Este es otro artículo invitado de Roger Schank. Apareció originalmente en el 2015 en su blog.
Con este artículo no quiero tanto añadir argumentos (una vez más) contra la lectura sino en favor de la conversación directa cara a cara con personas de carne y hueso en tiempo real, sincrónicamente, sin posibilidad de editar lo que uno dice, con la posibilidad de ser retado por el interlocutor y sin posibilidad fácil de escapar o de distraer la atención.
Lo que quiero decir, más específicamente, es que leer artículos de este blog, porque te interesan los temas que toco, es la segunda o la tercera mejor alternativa a hablar directamente conmigo o con una persona similar a mí. Pero una alternativa bastante deficiente en comparación.
Aunque argumentar sobre las deficiencias o inconvenientes de los libros no es algo común, es conveniente hacerlo. Un amigo de este blog, Jaír Amores, de EfectiVida,tiene un artículo reciente sumamente interesante en el que también argumenta contra la lectura de libros y fantasea con no leer más libros.
Las negritas en el artículo de Schank son mías. Aquí está:
Leer no es forma de aprender
Esta es una columna que ataca la lectura. Nadie ataca la lectura. Supongamos que estoy loco y sigamos adelante.
Leer es una idea bastante reciente en la historia de la humanidad. No ha salido bien. Nos ha dado algunas cosas bastante buenas, como la literatura, por ejemplo, o la posibilidad de comunicarme con mi audiencia ahora mismo. Pero estas cosas van a desaparecer bastante pronto y será una buena cosa.
Durante años fue el consejero al presidente de la junta de directores de la Enciclopedia británica. Mi trabajo era cenar con él cada varios meses. En cada cena me preguntaba si habría todavía libros en cinco años. Le decía que los habría pero no su libro. «Las enciclopedias desaparecerán» afirmé.
Estaba pensando sobre esto en una llamada de negocios el otro día. El hombre con el que estaba hablando estaba preocupado por cómo se estaba formando a la gente en su empresa de ingeniería. Estaba preocupado con razón sobre «la muerte por Power Point». Usó el ejemplo de que quería entrenar gente que aprendiera a cambiar una rueda cambiando una rueda y continuó describiendo con bastante precisión cómo aprendemos en tales situaciones (practicando, cosa que no puedes hacer en Power Point). Pero empezó su explicación diciendo que el primer paso para cambiar las ruedas sería sacar el manual de instrucciones sobre cómo cambiar una rueda y leerlo.
Le dije que yo nunca he leído un manual de instrucciones y que estos no habían estado mucho tiempo con nosotros en la historia de la humanidad. Cuando un joven quería aprender a cazar leones no leía un manual de instrucciones ni iba a una clase. A través de la historia hemos aprendido mirando a alguien más viejo que nosotros mismos, intentando emular a esa persona, intentando ser parte de un equipo y entonces intentando cosas por nosotros mismos y pidiendo ayuda cuando fallamos. No es tan complicado. Esto es lo que el aprendizaje ha parecido siempre. Y entonces alguien inventó el manual de instrucciones y todos olvidamos lo que sabíamos sobre el aprendizaje. Sustituimos mentores humanos por lecciones con Power Point y preguntar por leer.
Estupendo. Y ahora nos preguntamos por qué tenemos problemas enseñando a la gente habilidades complejas. No hay nada difícil en ello. Cuando necesitas lograr algo que quieres lograr, necesitas tener a alguien que sepa cómo hacer esas cosas que te supervise y necesitas tener a alguien cuyo trabajo puedas observar y copiar. Necesitas poder intentar cosas y fallar y necesitas poder practicar. La lectura no es necesaria.
Cuando digo cosas como estas, la gente se vuelve loca. El otro día tuve una conversación con una mujer en la que aseguré que ningún aprendizaje tiene lugar sin conversación. Me objetó diciendo que ella podría buscarlo en la Wikipedia en cualquier momento que quisiera y aprender algo así.
No, dije. No puedes. Ella se quedó estupefacta.
Primero, preguntémonos por qué existe Wikipedia. En parte existe porque la Enciclopedia Británica no pudo mantenerse a la altura. Pero también existe porque vivimos en un mundo donde no sabemos a quién preguntar. A mí se me pregunta casi todos los días lo que significan ciertas palabras o sobre qué son ciertas ideas. Me preguntan porque la gente con la que interacciono sabe que lo podría saber y sabe que siempre estoy contento de enseñar. Pero sobre todo me preguntan porque la gente sabe que doy rápidas y cortas respuestas a sus preguntas. Cuando tienes alguien a quien preguntar, preguntas. La lectura es una alternativa cuando no hay nadie a quien preguntar.
