Soy un trapero del tiempo

Son las 14:57, quedan 3 minutos para que me encuentre con un amigo. Hemos quedado a comer. Podría quedarme esperando mirando mi lista de cosas que hacer o revisando el correo, pero esas no son actividades de alto valor. Sí sería una actividad de alto valor que meditara tres minutos o que observara mis sensaciones físicas sin más o contemplara el paisaje.

La cuestión es que no hay minutos perdidos o «minutos de la basura«; el tiempo es como el cerdo, de él se puede aprovechar todo. ¡Oink!
Levanto la cabeza. Todavía no ha llegado, luego sigo escribiendo.
No creo que tenga que llenar de tareas todos los segundos de mi jornada. De hecho, cada vez creo más en llenar de espacio en blanco mi tiempo de trabajo. El poder de la contemplación y el modo mental difuso. De este hablaremos en unos días (efecto cliffhanger).
Levanto la cabeza otra vez. No ha llegado.
El artículo se alarga. Todos los instantes son preciosos… (lo que ahora escriba casi con seguridad será menos interesante que al principio)… ¡¡ha llegado!!

(como decía Gregorio Marañón, soy un trapero del tiempo que aprovecha todas las sobras, todos los retales que nadie quiere, y con ellos confecciono artículos de 208 palabras)

5 comentarios sobre “Soy un trapero del tiempo

  1. Gracias homominimus, porque el mayor regalo es el tiempo, me ayudas a valorarlo y yo también quiero ser trapero

  2. Ayer leía que tenemos una curiosa forma de pensar en el tiempo y es la de compararla con el espacio: pasado=detrás, presente=aquí, futuro=delante, etc. De ahí muchos errores de apreciación que cometemos; creo que por eso nos limitamos mentalmente con muchas cuestiones.

    Todavía le estoy dando vueltas.

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