Campo de batalla de tu mente

¿Qué pasaría si hubiera una guerra y nadie fuera?

–Eslógan de los 60 en referencia al tablero del mundo.

Un tablero de ajedrez inmenso. Hay figuras blancas y figuras negras desperdigadas. Se agrupan en dos ejércitos. Las blancas y las negras en un tablero infinito que se pierde en el horizonte. Luchan unas contra otras. Se libra una batalla sin fin en la que un bando ha de ganar. Esto ha venido ocurriendo durante años.

Ese campo de batalla es tu mente. Las piezas son tus emociones, pensamientos, tus pensa-ciones. Las negras son emociones negativas: ansiedades, dolores de todo tipo, aversiones, decepciones, frustraciones, desengaños, miedos, inquietudes, inseguridades  lo que no quieres, lo que odias, tus aversiones. Las blancas son las positivas: lo que deseas, lo que quieres, los distintos placeres, tus afanes, las ilusiones.

 Llevan años luchando.

 Según la lógica de este juego, para que un bando gane, el otro ha de perder, ha de ser derrotado. Tu seguridad sólo puede existir si mueren tus dudas; tus ilusiones y afanes sólo pueden subsistir si antes se ha desterrado el miedo. Tu satisfacción, si ha muerto la insatisfacción. Tu alegría, si no hay tristeza.  Tus dudas, si has renunciado al control y  la seguridad. Y así sucesivamente.

Esta batalla se desarrolla incansablemente, es una guerra sin cuartel, sin fin, sin pausa. Algunas veces parece que ganan las piezas negras y otras son las blancas; pero ninguna victoria dura mucho tiempo.

Ningún bando tolera al otro. Tú te posicionas con alguno de los bandos, o con distintos en distintos momentos.  Y mientras tanto un inmenso desgaste se produce; parece que no puedes empezar a vivir hasta que la guerra acabe. La guerra ha de ganarse y después podremos volver a nuestras casas y nuestros campos, y reanudar —¡o quizá comenzar! — nuestras vidas…

Hay otra opción

Imagina que tú no eres ni las piezas blancas ni las piezas negras. No tienes que seguir luchando. Eres libre para  abandonar la guerra, dejar tus armas a un lado, enjugarte el sudor y abandonar el campo de batalla.

Imagina que tú eres el tablero sobre el que se desarrolla esta batalla. La guerra puede continuar, posiblemente de manera muy parecida a como ha venido desarrollándose hasta el momento. Seguirás oyendo y sintiendo el fragor del campo de batalla, pero el resultado ya no será importante. Puedes dedicarte a lo que más valoras; no tiene necesariamente que triunfar ningún ejército, no hay que esperar a que nada acabe o a que nadie venza o sea derrotado. Las figuras negras pueden seguir ahí, no hay que eliminarlas, forman parte del paisaje. Las blancas, también: no tienen que ganar, no tienes que deshacerte de ellas tampoco.

Tú eres el terreno en que se libra esa batalla, no tienes que ponerte del lado de ningún bando. Eres el recipiente, no el contenido, y eso te permite un cierto desapego sano y más libertad de acción.

28 comentarios sobre “Campo de batalla de tu mente

  1. Estupendo post, como siempre, su enseñanza me recuerda a una de las primeras escenas de Lawrence de Arabia, el clásico de David Lean con Peter O´Toole haciendo de ese atormentado personaje:

    Vemos a Lawrence haciendo lo que parece un truco de magia con una cerilla, aguantando la llama con indiferencia, aparentemente sin quemarse. Lo intenta hacer un compañero suyo y se quema. Le espeta: «Duele, ¿cómo lo haces para que no duela?» y él responde «claro que duele, el truco está en que no te importe». Genial. Ahí no veo un canto al sado-maso o al adormecimiento de las emociones, sino a dejarlas ser sin implicarse, permitirlas ir y venir sin entrar en guerra con ellas ni identificarlas con nuestra persona, y ahí está la paz que hay bajo toda circunstancia y sentimiento. Vamos, eso creo entender.

    Saludos.

  2. El concepto del artículo llevado al extremo se podría personalizar en la figura del mártir, ese ser humano que manteniéndose impasible al sufrimiento y al dolor alcanza la trascendencia espiritual.
    Os recomiendo la película «Martyrs» de Pascal Laugier. Ilustra perfectamente esta idea.

    1. Vi «Martyrs» y es espeluznante. Y que conste que soy de los que ven pelis gore comiendo palomitas tan tranquilo. Je,je, nunca pensé que un director no japonés tuviera cerebro para crear una historia tan tremenda.

