El síndrome de la rana hervida

Si pones una rana en una cazuela con agua hirviendo, la rana inmediatamente salta y escapa de la amenaza. Si la dejas en agua fría y vas aumentando la temperatura lentamente la rana  queda amodorrada poco a poco  y perece hervida. Cuando la temperatura es insoportable la rana ya no tiene fuerza para saltar y escapar.

En un articulo anterior hablábamos de El camino  de el  Kaizen y el poder de los pequeños cambios incrementales  para obtener  grandes resultados. El síndrome  de la rana hervida muestra la misma dinámica  operando pero desde una perspectiva externa y negativa: los pequeños cambios del ambiente solo tienen poder para alertarnos si son lo suficientemente grandes y visibles. Si son pequeños, el cambio no tiene el poder suficiente para alertarnos y es posible que lleguemos a situaciones desastrosas casi sin darnos cuenta.

Una empresa cuyos productos van perdiendo el favor del público por la competencia muchas veces no experimenta una disminución de sus ventas inmediatamente ni sus clientes desaparecen de la noche a la mañana, pero con el tiempo puede quedar fuera del mercado.En un nivel más personal, el comer comida basura no nos hace subir de peso en un solo día ni en una semana, pero los efectos acumulativos negativos son visibles en el largo plazo. Una bolsa de patatas más no nos cambia perceptiblemente y lo que aumentemos de peso será poco a poco, no de un día para otro, y en el trayecto nos iremos acostumbrado al nuevo peso, que consideraremos natural.

Sólo podemos detectar los cambios pequeños  si tenemos una visión de lo que pretendemos  y una idea de la dinámica del sistema y sus efectos acumulativos, para de este modo poder valorar las variaciones  y saber si nos están dirigiendo hacia nuestra visión  o nos están alejando. De la misma manera, para aplicar el principio del Kaizen no basta con hacer pequeñas acciones, sino que es necesario tener una  visión del tipo de resultados que queremos ver hechos realidad. Sin la visión las pequeñas acciones quedan reducidas a minucias bienintencionadas, y no sabremos en qué dirección aplicar nuestros esfuerzos.

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11 comentarios sobre “El síndrome de la rana hervida

  1. Muy interesante lo que dices. No puedo evitar relacionarlo con lo que llamaría “rebaja gradual e inconsciente de objetivos”. Abandonar un proyecto que nos ilusionaba, puede llevar a una rebaja de autoestima. Sentimientos del tipo: “no fui capaz”, “fracasé”, etc. Sin embargo el bajar paulatinamente el listón, nos permite salvar aparentemente la autoestima y cuando nos queremos dar cuenta estamos como la rana. Un ejemplo a nivel afectivo podrían ser los “pagafantas”. Su objetivo inicial es enamorar a una chica, y finalmente se conforman con hacerle los recados, a cambio de una vaga promesa basada en una frase tipo: ”algún día, quizá…”

    También quisiera relacionar esto con la 1ª ley de Newton de la inercia:

    “Todo cuerpo persevera en su estado de reposo o movimiento uniforme y rectilíneo a no ser que sea obligado a cambiar su estado por fuerzas impresas sobre él” (Wikipedia)

    La dinámica original de Newton es extensible a sistemas complejos. Cuando se adquiere una tendencia, normalmente lleva mecanismos implícitos de autosostenimiento. Especialmente las de degradación, pues entran en consonancia con otra ley física básica: La del crecimiento de la entropía –> Es más fácil degradar un sistema que mejorarlo, sencillamente porque existen muchísimos más estados del tipo “desorden”, accesibles para el sistema, que estados ordenados. Por eso es más fácil desaparcar un vehículo (existen muchos estados de salida) que aparcarlo (solo hay unos pocos estados válidos).
    Mi conclusión: Hay que meter un impulso importante, fresco y renovador para cambiar la tendencia, lo que no quita que luego se pueda sostener la nueva tendencia ya ascendente de modo gradual con un principio Kaizen. Como dice Donald Trump: “Think big”

    1. El problema con el pensar grande es que parece que implica pasos grandes y espectaculares, y eso crea resistencia. Quizá la visión grande tenga que estar ahí al fondo, subyacente, para guíar los pasos, y luego concentrarte en el siguiente pequeño, humilde y aparentemente insignificante paso.
      Es difícil pensar que este esfuerzo pequeño está relacionado con la imagen hermosa y motivante de nuestra visión, y por eso hay que tener cuidado de que la visión no cree desmotivación, lo que es irónico, por otra parte.

  2. Me ha encantado tu exposición. El gran problema es que la mayoría de cambios que suceden en nuestra vida, son cambios sutiles, el ser humano no está diseñado psicológica y físicamente para introducir cambios que podamos considerar lo suficientemente significativos, haberlos, haylos, pero en menor medida. Probablemente se deban a mecanimos de defensa del ser humano, necesita de una habituación constante, para no experimentar de un estrés excesivo.

    Lo interesante, a mí modo de ver, sería poder intuir las claves del éxito o del fracaso, antes de que éste se manifieste de forma intensa, para poder poner en práctica las estrategias que, o bien maximicen beneficios, o nos ayuden a potenciar el cambio.

    1. Así es… Ese «intuir las claves del éxito o del fracaso» es lo que llamo yo «conocer la dinámica del sistema», los puntos claves, los puntos de apalancamiento, las teclas que podemos pulsar o las palancas que podemos emplear para mejorar los resultados.
      En cuanto a lo de «la habituación constante para no experimentar un estrés excesivo» es un concepto básico. El saber cuándo y cuánto apretar y cuándo parar y relajarnos es un arte que aprendemos por ensayo y error casi siempre, y en el que es fácil pasarse acelerando o pasarse de frenada.

  3. Para no acabar como la rana creo que es bueno cambiar drásticamente de entorno de vez en cuando. Por ejemplo mediante un retiro espiritual, trabajando un mes en algo completamente diferente, pasando un tiempo en un lugar completamente distinto, etc. Cambiar de entorno nos provoca estrés pero al mismo tiempo nos abre los sentidos y hace que veamos nuestra vida de una forma más objetiva.

  4. Muy interesante, cositas que dejamos pasar porque «no tienen tanta importancia» tal vez porque son muy pequeñas, pueden repercutir gravemente en nuestro futuro.

    Acabo de leer un articulo de la revista Expansión de CNN donde una simple respuesta cambio la vida de una persona, cuando le ofrecieron cocaína por primera vez… simplemente no pudo decir que no, porque se le hacia descrotes… y ahí empezó toda su desfortuna.

    Muy buen post, un agrado pasar a leerte, saludos!

  5. Pingback: Homo Minimus
  6. me vino a la mente esta frase: «Cualquier meta, no importa lo grande que sea, pude lograrse si la partes en suficientes pedazos pequeños» (Henry Ford) es algo así como lo opuesto a este síndrome.

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