La verdad es la verdad , la diga Agamenón o Adolfo Hitler

Tras el excelente primer artículo sobre Cómo leer un libro con atención plena  de Rafael Tejado,  he seguido indagando sobre el arte de leer, y poco a poco he ido descubriendo más ideas que refuerzan y amplían mi técnica de lectura.

 

Abraham-Lincoln

 

Conozco gente que «lee» muchísimo, libro tras libro, letra tras letra, pero a lo que yo no calificaría de «bien leída». Aunque es indiscutible que poseen una masa de «conocimiento» , su cerebro es incapaz de organizar y registrar el material que han introducido en él. Carecen del arte de diferenciar lo que es valioso para ellos en un libro de lo que no tiene valor…

—Abraham Lincoln.

La esencia de la lectura está en la creación de mapas mentales o modelos del mundo con la ayuda de otra persona que se expresa por escrito. La comunicación a través de signos en una superficie plana es  lo más parecido a la telepatía o transmisión del pensamiento entre seres humanos.

Es posible coleccionar una masa ingente de detalles desconectados unos de otros o débilmente integrados. El problema de base, tal como apunta Lincoln al final de la cita, está en que no han decidido inicialmente por qué leen y para qué leen.

Si no decides cuál es tu norte antes de tomar un libro, qué es lo que buscas, no puedes localizar lo que es valioso o no. Y nadie puede decidirlo por ti  porque lo que es relevante es relativo a tus fines, proyectos y el conocimiento del que ya dispones.

 

Niccolo Machiavelli by Santi di Tito

 

Pues leer no es un fin en sí mismo, sino un medio para un fin…

—Nicolás Maquiavelo

Esto es algo que solemos olvidar. Leer no es bueno por sí mismo. De hecho, a mucha gente le vendría bien leer menos o mucho menos, como es mi caso. Para muchos, leer puede ser una actividad meramente lúdica, y eso  está bien, porque el fin es pasarlo bien, pero también puede ser una especie de ritual intelectual con el que creemos invocar al espíritu del conocimiento para que nos riegue con sus dones.

El consejo sobre lo bueno que es leer debería ser modificado. No vale leer cualquier cosa (“hay que leer lo que sea, aunque sean etiquetas de champú”, dicen algunos), tampoco  vale leer de cualquier manera.

Hay muchos otros medios de obtener información que pueden ser más útiles y satisfactorios: charlar con un amigo, iniciar un proyecto creativo personal o simplemente agudizar los sentidos para ser un mejor observador del mundo.

Y es así que mucho nos embarcamos en lecturas pasivas interminables que no añaden más que palabrería en nuestra mente y no contribuye a ningún fin más que una mejor imagen de nosotros mismos.

 

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Cuando el conocimiento que ha alcanzado de este modo está correctamente coordinado dentro del cuadro ya existente de uno u otro tema creado por la imaginación, obra como un correctivo o un complemento, perfeccionando así la exactitud o la claridad del cuadro…

sólo este tipo de lectura tiene un sentido y un propósito .

—Julián Marías, filósofo español

Cuando se lee activamente, con las técnicas para promover la atención plena que nos recomendó Rafael, estamos comparando y actualizando constantemente nuestros mapas mentales con la nueva información que nos proporciona el autor del libro.

Estamos en el mundo del autor y estamos en nuestro mundo, establecemos una conversación con el texto, como si fuera un buen amigo y en el camino enriquecemos nuestro conocimiento.

 

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El que domina el arte de la lectura correcta se da cuenta al leer un libro cualquiera, una revista o un folleto, instintiva e inmediatamente, de todo lo que en su opinión merece la pena recordar de forma permanente, bien porque es adecuado para sus propósitos o bien porque merece la pena saberlo de un modo general

He procurado leer de la forma correcta desde mi primera juventud, y me he visto felizmente apoyado en esta conducta por mi memoria y mi inteligencia. Mi periodo de Viena fue, en este sentido, especialmente fecundo y valioso.

—Adolf Hitler en Mein Kampf

La actitud de Adolfo de leer de forma correcta, no inconsciente, seleccionando lo que interesa para los proyectos personales, ignorando el resto, es digna de elogio. Es un buen ejemplo de lectura con intención unida a la seguridad en recoger los frutos de ella.

