Cuellos de botella de la autorregulación

 

Las limitaciones de la  capacidad de autorregulación están  tanto en vencer la tentación de lo inmediato –los cantos de sirena de las ganas– como en recordar nuestras determinaciones e intenciones a largo plazo en el momento de actuar, cuando  sean relevantes. No siempre tenemos disponibles  nuestras determinaciones; y si las tenemos, es muy fácil que se escurran de nuestra memoria de trabajo  o bien que perezcan ante el poder de lo inmediato

Dificultades para posterizar y decir no: «agotamiento del yo»

La fuerza de voluntad  es un recurso escaso que se agota  y sólo podemos emplearla hasta un límite. Los psicólogos han hablado de la “Ego depletion”   o agotamiento del yo.

En un experimento se pidió a los sujetos que evitaran reírse mientras veían una comedia. Posteriormente se les pidió que realizaran una tarea en la que tenían que ejercitar el autocontrol.  Los resultados fueron significativamente peores en comparación con un grupo que vio la misma comedia, pero al que no se le pidió que controlara la risa.

Tengamos en cuenta, por tanto, que durante el día tendremos disponible sólo una limitada fuerza de voluntad que se irá agotando según la vayamos empleando en actos voluntariosos. Por eso, es importante administrarla con inteligencia. El principio del Kaizen, que reparte gradual e incrementalmente los esfuerzos, considera de manera implícita este fenómeno.

Memoria de trabajo limitada

Podemos distinguir dos tipos de memoria:  memoria a largo plazo (MLP) y memoria de trabajo (MT).

La  MT  es  la memoria a corto plazo junto con la capacidad de control de la atención. Es la que nos permite mantener un plan  y sus pasos en mente a pesar de las distracciones internas y externas.

La  MT es la más relevante a la hora de autorregularse porque es el verdadero cuello de botella. Si empleamos una analogía, la MLP tendría  el volumen de un estadio de fútbol; y la MT, el de un dedal. Es en ese precario y escaso dedal en el que hacemos pender nuestras determinaciones y proyectos.

La fuerza de  voluntad junto con la memoria  son dos recursos  o aptitudes de los  que la gente impúdicamente reconoce carecer. No ocurre así con la inteligencia, el buen gusto o la moralidad.  Bien pensado, no es casualidad que ambas sean tan minusvaloradas:  son elementos esenciales de la capacidad de autorregulación; hoy en día,  ésta es percibida como rígida, autoritaria,  represiva y falta de brillo.

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