nuestros actos. Y en el caso que comentas de los 4×4 es muy obvio. Muy bien «explicados» los razonamientos que llevan a ello, y especialmente los de MORTIZIIA

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