Sesgo de confirmación

Cuando uno tiene una teoría y empieza a creer en ella, casi mágicamente aparecen datos, observaciones y argumentos que lo confirman.  Son  como moscas que se pegan al papel pegajoso de la creencia y que no hacen más que aumentar su peso. Cuanto más creemos, más nos confirmamos, y más creemos, y más nos confirmamos, hasta que la creencia se convierte en una creencia  automática y tan intuitiva que dejamos de pensar en ella como discutible y sujeta a modificación.

Por eso, quizá en los últimos días he encontrado tantas citas que refuerzan mis ideas sobre una buena forma de leer, incluyendo la de Hitler.

 

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Un curioso personaje: Richard Feynman, autor de libros autobiográficos como: ‘Seguro que está de broma, Mr. Feynman’ o ‘¿Qué te importa lo que piensen los demás?’

 

Richard Feynman, el premio Nobel de Física, decía que una teoría científica es como una mujer de la que te enamoras:  al principio solo ves sus virtudes y belleza, aumentas el compromiso y decides casarte.

Tras la luna de miel, empiezas a encontrar sus inconsistencias (ya no es siempre tan comprensiva), sus defectos (su charla siempre tan sensata o intelectual ahora te parece monotemática o aburrida), pero ya es tarde porque estás casado con ella y hay demasiado en juego, es difícil dar marcha atrás.

Si lo hicieras, sería como reconocer que estabas equivocado desde el primer momento, así que reprimes la conciencia de estos defectos y los niegas (lo peor) o los aceptas y les otorgas un peso relativo no muy grande (lo mejor), considerándolos como propios de una persona de carne y hueso, igual que tú, con sus imperfecciones y contradicciones.

Es por esto que se suele decir que la ciencia no avanza por evolución sino por defunción, de funeral en funeral, cuando los científicos comprometidos con un determinado paradigma o sistema teórico fallecen y dejan paso libre a los más jóvenes, que todavía no se han comprometido por completo con ninguna idea y tienen espacio mental suficiente para inventar nuevas.

Lo racional, una vez que tuviéramos una teoría sólida,  sería buscar los datos o hechos que refutan nuestras creencias, para ajustarlas convenientemente. Esta es la lógica de la investigación científica según Karl Popper: conjeturas  + intentos de refutar las conjeturas iniciales para llegar a una verdad más aproximada o más grande, que mejor se ajuste a los hechos.

Sería estupendo que este proceso se pudiera producir en cada una de las mentes, pero es más habitual que la conjetura y la refutación se produzcan en mentes distintas, que necesitemos habitualmente una segunda mirada, más crítica y menos comprometida, para señalarnos los errores.

Disonancia cognitiva

En el caso de la mujer con la que estás comprometido y muestra un atisbo de imperfección, el desajuste es rápidamente olvidado o desestimado, a menos que la evidencia se acumule o se haga intolerable. Lo normal es que hagamos la vista gorda y sigamos comprometidos y sigamos con nuestras vidas en común.

Los psicólogos llaman disonancia cognitiva  a este fenómeno de desajuste entre nuestras creencias: “mi mujer tiene tal o cual defecto” y nuestra conducta y sentimientos: “vivo con ella, la quiero y deseo seguir viviendo siempre con ella”. La disonancia genera una tensión mental que lleva a su resolución: o bien eliminas o escondes o debilitas la creencia perturbadora , o bien dejas de sentir tanto amor y dejas a tu pareja;  lo normal es lo primero, que adaptes tus creencias a tu conducta y sentimientos.

En el caso de la cita de Hitler, a diferencia de las otras citas, la disonancia o  desajuste entre lo que creemos sobre la lectura y la frase de alguien que no nos cae simpático (por decirlo de manera extremadamente suave) es mucho mayor.  Si este dictador cree en algo como “la forma de leer correcta” es que su forma de leer correcta no tiene nada que ver con la mía o  si coincide en algo, tendría que poner en duda si mi forma es verdaderamente la correcta.