      Un saludo

  3. En el capitulo 21. «The big story» del libro «The happiness trap» de Russ Harris viene este ejemplo del juego del ajedrez. Propone esta tesis, en el fondo budista, una no identificación con las emociones, ni buenas ni malas. Harris incluso (página anterior 150) critica el concepto de autoestima (piezas blancas) ya que según él mantener esa autoestima elevada implica una lucha y un coste. Ahora mi opinión: Creo que todas estas ideas están profundamente equivocadas. Más bien me alineo con la ecuación de Punset de la felicidad donde las emociones están en un numerador, coloreando toda nuestra vida mental e incrementando la felicidad. Las emociones son el fuego interno que impulsa fuertemente nuestra acción. Si un pensamiento, idea, tesis, concepto, no lo unimos con una carga emocional, quedará como algo que se diluye y pasa a un segundo plano. La emoción es el motor, y la razón con la intuición dan la dirección para la acción. Es más, las emociones negativas también tienen su función. Avisan de un peligro. El miedo a una enfermedad, puede canalizarse hacia hábitos saludables de alimentación y ejercicio, por ejemplo. Solo voy a estar de acuerdo con estas ideas budistas == ACT si las emociones se desbordan y nos hacen sufrir. Pero antes que la estrategia ACT – budista de ser el tablero, prefiero canalizar dichas emociones inteligentemente, alineándolas a mi favor, y que sean el fuego que impulsa mis objetivos.

    1. Correcta puntualización Atilox, yo también tengo el libro. Y como tú, prefiero la estrategia de canalizar correctamente las emociones como energía que nos hace estar, hacer o sentir. No creo que la solución sea convertirnos en osos de peluche, como pretende homominimus.

    1. Te doy las gracias «alguien» por la sugerencia. Voy a hacer un blog (espero que homominimus no le importe que lo diga aquí) sobre el tema de la Singularidad. Cada día veo más claro que en la década 2030 ó antes, habrá una explosión de conocimiento: máquinas más inteligentes que cualquier ser humano, inmortalidad de los actuales seres vivos, etc. Mi blog hablará también de temas de salud que he investigado muy a fondo pues no me gustaría morirme antes de la Singularidad. Estas ideas no son mías. Mi papel será recopilar y ordenar (traducir) ideas ajenas y hacernos pensar a todos al respecto. Como dijo Newton: «He podido ver lejos porque me he subido a hombros de gigantes». También mi reconomiento a homominimus (a cuyos hombros me subí)

      1. Excelente. Escribir un blog es una herramienta muy eficaz para cultivar una pasión y para encontrar gente con intereses afines.
        Además, creo que si te interesa algo de verdad también sientes la necesidad de compartir.
        Ya nos anunciarás el comienzo del blog.

  4. Creo que la intención de homominimus no era convertirnos en ositos de peluche, o eso espero jeje, en todo caso tampoco estoy del todo de acuerdo con Atilox. Muchas veces al interpretar textos que hablan de no dejarse arrastrar por las emociones, se reacciona diciendo que las emociones son fundamentales que cumplen una función importante, por lo que no se deben suprimir. Pero lo que dice homominimus no es que no existan las emociones ( las piezas siguen en el tablero, no se eliminan) sino no identificarse con ellas: no se trata de no sentir , sino de saber que uno mismo no es lo que siente. Yo puedo odiar ( y a veces hasta el odio es necesario) pero no soy odio, es el odio el que pasa por mí, y yo soy el camino por el que pasa el odio, el tablero en esa imagen de homominimus, no soy un osito de peluche sin sentimientos pero tampoco soy solo un sentimiento. A veces el lenguaje confunde, y mil teorías no pueden explicar algo que sin embargo sí se puede descubrir mirando dentro de uno mismo. un saludo a todos.

  5. En metablog Homo Minimus dijo, que en principio escribe para si mismo, entonces casi sin duda afirmaria que; El, primero fue a la «guerra de emociones», y despues decidio que la mejor opcion es la de convertirse en el tablero. Realmente TODO es un GRAN EXPERIMENTO.
    O GRAN SUEÑO? 😉

  6. O… a lo mejor no es asi. Pero a mí me gusta el artículo de Homo Minimus,y tambien me gusta lo que escribio Atilox, tambien estoy deacuerdo con el Alquimista Oscuro.
    Hmmm…Me estoy convirtiendo en el tablero??? 😉

  7. ninguna opinión puede recoger toda la realidad, así que cualquier intento de destilar la realidad en un frasco de pensamiento está condenada al fracaso, solo por la experiencia se puede captar la realidad. Sin embargo he de reconocer que filosofar tiene su encanto.

    1. Voy a discrepar otro poco. Platón creía en una realidad preexistente a la experiencia: El mundo de las ideas. No creo que la experiencia capte la realidad, porque uno solo puede ver lo que está preparado, o lo que está dispuesto a ver. El resto de la realidad le es invisible. Un buen amigo budista y meditador me decía cuando discutiamos sobre el alma que el «sabía» que había «algo más» que el cuerpo, una realidad sutil. Yo le dije: ¿Como estás tan seguro? Y me dijo que lo pudo percibir. Él sabe que yo pienso (no vamos a dejar de ser amigos por pensar diferente) que la mente puede engañarnos. Mejor dicho: la mente DEBE engañarnos.

  8. Me ha encantado este post… Te descubrí hace cosa de un mes y he leído e libro de Leo Babauta sobre minimalismo para principantes que recomiendas, muy interesante.

    Mi sorpresa ha sido cuando hoy, leyendo un post de Marina de Psicosupervivencias ( a quién he descubierto hace una semana) he visto un comentario tuyo y el enlace a este post.

    ¡Esto es lo que necesitaba! realmente a través de un par de post, tuyo y de ella, he he hecho terapia…

    Mil gracias y escribe pronto, me parece que tienes un DON.

    Lidia.

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