Por mí, que no quede

Vivimos en una sociedad que reclama responsabilidades a los demás -en especial al Estado- pero elude las propias. La única solución para los problemas complejos –la injusticia, la educación, la violencia, la pobreza, el calentamiento del planeta– es que cada uno se diga esa frase mágica –«Por mí que no quede»– y comience a trabajar.

Jose Antonio Marina

 Me quedo con esta expresión sencilla de cinco palabras para resumir lo que es el espíritu de la tenacidad y la perseverancia tal y como yo las entiendo.

Esta expresión aúna el coraje, el esfuerzo, la búsqueda de algo mejor y la responsabilidad individual.  Pone toda la carne en el asador. Se compromete con la persona con la que más nos podemos comprometer y más podemos influir: uno mismo.  No asegura el éxito, porque reconoce que el mundo es grande y escapa a nuestro control  individual. Humildemente me digo que como máximo puedo influenciarlo y actuar  en una pequeña parte del mundo. Digo que haré  lo que esté en mi mano, pero no para echar balones fuera, sino para empezar aquí y ahora. Me imagino remangándome las mangas de la camisa, desanudando la corbata y diciendo «¿por dónde empezamos?»

7 comentarios sobre “Por mí, que no quede

  1. Es que realmente ninguna batalla está perdida antes de luchar por ella. Pero si vas pensando en lo que deberían hacer los demás, al final nadie hace nada. Y, en realidad, cada uno tiene la obligación (al menos yo lo considero una obligación) de hacer su parte. Si cada uno hace su parte, no hace falta más. Pero sólo podemos responsabilizarnos de nuestra parte, que es pequeña pero imprescindible.

  2. Si pienso en lo pequeño, lo suscribo, lo practico. Pero qué pasa con grandes causas, necesidades acuciantes que necesitan intervención, solución inmediatas. Yo me rindo de antemano porque no sé qué puedo hacer. Me resulta frustrante, hay una causa que me llega al corazón y que me cabrea no mover un dedo. Y acabo haciendo lo mismo que los niños muy pequeños cuando juegan al escondite: cierran los ojos y así creen que nadie puede verlos. Ahora me siento estúpida por este comentario. Qué bien! Me servirá para ampliar mi ridiculum. Creo que me hacía falta dejar por ahí las huellas de mi mediocridad a conciencia y con orgullo. Prometo no volver a ayunar por lo menos en unos días o semanas.

  3. Estoy leyendo el libro Fluir/Flow y empieza con algo muy parecido.

    «Digo que haré lo que esté en mi mano, pero no para echar balones fuera,…» y si es para echar balones fuera pues para centrarnos en lo verdadero. A veces veo mucha pose sobre las quejas acerca de los «problemas complejos» y no son más que para darse pábulo o para reprochar al otro que no hace nada. Sepulcros blanqueados.

  4. El mundo es como es. Cambiarlo está bien. Pero empezando por uno mismo. Cuando lo consigas ( si lo consigues) podrás dedicarte a los demás. Me gusta tu lema. Y mucha gente se lo debería aplicar.

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