Supongamos que siempre tienes alguien a tu disposición un grupo de expertos a quienes les puedes hacer cualquier pregunta que necesites hacer. ¿Leerías alguna vez? (Este grupo de expertos va a llegar pronto). Esta mañana tenía una pregunta médica. No había nadie a quien preguntar. Así que empecé a leer. Pero esta es raramente la primera alternativa.
El segundo problema con el modelo «Siempre puedo leerlo en algún lugar» es simplemente esto: no recordarás lo que leíste. Bien es cierto que tenemos un montón de práctica intentando recordar lo que hemos leído. Esa práctica se llama colegio. Leemos. Estudiamos. Hacemos exámenes. Y de alguna manera todos nos convencemos de que hemos recordado lo que leímos.
Todos los años pregunto el primer día de clase a mis estudiantes en Yale y Northwestern si podrían aprobar los exámenes que pasaron el año anterior en ese momento. Nunca nadie ha pensado que podría. Estudiaron. Escucharon. Memorizaron. Y entonces lo olvidaron. No aprendemos leyendo ni aprendemos escuchando.
Aprendemos de verdad hablando. Suponiendo que estamos hablando con alguien que es más o menos igual y tiene ideas que no son idénticas a las nuestras, aprendemos desafiándolos a ellos y a nosotros a pensar esforzadamente. Reflexionamos sobre las ideas. Probamos ideas. Incluso después de una buena conversación es difícil recordar sobre lo que estábamos hablando. Si las recordamos, significa que hemos sido cambiados por la conversación de alguna manera. Tenemos ahora una perspectiva diferente sobre algo que creíamos. Y hemos permitido la práctica. Practicar hablando es como practicar una habilidad física. No aprenderás a encestar una canasta al menos que practiques lanzamientos durante años. Lo mismo es cierto de las ideas o los hechos. Un estudiante puede memorizar temporalmente hechos pero si no los usa de nuevo los olvidará. Necesitamos practicar lo que sabemos hasta que apenas nos demos cuenta de que lo sabemos, hasta que lo sabemos sea segunda naturaleza. Por ejemplo, no sabemos el mecanismo por el que hablamos, pero podemos hablar, porque aprendimos a hablar y lo practicamos todos los días.
Nuestro mundo se ha obsesionado con leer. Los exámenes de admisión son al menos la mitad sobre lecturas. Las personas se imponen unas sobre las otras citando los libros que han leído. Si no has leído uno que creen que es importante te pueden mirar con desdén(pero es realmente improbable que recuerden mucho del libro). Podrían recordar lo que estaban pensando o hablando después de leer el libro.). Estos son los tiempos modernos. Las cosas han sido así desde la invención de los textos. Dar clases siguió a la invención de los textos (así el texto se te podría leer). Pero todo esto se va a acabar pronto. Sócrates advirtió esto cuando discutía la invención de la lectura y la escritura:
[…] Porque esta invención producirá olvido en las mentes de esos que aprendan a usarla, porque no practicarán su memoria. Su confianza en la escritura, producida por caracteres extraños que no son parte de ellos desanimarán el uso de su propia memoria dentro de ellos. Habéis inventado un elixir, no de memoria, sino para que os recuerden; y ofrecéis a vuestros alumnos la apariencia de sabiduría, no verdadera sabiduría, porque ellos leerán muchas cosas sin estar instruidos y por tanto parecerá que saben muchas cosas, cuando en la mayor parte son ignorantes y difíciles de tratar, porque no son sabios, solo parecen sabios. (Fedro 272c-275c).
La lectura va a acabarse. Los libros van a desaparecer. Ya hay mejores formas de diseminar el conocimiento. Pero las escuelas son difíciles de cambiar. El entrenamiento es difícil de cambiar. La gente que ahora usa internet no puede imaginar una vida sin las herramientas que hay ahora. Pero nuevas herramientas van a venir.
La principal ventaja de leer es que podemos hojear y pasar a lo que nos interesa. Hojeamos más que leemos. Es difícil hojear cuando alguien está hablando. Y un día puede que no lo sea.
Proyecto El perdido Arte de la Conversación:
Todos los artículos de la serie El perdido arte de la Conversación