Esto es lo que sentí hace dos días cuando releía  y hojeaba Mein Kampf de Adolf Hitler: me encontré con la frase que he citado y pensé lo que acabo de comentar: que su sistema no tendría nada que ver conmigo o que si tenía que ver, seguro que había algo equivocado.

Pasadas unas horas, me di cuenta de que no estaba siendo racional, que estaba usando un argumento ad hominem, descartando una idea solo por su origen, por la persona que la presentaba, no por las pruebas o evidencia empírica y argumentos lógicos que la sustentaban.

En este caso, es un argumento ad hitlerum, pues el sujeto con el que asocio la creencia que empiezo a poner en duda (la conveniencia de la lectura de acuerdo a los propósitos personales “egoístas”) es Hitler, y “está claro que todo lo que defienda Hitler tiene que estar equivocado o ser sospechoso”.

Variantes de argumentos ad hominem y ad Hitlerum se usan todo los días: a mí me dicen que estoy loco o que soy un inmaduro, y con eso intentan desactivar mis  aplastantes argumentos en los debates.

 

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El cantante Daddy Yankee, cuando recibió una crítica del director de la orquesta sinfónica de la República Dominicana sobre el contenido violento de las  letras del Reggaetón, respondió con este comentario:

“Si la música urbana es un veneno para la sociedad, la música clásica entonces es peor, partiendo de que la música que prefería Adolfo Hitler era la clásica.»

Al calor de estas observaciones escribí un tuit semi-polémico :

«Estoy releyendo Mein Kampf y me doy cuenta de que Hitler tenía ideas muy válidas»

 


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Mis seguidores en twitter son gente de mente abierta, generalmente civilizada,  y no protestaron (o bien no lo leyeron), pero uno  de ellos, @greennybryant,  no pudo menos que decir, quizá temiendo por mí:

‘Decir eso en Twitter es como pegarte un cartel en la frente que ponga “matadme” ’

Luis Andés, más optimista, añadía:

«Esto va a ser divertido»

Soy consciente de que defender ideas razonables que vienen de mentes irrazonables o malvadas no es popular, pero una buena idea no debería ser contaminada por quien la profiere.

Finalmente, porque no podía soportar tanta tensión, vencí la disonancia cognitiva  entre  mis sentimientos sobre el personaje histórico alemán y mis  ideas sobre la forma de leer correctamente y con aprovechamiento a través de la reafirmación de otra creencia:  “Ser malo no es ser estúpido”. Y también: «ser estúpido no convierte automáticamente en estúpido todo lo que dices o haces».

Esto me permitió disolver la disonancia y seguir con mi vida y mis esfuerzos por encontrar una forma de leer más provechosa, aunque en algunos elementos siga compartiendo las ideas de Adolfo Hitler.

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PD: todas las citas sobre el arte de leer eran de Hitler, las puedes encontrar desperdigadas en Mein Kampf. Las atribuí falsamente a Abraham  Lincoln, Maquiavelo y el filósofo Julián Marías. Tómalo como una licencia poética.

29 comentarios sobre “La verdad es la verdad , la diga Agamenón o Adolfo Hitler

  1. Leí tu tuit, mas no respondí por estar en otra cosa.
    Confieso que no leería a Hitler: estoy muy condicionado. Mas si no hubiese tenido «ideas válidas» (van las comillas pues el punto de conflicto anda por aquí) no habría llegado a donde llegó, para bien y para mal.
    Crear síntesis animándose a un espectro amplio de fuentes, implica al menos un coraje intelectual que por ahora no tengo. Y separar el trigo de la paja es un esfuerzo necesario pero que hacen poc@s.
    Gracias por lo de «tener la mente abierta», mas eso es solo parte de la tarea.
    Yendo al tema del artículo: hace rato que leo aplicando estas técnicas y no sé si hago bien. Antes leía disfrutando muchísimo, ahora tiene que ser algo divinamente escrito para que me atrape, sino lo descarto saltando al final en diez minutos. Si soy generoso.
    Hay una tendencia a lo barroco interminable en los libros actuales, antes había más contundencia a la hora de escribir. Y apenas percibo eso no quiero perder más tiempo. Mas también leí demasiado y olvidé muy poco, asi que creo tengo overflow en mi cerebro y ya me cuesta mucho tener inputs nuevos. Me queda volverme puro output o -de ser posible- formatearme la cabeza, mas con esto ya cambiamos de tema.

