Para quien haya leído El pequeño libro de la satisfacción de Leo Babauta –un bloguero calvo de mirada afable– hay un interrogante que muchas veces se plantea. Es la misma pregunta que muchas veces se hacen los que oyen hablar de la meditación, el budismo o ciertas tradiciones religiosas y filosóficas que propugnan la contención y el dominio de las pasiones.
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Los que practicamos la atención plena, plena presencia o mindfulness, aun en versiones tan mínimas y seculares como las mini-meditaciones, también tenemos la misma inquietud:
Si te vuelves tan equilibrado, dueño de ti mismo, impasible ante las cosas buenas y malas de la vida, ¿no perderás parte de la pulsión animal, alegría de vivir y disfrute del carrusel emocional que acompaña a una vida plena o bien vivida? Si evitamos las bajadas y los valles, ¿no estaremos también perdiéndonos los puntos álgidos de la vida, las cimas?
Respuesta corta: no.
Respuesta larga: el equilibrio emocional y el ser dueño de tu vida no te convierte en un robot emocional necesariamente. Serás consciente de tus emociones y los impulsos serán igual de intensos que antes. La diferencia, para el practicante de la atención plena en los asuntos cotidianos, es que creas o amplías el hiato entre estímulo y acción; en ese hiato es donde reside la libertad. Pasarás de vivir como un resorte o muelle biológico que responde a los estímulos de forma automática y rígida a ser un resorte o muelle biológico que elige respuestas ante el desencadenante interno o externo:
- Puedes responder en la forma habitual, pero esta vez siendo plenamente consciente de tu decisión, dejando de estar a merced de la rutina o el hábito: Estímulo –> Hiato –> Respuesta habitual
- Puedes elegir inhibir el impulso y decidir que ese impulso ya no generará el comportamiento que siempre generaba. Pasarás del esquema Estímulo–> Respuesta al esquema Estímulo–> Hiato –> Inhibición de la respuesta.
- Por último, podrás aprovechar el espacio entre estímulo externo y reacción para diseñar mejores respuestas. A esto se le llama también aprendizaje consciente o inteligencia humana: Estímulo –> Hiato –> Nueva acción o respuesta
Es muy cierta esa diferencia. Y también lo es, que al establecer ese espacio, lo que ahora parece una necesidad, se convertirá simplemente en un deseo. Nunca hemos de dejar de tener deseos, pero sí de tener necesidades salvo las puramente imprescindibles.
Una magnífica respuesta la de este post a un tema que siempre está por ahí detrás.
De hecho se es más robot emocional cuando se reacciona siempre con la respuesta habitual (la respuesta «programada») que si la retienes, la examinas y decides si te sirve o no. Porque eso es lo que hacen los robots, cumplir pautas de un programa sin cuestionarlo.
Cuando estas-eres plenamente presente te fundes con el, ella, o ello en esencia…sin pensar, conoces y eres conocido…
La plena presencia nos pode en el lugar en el que debemos estar. En el momento en el que debemos estar y nos hace ser lo que realmente somos. No somos más que el instante.
Creo que la plena presencia favorece ese saber soltar sin una identificación excesivamente vehemente sobre el momento presente, ya sea en forma de ideas, acciones o emotividades. Domar la exaltación interna conlleva el aprendizaje de cierto desapasionamiento vital.
En este sentido, poder vivir el presente como observador sin ninguna implicación afectiva o intelectual de por medio es muy gratificante. Aumenta la claridad interior y la serenidad.