Gaman (我慢) es una palabra japonesa con origen en el budismo zen que significa “soportar lo aparentemente insoportable con paciencia y dignidad”. La palabra se traduce generalmente como “perseverancia”, “paciencia”, “tolerancia” o “auto-negación”. Un término relacionado, gamanzuyoi (我慢強い gaman-tsuyoi), compuesto con tsuyoi (fuerte), significa “sufrir lo insoportable” o “tener una gran capacidad para la resistencia estoica”.
El Gaman se describe de diversas formas como una “ley”, una “virtud”, “un principio moral”, un “rasgo”, etc. Significa hacer lo mejor que puedas en tiempos agitados y mantener el auto-control y la disciplina.
El Gaman es una enseñanza del budismo zen.
Fuente: Wikipedia.
Vengo de una familia donde tuvieron que aprender eso a la fuerza.
La abuela que me crió vivió el perderlo todo, huír exiliada, guerra, hambre, caer en Argentina comenzando desde cero sin saber una palabra en castellano, perder una hija enferma de Polio… Sin practicar Gaman (ella no lo llamaba así, en su vocabulario era carácter y fe) se hubiese derrumbado, aniquilado.
Ella me enseñó a ser así y le agradezco… Mas ella no me enseñó que aparte del Gaman está el Disfrute. Creo que es porque no le tocó vivirlo. Con eso me mostró el Yin y no el Yang, digamos. El tema es que fui tan obediente que tomé sus enseñanzas al pié de la letra… No viene al caso contar todo lo que eso me costó.
No deseo a nadie que viva el Gaman todo el tiempo, que se le vuelva habitual, que termine viviendo en una trinchera de dolor solo permitiéndose mirar la belleza del Cielo si es bonito ese día. Que se le vuelva Zona de Confort hasta el punto de que prefiera ver disfrutar a quienes ama sin compartirlo, premiándose con apenas una sonrisa para adentro. El resultado fue que al final quedé solo, con el rótulo de aburrido, oscuro, amargo, frío.
El extremo del Gaman es matar tus Sueños y Deseos, no moverse para seguir resistiendo: mas con eso, la Vida pasa de largo. Ahora me toca, entre tantas otras cosas, aprender a salir de ese estado: no sé cómo, me da un miedo terrible… estar mejor.
Perdón por contar esto, que quede como testimonio de que en el extremo, y fuera del contexto donde haga falta, lo que llamamos Virtud se vuelve otra cosa.
Gracias Jorge por tus palabras.
Ciertamente, «fe y carácter» es el equivalente occidental al gaman.
Vivir solo en la resistencia puede ser triste. No parece que haya mucho sentido del humor ni alegría en ello.
Pero yo creo que son conceptos compatibles mostrar fortaleza de carácter, mostrar entereza ante las dificultades y a la vez disfrutar del trayecto.
Es interesante que hasta el gaman, según tú relatas, puede convertirse en sí en una zona cómoda. Lo familiar se termina volviendo pegajoso, incluso cuando ha perdido su función de ser. Creo que el hada mikiai muestra bien que son cosas compatibles soportar las dificultades y seguir optimista y vital. Tendremos que aprender algo de ella. A ver si nos muestra sus secretos.
Saludos.
PD. A propósito, ¿has concretado tu reto del mes? Me parece que lo dejaste un poco en el limbo.
A mi sin embargo en el momento en el que estoy me viene bien leer este articulo e imaginarme a un japonés viviendo estoicamente dificultades infinitamente mayores de las que yo paso, porque relativiza mis problemas y eso es bueno. Y además me da un posible ejemplo a seguir.
Un saludo.