    Abrazos

  2. Muy interesante. Cuando lo lea con calma seguro que mejor… 😉

    Pero como anticipo quería comentar que un año me tocó leer un periódico con cuyas ideas no comulgaba en absoluto. Me pareció al final un ejercicio muy interesante ya que a diario se producía una discusión mental que te hacía estar muy despierto. Discutía hasta con las noticas deportivas. Fue un poco agotador.

    1. En vez de discutir, te propongo jugar al juego de la suspensión de la incredulidad y buscar la mejor interpretación posible de todo lo que leas, por alejado que esté de tus ideas.
      Salud.

  3. Tres comentarios por mi parte, a cual más personal:

    1º Una gran entrada, como todas, gracias. Dice mucho, aporta mucho y, en mi caso, me hacer reafirmar en que tenemos que leer y escuchar textos y opiniones de todo tipo para formar la nuestra e irla cambiando (formando) según se tercie.
    2º Al hilo de lo anterior, no comparto esta frase tuya «hasta que la creencia se convierte en una creencia automática y tan intuitiva que dejamos de pensar en ella como discutible y sujeta a modificación.». Creo que debemos tender a no tener creencias indiscutibles, TODO (desde mi punto de vista) deber ser discutible y modificable.
    3º Lei tu tuit y mi primera intención fue contestar que tienes razón pues también me he leído «Mi lucha» y si, me pareció que tenía algunas ideas válidas. Luego contesté que iba a ser divertido pues imaginé que aquello se convertiría en un linchamiento de los bienpensantes hacia ti.

    Y como he escrito antes, si te interesa un tema, lee y escucha opiniones de todo tipo. Las que confirman tu teoría pero, sobre todo, las que la refutan.

    Un saludo.

    1. Luis Andés, sobre el punto dos estamos de acuerdo al 100%: deberíamos intentar no tener creencias indiscutibles o inmunes a la crítica o las pruebas en contra, por muy evidentes que parezcan.
      Lo que digo es que nuestra tendencia no es esa, es justo la contraria: a que cristalicen, a que se vuelvan automáticas y dejemos de ser conscientes de ellas. Mi observación es sobre una cuestión de hecho, no de valor, no es lo que yo considero correcto.

  4. En otros temas no sé cómo serían las ideas del señor Adolfo, pero en lo que se refiere a la lectura si que parecen bastante sólidas. Sobre todo cuando habla de saber discernir lo valioso de lo que no aporta nada.

    En el experimento ya he superado esa primera fase de prefectura en la que fijaba las 3 preguntas que quiero poder responder (ha sido la primera vez que lo hago en mi vida, a pesar de saber que era una actividad muy provechosa) y ha cambiado por completo mi forma de leer. Estoy bastante impresionado, la verdad. El saber qué es lo que estoy buscando hace que mi atención esté por las nubes. Favorece el «diálogo» con el libro, cuestionándome y haciendo preguntas frecuentemente, y además lo que voy leyendo permanece como un pequeño eco a lo largo del día.

    Muy buen artículo Homo Minimus 🙂

    1. Me alegro de que el experimento esté resultando un éxito. Será muy interesante leer tus descubrimientos cuando acabes con él.
      Gracias por tu trabajo y por compartirlo con todos.

  5. Leí ayer tu artículo. En ese momento no me gustó y no supe descubrir por qué. Me desconcertó. Creo que si lo hubiera escrito otra persona que no fueras tú, ni siquiera lo hubiera terminado de leer. Sentí el impulso de comentar lo que en aquel momento me pasaba por la cabeza. Y me puse a ello. Pero tras unos minutos de escribir y borrar y volver a escribir y borrar de nuevo, lo dejé. Era incapaz de ordenar mis ideas. Rebotaban unas con otras en mi interior ( como cuando las hormigas se «empujan» alrededor del hormiguero) .Opté por reposar la lectura y no comentar nada en ese momento. Y me fui a dormir.
    Ya en la cama confieso que le di vueltas. Y me hacía estas preguntas: ¿Y si todas esas enseñanzas sobre la lectura las hubiera extraído Homominimus de un libro escrito por un sanguinario etarra de esos que mataron hace unos años a más de uno de mis conocidos? ¿Me hubiera desconcertado el artículo de la misma manera? ¿Más? ¿Menos? ¿Igual? Sentí asco por toda esa gente. Repulsión por ellos y por sus ideas. Estén o no reflejadas en libros. Y me dormí con mal sabor de boca.
    Hoy he vuelto a leer tu artículo.
    Y sigo dando vueltas al concepto de disonancia cognitiva y a la dificultad que encuentro para extraer enseñanzas que emanan de mentes perversas ( la tuya no, la de ellos).
    Un abrazo Homominimus,
    Diana

