Hacia atrás para tomar impulso

Siempre pensé que a una persona  se la entiende más sabiendo hacia dónde va que sabiendo de dónde viene. Por lo tanto, nunca me he ocupado mucho del pasado. Ahora me doy cuenta de que el lugar del que uno viene suele ser  muy parecido al que  uno se está dirigiendo.

Si ese lugar del que venimos fuera inmutable, estaríamos condenados a repetirnos una y otra vez, y el cambio solo sería producto del azar y las modificaciones del entorno; por ejemplo: me toca la lotería o estoy obligado a emigrar a un país o región muy distintos. Pero si ese lugar del pasado, del que provengo, fuera reconfigurable, interpretable retrospectivamente, entonces habría posibilidad de avance y progreso.

Nuestro pasado, más que un lugar o un tiempo o una colección de sucesos,   es la historia que nos contamos:  la trama de hechos seleccionados,  ordenados e  interpretados subjetivamente a lo largo del tiempo y del espacio . Somos más creadores que notarios del pasado.

Las historias que nos contamos sobre nuestra vida pasada se proyectan como una sombra sobre los actos y decisiones de nuestro futuro. La retrospección reflexiva es la manera de cambiar la sombra,  modificar las historias personales e impulsar el cambio.

Por tanto: miremos hacia atrás para encontrar una mejor historia.