Zen y perseverancia

Zen y perseverancia

Es como cortar un gran árbol de inmenso tronco. No lo lograrás con un simple corte de tu hacha. Si sigues dando hachazos, duramente y sin pausa, al final, tanto si quiere como si no quiere, en un momento dado repentinamente se desmoronará. Cuando llegue ese momento, tú podrías buscar a alguien y pagar para que vuelvan a levantar el árbol, pero no podrían. Se vendría de nuevo abajo…

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‘Axe’, por Rebecca Siegel en flickr: https://flic.kr/p/dJZoiW

Pero si el leñador parara después de uno o dos golpes de hacha a preguntar al tercer hijo del señor Chang, “¿Por qué no se cae este árbol?” Y después de tres o cuatro más hachazos se parara de nuevo a preguntar al cuarto hijo del señor Li, “¿Por qué no se cae el árbol?”, nunca conseguiría derribar el árbol. No es diferente para alguien que practica el Camino.

~Maestro Zen Hakui

8 comentarios sobre “Zen y perseverancia

  1. No parece que fuera muy listo el leñador, no. Su actitud me ha recordado a otros leñadores que dan dos hachazos y, sorprendidos de que el árbol no caiga fulminado, dejan de dar hachazos creyendo que su sistema de talado es erróneo. Luego, transcurrido un tiempo, su afán por conseguir derribar el árbol les lleva a dar de nuevo unos cuantos hachazos, obviamente con los mismos resultados. Cuando se percatan de ese bucle incesante en el que jamás logran su objetivo, empiezan a pensar que tal vez el error no sea el sistema en sí sino el número insuficiente de hachazos, pero ya se han habituado a no lograrlo, ya no se creen capaces de conseguir dar ni la décima parte de los hachazos que el árbol necesita para ser derribado. Se frustan, se lamentan, se ilusionan y .. vuelta a empezar. ¡Pobres leñadores! ¿Y la energía? La que derrochan en ese lamento constante, en la frustración, en el abatimiento … y también la necesaria para remontar, para volver al punto inicial, para ilusionarse de nuevo … con ella seguro que ya habrían talado por lo menos dos árboles. Se acabó, lo acabo de ver claro. «Ésta es la vez». (Me llegó muchísimo esa frase). ¿Vivan los leñadores! Y las leñadoras del segundo grupo también.

  2. Muy real, y meditando en esto llegue a otro pensamiento, no estaria mal preguntar para pedir consejo, si mi interes es corregir mi proceso, el tema es ¿a quien le pregunto?. El frustrado va a hablarme de derrota y de porque «no se puede» conseguir, el que alcanzo el resultado sin haberse esforzado (ya sea porque derribo un arbol que estaba a punto de caer, o porque consiguio una motosierra) me dira que no entiende como no lo logro, sin embargo esta un tercer grupo que al mismo tiempo que yo esta intentando derribar arboles, y si bien puede que no tengan todas las respuestas hay una arenga que esta por encima de cualquier pregunta y es: Perseveremos! Perseveremos! Perseveremos! por lo que si alguien me pregunta porque no cae «el arbol» mi respuesta sera: segui perseverando.

    Saludos desde Argentina

  3. La clave de la perseverancia es un entrenamiento adecuado, basado en la progresividad. Trocear y practicar.
    De momento, el que va un paso por delante, ha troceado la salud en cuatro pilares. Muy bien.

  4. En el I Ching o Libro de las Mutaciones, en la explicación de sus hexagramas, la idea de que «la perseverancia es buena» es una constante. para mi la perseverancia es seguir siempre adelante y eso no implica que a veces no debas detenerte (por imperativo del guión). Ahora bien, de lo que no entiende la perseverancia es de los «pasos atrás». Con el tiempo, cualquier paso atrás lo acabamos contabilizando como un error.

  5. «Si no practico, no puedo entender», dice el maestro Taisen Deshimaru… Leer esta reflexión zen me ha recordado que hoy me he olvidado —más o menos a propósito— de darle unos cuantos buenos hachazos a un tronco muy grande con el que estoy lidiando y que se me resiste desde hace tiempo. Moraleja: voy a por el hacha antes de que se me nuble del todo el entendimiento y termine preguntándome por qué ese árbol tarda tanto en caer.

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