    1. Si te da que pensar, ya ha tenido éxito el artículo.
      Ahora llevemos tu dificultad para extraer enseñanzas a gente que no es asesina, que simplemente te cae mal. ¿Eres capaz de separar tu emoción de las ideas?

      1. Si se trata de gente que simplemente me cae mal, sí soy capaz.
        Con la gente que comete actos moralmente inaceptables, no. Para mí pierden autoridad.
        Es como si me enterase que tú te dedicas también al tráfico de drogas y mujeres en tus ratos libres. Dejaría de seguirte y no querría aprender más de ti. Buscaría otro modelo minimalista a quien seguir.

  6. Yo en esto no sé si soy afeminada o emocional, pero normalmente cuando la persona de un autor me resulta inaceptable (ya no me refiero a este caso, sino a autores que, por ejemplo maltrataban a sus mujeres o hijos), directamente su obra deja de existir para mí. No leo, no escucho, no tengo nada que aprender de alguien que no ha tenido la capacidad de aprender a ser siquiera persona. Una mente, por elocuente que sea, no es nada si no tiene un alma humana que la sostenga y le aporte sentido. Los argumentos inteligentes dejan de serlo si no tienen un soporte humano. En este caso, hay absoluta falta de cualquier cosa que se parezca a un alma humano, por lo tanto sus argumentos a mi plim.

    1. Estoy de acuerdo con Anca. Definitivamente.
      Seguro que hay otros personajes mejores que este de los que podemos aprender.

  7. Reconozco que no he leído el post entero, porque hasta donde he leído me ha resultado un poco pretencioso, pero estando Hitler en el título, no me he podido resisitr a entrar.

    Yo sé que mis ideas no son populares y que la gente suele malinterpretar, y por ello me las quedo para mí. Desde que soy una cría me he sentido fascinado por la segunda guerra mundial, por Hitler, por el horror, por cómo «personas normales» pueden ser capaz de lo peor, etc. No nos olvidemos que tan cabrón fue Hitler como los buenos ciudadanos de a pie que en lugar de cuestionarse si lo que veían hacer a sus vecinos menos afortunados, era normal o no. No cuestionaron la autoridad, no se cuestionaron sus propios valores, ni nada y eso, desde mi punto de vista es mucho peor que «ser» un Hitler…así que me repatea enormemente que se trate a Hitler como si hubiera sido un monstruo (que sí, lo fue, pero, y es que acaso desafió la estadística y es el único monstruo que hubo y hay entre nosotros? no, hay montones de hitlers entre nosotros) y a la gente que lo siguió, gente normal, como tú y como yo no. Estoy de la hipocresía y la ignorancia hasta el potorro. He vivido en Alemania, y pude ver muy claro, porque lo que ocurrió allí se podría volver a dar sin problemas. Y por una mezcla del modo de ser alemán y porque son seres humanos. Todos los seres humanos somos capaces de lo mejor y de lo peor, dependiendo de en qué contexto nos pongan.

    Por otro lado, y sin irme tanto de tema, que a Hitler se le fuera la pinza, no quiere decir que ese hombre no tuviera potencial. En sus ojos veo la maldad que viene de muchos años de incomprensión, una voluntad férrea y un niño herido. He leído biografías suyas, y estoy convencida, de que si hubiera tenido una infancia normal o al menos se le hubiera permitido expresar su sensibilidad, ahora hablaríamos de Hitler como uno de los grandes artistas del siglo XX. Pero entre el puteo del padre, del pueblo y los rumores que corrían de la familia y la época en la que le tocó vivir, juntado con su personaldiad, fueron un cóctel molotov y encontró salida a su creatividad en ser el mesías salvador de su patria en una época de profunda crisis (de qué me suena esto…). Total, que el loco no nace, se hace y que claro, el tipo tenía ideas muy válidas y al final, las ideas no tienen la culpa, sino la interpretación que se haga de ellas. Igual que la religión no tiene la culpa de las guerras durante la historia, sino que los catetos que no saben leer e interpretar y pensar, hace que una idea se tome como pretexto para cometer atrocidades.

