Cómo descubrir nuevas historias en el sereno lago de lo cotidiano

Hay una técnica extremadamente sencilla y barata de conocer otras historias que no sean librescas o cinematográficas, que no estén contaminadas por la impostura comercial y que sean genuinas y verdaderas.
No tienes más que buscar una cafetería o salón de té no demasiado ruidoso donde haya parejas de personas hablando e invertir uno o dos euros . Entonces, localizas la pareja más prometedora y buscas una mesa cercana donde puedas escuchar a hurtadillas la conversación.


Ahora se abre ante ti un espectáculo de confidencias y conversación real en tiempo real entre dos seres humanos del que puedes aprender y quizá disfrutar mucho.
Es sorprendente la sensación de impunidad con la que gente habla en los lugares públicos sin que parezca importarles que los estén escuchando o puedan escucharlos. Actúan como si hubiera un contrato tácito en el que el vecino no presta atención a quienes tienen a dos metros de distancia.

En el espacio público abierto la gente se cree impune y libre del escrutinio ajeno. He sido testigo de rupturas sentimentales, discusiones de pareja, flirteos de dudoso gusto, discusiones familiares, conversaciones más o menos filosóficas sobre el sexo de los ángeles, meditaciones existenciales y un largo etcétera de situaciones cotidianas que habitualmente se producen en la privacidad o la intimidad.

En una cafetería de un hotel, he visto y escuchado negociar a un presidente de Comunidad Autónoma española recién elegido y al jefe del partido aliado de gobierno sobre cómo repartir cargos y acordar iniciativas de gobierno. Estaban a dos metros de mí, pero no parecía importarles que hubiera alguien oyendo, quizá pensaban que era un turista de paso. Ciertamente, se habían sentado en una mesa apartada, pero no repararon o no dieron importancia a que yo estuviera muy cerca, a tiro de oído, tecleando en un portátil aparentemente metido en mis cosas.

Restaurante la Chalana. Reunión de Koldo García y asociados

Creo que el fenómeno de hablar de temas íntimos, delicados o sentimentales sin miedo a ser oídos, es similar al de hablar con un desconocido en un tren o avión y contarle tu vida, quizá revelando actitudes y creencias insospechadas para la mayoría de la gente con que convives diariamente. El anónimo compañero de viaje sirve como una forma barata y potencialmente terapéutica de tener un interlocutor cautivo durante unas horas, desahogarte y sacar a la luz temas que no te atreverías a compartir con alguien más cercano o que incluso no te atreves a contarte a ti mismo. Luego os despedís y su cara se pierde en el mar de tu olvido. Se lava la culpa y se borra la confidencia.

Tradicionalmente, la confesión es el sacramento que ha permitido desnudarse y mostrar lo oscuro o incontable de uno mismo y experimentar el perdón y la catarsis o purificación del alma. Debilitado el sentido religioso católico, el extraño en el tren es ahora el potencial confesor, quizá el potencial cómplice en tu siguiente crimen.

Extraños en un tren. Alfred Hitchcock. 1951

A falta de sentimiento religioso o ritual de purificación o redención y un director espiritual, la conversación privada en un ámbito profesional puede satisfacer esa necesidad. Los psiquiatras, psicólogos o abogados son los profesionales que hoy en día asumen la función del sacerdote en la confesión. Un amigo receptivo o persona de confianza en una cafetería puede servir al mismo propósito.

Escuchar una conversación real, íntima, genuina –en la que no participas– es una de las formas más eficaces de entrenar tu capacidad de escucha, que es a su vez la habilidad esencial de un buen comunicador. Relevado del peso de tener que hablar, preguntar o intervenir, te puedes centrar en percibir los aspectos sutiles, verbales y paraverbales, de la conversación. No eres parte, pero sí juez, puedes evaluar sosegadamente el significado, intenciones de los interlocutores y dinámica conversacional con precisión de entomólogo.

Conversaciones de negocios

Hubo un tiempo en que iba a leer a un Starbuck en una zona de ejecutivos de grandes empresas y consultoras de negocios. Allí me familiaricé con los manierismos y jerga de ejecutivos intermedios. Por ejemplo, me hacía gracia cuando decían que habían hecho un negocio de 100.000 “pavos”(euros), palabra coloquial que solo había oído en películas de detectives americanos de los años 50. Aparentemente, en los últimos tiempos usaban ese término para darle un toque castizo-informal a sus conversaciones. No es un término que hubiera oído en otros estratos sociales o profesionales.

Las conversaciones de negocios pueden aburrir desde muy pronto, pero si prestas atención a los protocolos, expresiones, saludos, despedidas y fases de la conversación, enseguida descubres una plantilla comunicacional muy clara. Obviamente, los temas suelen tener que ver con gestión de equipos, la cuenta de resultados, proyectos y la minucia diaria de los clientes y los plazos de entrega.

ethos
Del gr. ἦθος êthos ‘costumbre’, ‘carácter’.

  1. m. Conjunto de rasgos y modos de comportamiento que conforman el carácter o la identidad de una persona o una comunidad.

Pantomima full tiene un video muy ilustrativo de este lenguaje y ethos de los ejecutivos de multinacional y los aspirantes de bajo nivel que los imitan para integrarse en el mundo corporativo. Cualquiera que haya frecuentado esta tribu profesional reconocerá la veracidad de este estilo comunicativo, incluyendo no solo palabras sino tambien gestos y apariencia personal.

Cómo escuchar de incógnito y no perturbar a los escuchados

El principal obstáculo a esta técnica de escucha es que puedas despertar recelo en los escuchados, que vean que “tienes puesta la antena”. En este caso, tu observación etnográfica queda viciada, pues en las comunicaciones humanas opera el principio de indeterminación de Heisenberg: los sujetos observados cambian su comportamiento en el momento en que se sienten observados; dicho de otro modo, los observados conscientes de la observación se comportan de manera distinta que si creyeran que están hablando en privado de manera confidencial. Es inevitable, somos animales teatrales.

Pero a diferencia de la física cuántica, en que no podemos engañar al electrón y evitar su cambio de momento, cuando se trata de especímenes del zoo humano, podemos evitar la perturbación de nuestra observación si hacemos creer que no estamos escuchando.

Recomiendo usar un portátil para tomar notas y colocarte unos auriculares como si estuvieras oyendo música; es conveniente que solo mires de cuando en cuando de reojo, que tengas abierta alguna hoja de cálculo o presentación de powerpoint y que asumas un gesto serio, concentrado y por momentos preocupado, como si lo que estuvieras haciendo fuera de importancia capital para el futuro del planeta.

También, y para relajar la pose, puedes canturrear imperceptiblemente o seguir el ritmo de una música inexistente con movimiento de dedos o ligero movimiento de cabeza. En definitiva, has de hacer pensar a los escuchados que estás metido en tu mundo, que tienes algo importante que hacer y así evitarás despertar sospechas.

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3 comentarios sobre “Cómo descubrir nuevas historias en el sereno lago de lo cotidiano

  1. Escuchar en el bus es mi sitio preferido. Me encanta tener 20 paradas por delante y yo con mi falso sodoku y mis auriculares en silencio escucho atentamente las vidas ajenas. Dado que en el bus suelen subir los mismos a las mismas horas soy testigo de sus filias y sus fobias a lo largo de los años. Gracias Homo Minimus por hacerme reconocer esta oportunidad. Amo estos momentos.

  2. Me encantó esta pelicula. La pongo en mi lista de revisionados. Lo de la.novela me parece gemial. Gracias por la.sugeremcia!

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