    Nada nuevo bajo el sol, qué le vamos a hacer.

    1. Yo también he sido un estudioso del nazismo y la II guerra mundial. Me parece un periodo fascinante. Dice tanto sobre las posibilidades e imposibilidades humanas. Cuando todo se lleva al extremo, como en en este artículo, se ven facetas de la realidad que en entornos más cotidianos no están claramente perfiladas.

      1. «Dice tanto sobre las posibilidades e imposibilidades humanas.» Justo eso es lo que siempre me ha atrapado y lo voy observando en todo lo que veo desde niña. No lo habría resumido mejor. 🙂

      2. El artículo de mañana te va a gustar. Creo que te vas a sentir identificada (para bien o para mal, no lo sé, pero espero que lo comentes).

  8. Y por ideas válidas no me refiero a exterminar a gente que él consideraba que jodían la raza aria….que lo explico, porque sino ya me veo por dónde van a ir los tiros. No, ahí desde luego su idea fue una mierda gorda y que es fruto de sus propios traumas (una persona con traumas teniendo el poder es casi más peligroso que un tonto al poder) y de interpretar las ideas de Nietschze, cuando hablaba del Übermensch, como le salió de ahí…

    Cuando me refiero que podía tener ideas válidas, me refiero a lo que el autor del post se refiere, que el tipo era inteligente y que cuando no se dejaba llevar por sus neuras, que eran muchas, podía tener muchas ideas buenas, ya que era un tipo inteligente. Y que de haber tenido otro tipo de vida, haberse encontrado con la gente adecuada o qué se yo, sus ideas más reaccionarias no hubieran tenio lugar.

    Bueno, y lo dejo aquí, y el que quiera entender que lo entienda y el que no, pues no.

    1. «Atreverseacambiar»:Me has llamado hipócrita e ignorante?
      Ah… Vale… Buff..Qué susto! Por un momento pensé que te referías a mí y a los que no pensamos como tú.
      Estás enfadada con el mundo? O enfadado? ( lo de potorro y sentirte fascinado con «o» me ha despistado un poco…)

  9. Jajaja, no, no iba por nadie en particular y por todos en general. De hecho, al escribir lo que he escrito no había terminado de leer el post (que haré en otro momento) y me fui directamente a la parte que me llamó la atención. Por no leer, no he leído los comentarios, así que quien se pica, ajos come!!! Pero gracias igual por tu comentario, porque realmente es más fácil ver desde fuera que a veces reaccionamos a las cosas según nuestro estado en ese momento y según lo que creamos de nosotros mismos.

    ¿Importa si soy mujer u hombre? ¿cambia en algo el cómo me vas a ver? ¿importa si estoy enfadado o enfadada con el mundo? Si quieres te respondo con gusto a eso. Sí, estoy cabreada con el mundo, y es que no es para menos. Como raza somos de lo peorcito, capaces de cargarnos nuestra especie, y las demás. Por otro lado, esto es normal dentro de un punto de vista biológico, pero no puedo más que cabrearme. Porque igual que tenemos el potencial para lo malo, también lo tenemos para lo bueno (y de eso también hay grandes ejemplos, menos mal). Pero sin duda, lo que más me enfada del mundo, o más concretamente, de la gente, no es que no piensen como yo (menudo coñazo, además, si dependiéramos de todo lo que yo pienso, nos íbamos al carajo pero ya)…lo que más me jode es la falta de espírituo crítico, el no ir más allá, el quedarse en la superficie de las cosas. Igual entiendo que no todo el mundo tiene ese interés y aptitudes, y que otros tienen aptitudes que los que somos más críticos, no tienen. Y está bien que así sea. Reparto de tareas.

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